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Bautismo y participación en la muerte de Cristo en Romanos 6,1-14

Segundo Azo Salazar

Introducción

El capítulo 6 es el inicio de una sección mayor conformada por los capítulos 6-8, donde Pablo va a desarrollar la manera en que se hace efectiva la justicia de Dios en la vida del cristiano. Al reiniciar esta sección con una pregunta retórica, Pablo se adapta al patrón de las cartas de la cultura helénica de su tiempo posiblemente usando la diatriba.

Para S. Stower, Pablo responde objeciones a este Evangelio hechas por una imaginaria discusión judía y lo hace para censurar las actitudes de arrogancia que tienen los judíos en cuanto a aceptar su evangelio a los gentiles,1 por supuesto sin ajustarse del todo a la forma por tener que presentar verdades divinas.

Para analizar el capítulo 6 de la Epístola a los Romanos, se seguirán las divisiones propuestas por T. Schreiner, quien divide esta sección en cuatro partes: (a) los creyentes han muerto al pecado (v. 2); (b) cómo los creyentes murieron al pecado (vv. 3-5); (c) resultados de la libertad del pecado (vv. 6-10); (d) imperativo a vivir en la libertad del pecado (vv. 11-14).2

Antes hay que advertir que la gente a la que se dirige esta epístola estaba expuesta a la herejía de inferir que, visto que la salvación no depende de las obras sino que descansa totalmente en la gracia, el hacer buenas obras es innecesario; en realidad podría llegar a ser un obstáculo para un desarrollo espiritual pleno. Si la salvación es el producto de la gracia, ¿por qué una vida de pecado no podría ofrecer a la gracia un amplio campo para operar? ¿Por qué no continuar en pecado para que abunde la gracia?

En los capítulos previos, Pablo había estado proclamando con cálido entusiasmo las riquezas de la gracia de Dios. A algunos de los destinatarios de la epístola les parecía que este predicador misionero escritor estaba minimizando el valor de las obras. Ellos pensaban: “Si las obras cuentan tan poco, ¿para qué ocuparse siquiera de hacerlas? Además, si la gracia es lo más importante, ¿por qué no pecar abiertamente con gusto para dar a la gracia la oportunidad de actuar, de hacer su obra?”. El capítulo 6 es la respuesta directa y vigorosa de Pablo a esta fantástica distorsión de su divinamente inspirada presentación de la doctrina del pecado y de la gracia, pregunta que surge como resultado también de la enseñanza de Pablo tocante a la ley, cuando afirma que “la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo” (5,20-21).

Es en este contexto que Pablo va a formular las declaraciones de los capítulos 6-8, y en este caso específico de 6,1-14.

Planteo de la pregunta (versículo 1)

En el versículo 1, Pablo reintroduce el diálogo con los oyentes judíos y gentiles con la pregunta: ¿qué pues diremos? Es una declaración que se repite siete veces en la Epístola a los Romanos (3,5; 4,1; 6,1; 7,7; 8,31; 9,14; 9,30), como una frase propia del apóstol, cuando lo que tiene que decir es controversial y se requiere corregir una mala interpretación. Además, esta expresión propia de Pablo es usada para servir de nexo entre el pasaje precedente y lo que viene a continuación. Según J. Dunn, la pregunta misma no indica la introducción de una digresión.3

La pregunta de Pablo resulta ser una ironía: “¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?”. Toma de esta manera la forma de pensar de sus oyentes. El verbo ἐπιμένωμεν básicamente significa “permanecer”, “quedar” (1 Co 16,8; Flp 1,24). También significa “perseverar” (Rom 11,23; Col 1,23). El verbo, para Dunn, tiene una alusión de obstinada determinación, la fuerza de “permanecer en la esfera de” como en 11,22. En el contexto inmediato, la frase es más equivalente a “dejar que el pecado se enseñoree de nosotros” (6,14).

En Romanos, el término ἁμαρτία, “pecado”, como sustantivo, se repite veinte veces, ocho de las cuales están en el capítulo 6. Para Pablo, ἁμαρτία significa “fracaso”, “errar en el blanco”, por lo que permanecer en el pecado significaría continuar fracasando, seguir errando en el blanco. Esto es lo que irónicamente Pablo les está diciendo: ¿Perseveraremos fracasando, errando el blanco, para que la gracia abunde?

Los versículos donde ocurre ἁμαρτία en el capítulo 6 son los siguientes: 1-2, 6-7, 10-14, 16-18, 20, 22-23. Todo esto es visto aquí para ser entendido como una personificación del pecado, un actor en la escena de la historia humana, la característica que podría enlazar aun a los cristianos como resultado de la influencia adámica.4

Es en este trasfondo que Pablo va a volver a mencionar el término χάρις “gracia”, que Pablo utiliza unas cien veces en sus epístolas. El significado en los escritos de Pablo se refiere al abundante amor salvador de Dios para los pecadores según se revela en Jesucristo. No comprende solo la misericordia y la buena voluntad de Dios para perdonar, sino que es un poder activo, vigorizante y transformador para salvar.5 En otras palabras, llega a ser el don o el regalo inmerecido que Dios otorga al pecador arrepentido, no solo para perdonarlo, sino para restaurarlo.

La gracia en este contexto puede ser dada (12,3), todo lo abarca (5,20), enseña (Tt 2,1-12), afirma el corazón (Hb 13,9). En algunos casos, “gracia” parece casi equivaler a evangelio (Col 1,6), y en general, a la obra que Dios ejerce.6

En el capítulo 5, Pablo ha dicho que la gracia abundó por Jesucristo. También ha dicho que cuando el pecado abundó (por la introducción de la ley), “sobreabundó la gracia” (v. 20), “para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo” (v. 21).

Por tanto, si la gracia es un poder activo, vigorizante y transformador, es imposible que esta gracia “sobreabunde”, “se extienda”, cuando más se persista o persevere en el pecado, como estaban argumentando sus interlocutores.

Los creyentes han muerto al pecado (versículo 2)

La respuesta que Pablo va a dar a semejante distorsión de la verdad es contundente, y por el énfasis de esta, el apóstol responderá que la gracia es un poder activo y no pasivo, y que el falso argumento desdice la manera como opera la gracia de Dios en la vida del cristiano que ha muerto al pecado. La respuesta es la que aparece en el versículo 2: μὴ γένοιτο “en ninguna manera”, “jamás llegue a suceder”, “jamás acontezca”, “que nunca suceda eso”. Jamás suceda. Los que hemos muerto al pecado, ¿cómo aún viviremos en él?

La fórmula μὴ γένοιτο se encuentra mayormente en los escritos de Pablo (catorce veces, diez en Romanos: 3,4.6.31; 6,2.15; 7,7.13; 9,14; 11,1.11; 1 Co 6,15; Ga 2,17; 3,21; 6,14). Puede negar fuertemente algo sugerido, y Pablo la usa así unas doce veces.

Según el Comentario Bíblico Adventista, μὴ γένοιτο literalmente significa ‘no acontezca’ y siempre la usa Pablo para expresar un pensamiento de profunda repugnancia. La expresión hebrea correspondiente es literalmente ‘cosa profana, abominable, impensable’ (ver 1 Sam 20,2).

El argumento de Pablo, según el Comentario Bíblico Adventista, es que vivir en pecado no armoniza con haber muerto una vez a él.7 El tiempo, según Dunn, es exhortativamente enfático para decirles a sus oyentes que alguna cosa decisiva ha ocurrido en ellos.

La pregunta “¿cómo viviremos aún en él?” tiene que ver con vivir aún en el pecado. Para ello, Pablo usa el verbo ζήσομεν, que es un futuro indicativo activo, que por el tiempo y la voz puede indicar querer seguir viviendo en el pecado aun en el futuro. También es utilizado por Pablo al dirigirse a los corintios en su segunda carta (13,4), para recordarles que Cristo “aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios”. Pues también nosotros somos débiles en él, pero ζήσομεν “viviremos” con él por el poder de Dios. Y en Hebreos (12,9), para hablar de la disciplina y la obediencia a los padres, Pablo pregunta: “Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus y viviremos” (ζήσομεν).

El contraste, por tanto, que Pablo discute aquí y es el que propone Dunn, es el tema de la muerte al pecado y la vida bajo la gracia, el cual está documentado por el uso del lenguaje bautismal en los versículos 3-4; pero también por diferentes elaboraciones del tema de la muerte y de la vida en los versículos 5-6.8

¿Cómo los creyentes han muerto al pecado? (versículos 3-5)

Lo que Pablo discute en esta sección es la manera en que los creyentes sinceros han muerto al pecado. Pablo trae a colación la experiencia del bautismo como el acontecimiento que marcó la muerte del creyente con Cristo, experiencia que debería haberlos conducido a una nueva vida por la experiencia que Cristo pasó de la resurrección de entre los muertos. La pregunta es esta: “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, en la muerte de él hemos sido bautizados?”.

El verbo principal ἐβαπτίσθημεν está en aoristo pasivo como en 1 Corintios 10,2, y se refiere a lo que les sucedió a los israelitas con Moisés, como resultado de haber estado bajo la nube y de haber cruzado las aguas del mar Rojo. Los israelitas fueron colocados en una relación íntima con sus dirigentes, pues el contexto dice que “creyeron a Jehová y a Moisés su siervo” (Ex 14,31).

Este verbo también está en correspondencia con Hechos 2,41 y 19,5 donde se hace alusión a todos los que fueron bautizados en ocasión del Pentecostés, cuando había “extranjeros de Roma, tanto judíos como prosélitos” (Hch 2,10).

Para el Exegetical Dictionary of the New Testament, el mandamiento concerniente al bautismo en Romanos 6,3 incluye cuatro factores: (a) el bautismo une a quienes están bautizados con la muerte de Cristo, (b) el bautismo hace que los bautizados lo estén en el sacrificio de Cristo, (c) el bautismo completa el cambio decisivo en la nueva vida, y (d) el bautismo presenta al creyente como la nueva creación (2 Co 5,17).9

David F. Wright comenta acerca de la respuesta que Pablo dio a sus oyentes: “¿Continuaremos en el pecado para que la gracia sobreabunde?” (Rom 6,1). Para Wright, es extraordinario que Pablo haya citado el significado de la experiencia bautismal (vv. 2-4), siendo que el lenguaje del Nuevo Testamento es muy realista acerca de lo que significa. Wright afirma en base a la tradición apostólica que el bautismo de los creyentes era fuertemente formativo en la experiencia del cristiano preconstantiniano. El bautismo es descrito en una rica variedad de imágenes que hablan de lo decisivo de su experiencia: muerte y vida, sepultura y resurrección, nacimiento y nuevo nacimiento, tinieblas y luz… Así, para Wright, muchas imágenes bíblicas acerca de la salvación pueden ser encontradas en el bautismo.10

Por tanto, al referirse Pablo a los que “hemos sido bautizados en Cristo” puede tener en mente la experiencia de los israelitas bajo la nube, como la experiencia del bautismo cristiano practicado por Juan, sancionado por Jesús y ejecutado por los apóstoles en ocasión del Pentecostés. A esta experiencia se refiere Pablo cuando se dirige a sus oyentes para recordarles la unión que habían experimentado en Cristo en ocasión del bautismo como símbolo de su muerte.

La frase “en Cristo Jesús” significa en unión con Jesucristo.11 La pregunta retórica va a ser completada con la frase “en su muerte hemos sido bautizados”; el trasfondo de la afirmación de Pablo es la declaración del primer kerygma cristiano en 1 Corintios 15,3-5: “Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras, que fue sepultado y resucitó al tercer día conforme a las Escrituras…”. En este sentido, el cristiano bautizado ha declarado públicamente su unión en Cristo a través de su muerte al pecado, por lo cual Pablo añade: “Fuimos sepultados juntamente con él por el bautismo en la muerte, así que como resucitó Cristo de la muerte por la gloria del Padre, así también nosotros en novedad de vida andemos”.

La declaración del versículo 4, “fuimos sepultados juntamente con él”, tiene un verbo compuesto por la preposición σύν, la cual va a coordinar con el sustantivo en genitivo para expresar relación.

Según Kittel, el uso de la preposición σύν en Pablo indica que su sentido es siempre “juntamente con” (Rom 6,4.14-15, etc.). La frase “con Cristo” ocurre en Pablo doce veces. El bautismo es de significado decisivo aquí (Rom 6,1 y 5,12-21). Pablo ha contrastado al segundo Adán con el primer Adán. La unión del individuo con el cuerpo personal de Adán es afectada por el nexo de comienzo y nacimiento, mientras la unión con Cristo es por el bautismo… Para Pablo, el bautismo es el reconocimiento del dominio de Jesucristo. En el bautismo, ellos están apropiándose de él… ellos están unidos a su muerte, la cual el murió por el pecado. Ellos están unidos con Cristo y también muertos al pecado (Rom 6,8.10).12

El verbo “resucitó” o “resucitado”, como en Romanos 4,25 “resucitado para justicia nuestra”, es un indicativo aoristo pasivo e indica que el rito del bautismo señala en dos direcciones: hacia atrás, a nuestra muerte al pecado; y hacia adelante, a nuestra vida nueva en Cristo, “por la gloria del Padre”, donde la palabra gloria también significa “poder”, como el atributo que se manifestó en la resurrección de Cristo (Rom 1,4; 1 Co 6,14; Ef 1,19.20).

El verbo περιπατήσωμεν “andemos”, “vivamos”, aparece también en Romanos 13,13 y Efesios 2,10 y es predominantemente de uso paulino (ver también 8,4; 14,15; 1 Co 3,3; 7,17; 2 Co 4,2; 5,7; 10,2-3; 12,18; etc.). Este verbo está compuesto por la preposición περί que significa “junto a”, “alrededor de”, “cerca de”; y πατέω “ando”, “camino”. Con ello, Pablo les está diciendo a sus oyentes que la unión del cristiano con Cristo a través del bautismo se manifiesta en un caminar juntamente con Jesús. Esta unión es lo que ha hecho posible que el cristiano viva la nueva vida con Cristo tal como el apóstol lo dice en Romanos 6,5: “Porque si fuimos plantados junto con él, en la semejanza de la muerte de él, también en la de su resurrección lo seremos”.

La preposición γάρ, “porque”, va a ser utilizada hasta cinco veces por Pablo en esta sección (ver 6,5.7.10.14) y lo hará para confirmar y dar seguridad a sus oyentes, en cuanto a los argumentos que irá entretejiendo.

El significado del adjetivo σύμφυτοι es “plantados juntamente con”. El Comentario Bíblico Adventista traduce “unidos”: “dícese de árboles que crecen juntos, llegando a confundirse el uno con el otro”.13 El adjetivo está compuesto por la preposición σύν e indica, como ya se dijo, relación con el sujeto Cristo, con quien va a compartir dos atributos: “su muerte” y “su resurrección”. La idea es la de compartir, de tener una relación íntima. Es la descripción de la unión vital que existe entre Cristo y los que participan de una comunión intima de fe con él.14

La forma en que termina este versículo es muy breve. Solo dice: “... sino también de la resurrección lo seremos”. Pablo destaca que, así como el creyente participa de la semejanza de la muerte de Cristo muriendo al pecado, así también debe participar en la semejanza de la resurrección de Cristo resucitando a una nueva vida de justicia. En ambos casos, está demostrado su unión vital con el Salvador.15

Resultados de la libertad del pecado (versículos 6-11)

La muerte juntamente con Cristo ha hecho posible todo esto: (a) que el viejo hombre fuese crucificado juntamente con Cristo; (b) que el cuerpo del pecado sea destruido; (c) que no sea más esclavo del pecado; (d) que quede libre del pecado; (e) que viva juntamente con Cristo; y (f) que se considere muerto al pecado, pero vivo para Dios en Cristo Jesús. Por los tiempos verbales en participio, la sección mostrará que la libertad del pecado es un caminar continuo en el Señor, lo que se inició con la muerte al pecado en un momento definido por el pasado aoristo.

Una traducción personal de Romanos 6,6 sería la siguiente: “Sabiendo esto que el viejo hombre nuestro fue crucificado juntamente con él, para que fuese destruido el cuerpo de pecado, a fin de no ser esclavos del pecado”.

Con el uso del verbo en participio, “sabiendo esto”, en contraste con “o ignoráis que” (v. 3), Pablo da por sentado que sus oyentes han reconocido la unión vital a que se ha hecho referencia en cuanto a la unión con Cristo en su muerte y resurrección. El participio sin artículo y acompañado de un pronombre va a cumplir una función adverbial, según Roberto Hanna,16 indicando de este modo un cambio en la idea principal, de ignorancia pasada a conocimiento relacional con Cristo. Cranfield así lo afirma cuando dice que Pablo está introduciendo otro factor relevante para su argumento (ver v. 9).17

Uno de estos factores relevantes es la expresión “que el viejo hombre nuestro fue crucificado juntamente con él”. El adjetivo “viejo” con el sustantivo “hombre” están en perfecta concordancia en caso, género y número, para describir la naturaleza del hombre de pecado. Este hombre de pecado es el que “fue crucificado juntamente con él. Esta es la misma idea expresada por Pablo a los Gálatas: “Con Cristo estoy juntamente crucificado” (2,19-20). Como dijera Cranfield, nuestra naturaleza humana caída fue crucificada con Cristo en nuestro bautismo en el sentido de que en el bautismo recibimos la divina señal de que fuimos crucificados con Cristo en el Gólgota,18 donde la declaración ἵνα καταργηθῇ “para que fuese destruido” tiene el sentido religioso exclusivo del apóstol Pablo y significa “hacer completamente inoperativo”, “poner fuera de uso”.19 En el contexto de las cartas paulinas, significa “destruir” (1 Co 13,11) y “remover de la esfera de actividad” (Rom 7,2). Esto es lo que Pablo está diciendo a sus oyentes: que el hombre viejo de pecado ya fue destruido. Por el modo que usa Pablo está expresando un anhelo presente y futuro y por el uso del aoristo es una experiencia que fue vivida por aquellos que fueron bautizados en Cristo Jesús (Rom 6,3).

Lo que será destruido es “el cuerpo de pecado”, es decir el cuerpo como sede del pecado, el cuerpo que pertenece al pecado y es regido por el poder del pecado y cuyos miembros son instrumentos de iniquidad (Rom 6,13). En otros pasajes, hay expresiones similares, tales como la de Romanos 7,24: “este cuerpo de muerte”, que significa “el cuerpo que está condenado a morir”; y la de Colosenses 2,11: “el cuerpo pecaminoso carnal” o sea, “el cuerpo con tendencias a servir a sus propios impulsos carnales”.20 Esto debe ser así “a fin de que no sirvamos más al pecado”, donde el verbo principal de esa oración es δουλεύειν y significa “servir”, “esclavizar”; como en Romanos 7,6; Gálatas 4,9; 1 Tesalonicenses 1,9, donde Pablo invita a los creyentes a ser esclavos o siervos de Dios y de Cristo. Por ello, en la introducción a la Epístola a los Romanos, Pablo mismo se presenta como un “siervo de Jesucristo” o “esclavo de Jesucristo” (Rom 1,1).21

La declaración “hemos sido justificados del pecado” tiene un verbo en perfecto pasivo, lo que indica a los oyentes que la obra de la justificación es continua y sus efectos estaban obrando hasta el momento.22

Además, el verbo δεδικαίωται de δικαιόω “significa poner en una relación justa a alguien, declarar y tratar como justo a alguien”. Para Pablo, la justicia de Dios es esencialmente un obrar de Dios para con su pueblo, adecuado a la propia naturaleza divina y determinado por la fidelidad a la alianza; por medio de esta acción, él constituye a su pueblo una nueva humanidad (el Israel de los judíos y de los gentiles).23

Por consiguiente, solo el que ha muerto al pecado ya está justificado (Rom 6,7) y puede hacer la voluntad de Dios (6,10).

Nótese que el texto del versículo 8 está construido teniendo en cuenta las condiciones que deben darse para que los creyentes demuestren estar viviendo la nueva vida en Cristo.

La conjunción εἰ, cuyo significado es “si”,24 estaría indicando que las condiciones mencionadas anteriormente por Pablo a sus interlocutores pueden cumplirse. Podría decirse que es como un “si” condicional. La condición es que “si fuimos muertos juntamente con Cristo” (ver comentario v. 4: “sepultados juntamente con Cristo”) “creemos” que también viviremos juntamente con él, ya que para Pablo la fe es obediencia, como en Romanos 1,5 (“… para la obediencia a la fe”) y Romanos 16,26 (“… para que obedezcan a la fe”).25

Si estas condiciones se han dado en la vida de sus oyentes, creemos “que también viviremos juntamente con él”. El verbo συζήσομεν αὐτῷ, “vivamos con él”, ha sido usado por Pablo en Romanos 6,2.4.8.10-11.13; en el contexto de ζωή “vida” Romanos 5,10.17-18.21, donde Pablo ha señalado al único en quien el pecador puede tener vida, a saber, Jesucristo, en cuya muerte y resurrección el pecador es resucitado. Por tanto, dice Pablo que “los que fuimos muertos con Cristo, creemos que también viviremos juntamente con él”.26

El argumento de Romanos 6,9 (“sabiendo que Cristo resucitó de los muertos ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él”) utiliza el verbo εἰδότες, un participio que se traduce como “sabiendo que” “conociendo que” y por el tiempo en perfecto estaría hablando de un conocimiento pasado cuyos efectos llegan hasta el presente, por lo que Pablo puede estar aludiendo a su conocimiento del Cristo resucitado de los muertos el cual predicaba, cuya negación hacía nula la salvación, tal como lo advirtió a los Corintios (ver 1 Co 15,12-20), donde Pablo afirma tener plena convicción del Cristo resucitado.

Este Cristo, dice Pablo a sus oyentes, “ya no muere”, pues para el apóstol, la muerte de Cristo fue “una sola vez y para siempre” (Hb 10,10; 9,28), por tanto, “la muerte no se enseñorea más de él” o “no es más amo”. Para Pablo, Cristo ha vencido a la muerte que entró en el mundo por un hombre (Rom 5,12), la muerte que reinó desde Adán hasta Moisés (v. 14), la muerte que fue la paga del pecado (6,23). Esta es la muerte que no tendrá más dominio sobre Cristo: “Porque el que fue muerto al pecado fue muerto una vez; pero el que vive para Dios vive” (Rom 6,10).

Imperativo a vivir la libertad del pecado (versículos 11-14)

En esta última sección, Pablo va a utilizar cuatro imperativos para demandar a sus oyentes a romper definitivamente con el dominio del pecado sobre sí mismos, y a presentarse delante de Dios como vivos de entre los muertos, puesto que no viven más bajo ley, sino bajo gracia. Esta última sección es presentada de la siguiente manera: “Así también consideraos ustedes mismos muertos al pecado pero vivos para Dios en Cristo Jesús” (Rom 6,11).

Los dos adverbios οὕτως καὶ, “así también”, son usados varias veces mientras se construyen paralelismos antitéticos (ver 5,15.18-19.21; 6,4.11), a manera de figuras literarias propias del estilo del autor mientras enseña a sus oyentes. Es en este contexto que Pablo utiliza aquí el imperativo λογίζεσθε ἑαυτοὺς que significa “consideraos a ustedes mismos”. Según Dunn, λογίζεσθε aquí recalca la prominencia de la palabra en Romanos 3,28 donde algunas versiones traducen “concluimos”, “por lo demás” (Flp 4,8).27

Cranfield argumenta que el verbo λογίζεσθε es usado aquí no denotando una pretensión…, no como un mero ideal, sino como un juicio severo sobre la base del evangelio, un razonamiento que está sujeto a la disciplina del evangelio, como norma de lo que Dios ha hecho en Cristo el cual es reconocido solamente por fe (cf. 3,28; 8,18; 14,14).28

A propósito, ἑαυτοὺς es un pronombre reflexivo probablemente usado aquí por Pablo de modo intencional a fin de llevar a sus oyentes a un encuentro con ellos mismos, si bien está acompañada por εἶναι que probablemente fue agregada, sin afectar el significado.

“Por tanto no reine el pecado en el cuerpo mortal vuestro para obedecer las concupiscencias de él” (Rom 6,12).

El segundo imperativo que el autor utiliza en esta sección debe ser examinado en el contexto de Romanos 5,14.17.21 donde Pablo ha descrito el reino del pecado y, por ende, de la muerte. Ahora, enfáticamente les dice “no reine” o mejor “no continúe reinando” como reinó en lo pasado. Al usar este verbo “reine”, Pablo no implica una comparación entre reinar y existir, sino entre reinar y estar completamente destronado. Los creyentes mueren con Cristo de modo que el pecado no tenga más dominio sobre ellos.29

Algunos limitarían la referencia al cuerpo físico, pero es mejor entender que para Pablo σώματι significa el todo del hombre en su naturaleza caída (versículo 6). No es solo el cuerpo físico mortal, sino el ser humano caído que el pecado sujetó a la muerte. Es sobre el todo de nuestra naturaleza caída y no sólo sobre nuestro cuerpo que el pecado ha establecido su gobierno. Así mismo, es en el todo de nuestra vida que el ser humano está llamado a resistir el dominio del pecado.30

Marcus nos da más luz para conocer la función de la tercera persona del imperativo reine en Romanos 6,12. La pregunta que plantea es esta: ¿quién es el sujeto en el versículo 12, el pecado o el cuerpo? Para ello, Marcus esboza la siguiente estructura:

A 12 no dejen que el pecado reine

B 13 no presenten sus miembros

B’ 13b preséntense ustedes mismos y sus miembros

A’ 14a el pecado no reinará sobre ustedes

Como se aprecia en los extremos del quiasmo AA’ = vv. 12,14ª, el pecado es el sujeto.31

El imperativo de Pablo a sus oyentes es “no dejen que el pecado reine en ustedes mismos y sus miembros para obedecer las concupiscencias de él” (sintácticamente, del cuerpo de pecado), es agregado aquí según Cranfield para advertir de las consecuencias que podrían resultar al dejar que el pecado siga reinado en el cuerpo mortal... si ellos no obedecen al mandamiento que Pablo les ha dado. Esto incluye cosas como la voluntad para dominar a otras personas, pero también el deseo del yo en su estado de rebelión contra Dios.32

El verbo ἐπιθυμίαις aparece cinco veces en Romanos (1,24, 6,12; 7,7-8; 13,14). Significa “deseo”, “pasión”, y es usado por Pablo en la secuencia pecado/muerte y en relación con σάρξ, “carne”. Y en el contexto inmediato, Pablo utiliza esta palabra en Romanos 7,7-12 en relación con la ley y la codicia de Génesis 3,33 por lo que el apóstol posiblemente les estaría recordando el terrible reinado del pecado desde Adán hasta sus días.

La frase “no presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, por el contrario presentaos vuestros miembros para Dios como vivos de entre los muertos y vuestros miembros como instrumentos de justicia para Dios” (Rom 6,13), construye el imperativo con un paralelismo antitético donde contrasta:

A Miembros como instrumentos de iniquidad

B Presentaos vuestros miembros a Dios como vivos de entre los muertos

B’ Miembros como instrumentos de justicia

El verbo παριστάνετε, “presentaos”, es usado dos veces aquí por Pablo. La primera, como un imperativo presente activo, que implica una acción continua de parte de los creyentes. La segunda vez aparece como παραστήσατε, “presentasteis”, y está en aoristo activo, un tiempo pasado puntual que indica, según el contexto, la experiencia de entrega que hicieron a Dios a través del bautismo (6,3).

Los “miembros” que Pablo exhorta a presentar son los órganos y las facultades del cuerpo (ver 6,13.19; 12,4-5; 1 Co 12,18.20.22.25-27; Ef 4,25; 5,30; Col 3,5), como “instrumentos”, que también se traduce como “armas” en Romanos 13,12 y en 2 Corintios 6,7; 10,4.34

Hay, por tanto, en el trasfondo, una terminología propia del conflicto que se libra en cada ser humano, donde el pecado pugna por volver a reinar. Sin embargo, Pablo cerrará está sección diciendo: “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; porque no estáis bajo ley sino bajo gracia” (Rom 6,14).

Pablo ha utilizado tres veces la preposición γάρ para explicar, confirmar y dar seguridad a sus oyentes. En el cierre de su argumentación acerca de la muerte al pecado y la resurrección a una nueva vida, la usa de manera doble para reafirmar la victoria de sus oyentes sobre el hombre de pecado.

Teniendo en cuenta la guerra que se está librando entre “el viejo hombre” y “el nuevo hombre” en la batalla contra el pecado, Pablo va a confirmar la fe de sus interlocutores usando en el versículo 14 un verbo en futuro activo, ἁμαρτία γὰρ ὑμῶν οὐ κυριεύσει, “la muerte no se enseñoreará de vosotros”. El tiempo es un futuro continuo para indicar que aun en el futuro la muerte no será más ama del cristiano.35

Esta victoria es posible “porque no estáis bajo ley sino bajo gracia”. Pablo no se refiere aquí en primer lugar a una ley en particular, sino a la ley como un principio general, considerando que en la Epístola a los Romanos, “ley” aparece unas treinta y cinco veces con el artículo y unas cuarenta veces sin él. En el texto del versículo 14, la palabra ley aparece sin artículo.36 Lo más probable es que dentro de esta ley que puede ser la moral, la ceremonial, etc., esté contenida la ley moral de los diez mandamientos. Estar bajo la gracia es estar bajo el poder activo y transformador de Dios tal como se propuso al comienzo de este análisis. Esto es lo que significa para Pablo no estar bajo ley, sino bajo gracia.

Resumen

La intención de Pablo en la sección de Romanos 6,1-14 ha sido la de aclarar a sus oyentes que no existe tal cosa como pretender haber muerto al pecado y permanecer aún en abierta desobediencia a la gracia. Esto es imposible, puesto que la gracia para Pablo es un poder activo y transformador que restaura al ser humano de su naturaleza caída a un nuevo hombre, por tanto, la respuesta a esta falsedad es un rotundo “nunca llegue a suceder” (v. 2).

Pablo les recuerda a sus oyentes que ellos ya han vivido esta experiencia en ocasión de su bautismo, como símbolo de la muerte y la resurrección a una nueva vida, por lo que deberían demostrarlo viviendo en novedad de vida.

Al haber muerto con Cristo en ocasión de su bautismo, ellos también fueron crucificados juntamente con Cristo por lo que ahora no son más esclavos del pecado, sino que voluntariamente se han sometido a un nuevo amo que es Cristo, de quien han recibido la justificación o absolución de la culpa, por lo que ahora son libres del poder del pecado y solo deben vivir para Dios.

Finalmente, el apóstol va a hacer uso de su autoridad apostólica utilizando tres verbos en imperativo para persuadirlos de que no reine más el pecado en sus cuerpos mortales para obedecerlo en sus concupiscencias, así como a no volver a su situación de esclavos del pecado. Los exhorta a ofrecer sus miembros como instrumentos de justicia en la gran batalla que se libra en el interior de cada uno, de tal modo que sus miembros obren la justicia.

Esto es perfectamente posible porque ya no están bajo ley, sino bajo gracia.

Conclusiones

En el trasfondo de las consecuencias que el pecado trajo para la raza humana y el remedio provisto de la vida por medio de Jesucristo, es inaudita la posición de los oyentes de Pablo al querer permanecer en el pecado para que la gracia sobreabunde.

Lo que ellos están propugnando es una gracia barata, una gracia que se complace en la desobediencia, una gracia consecuente con el pecado, una gracia solo de forma, que no opera al nivel de las intenciones del corazón humano para transformarlo, una gracia que entra en complicidad con el pecado. Esa no es la gracia que Pablo predica, sino la gracia como el poder que transforma, que es activa, que es capaz de crear una nueva criatura, con nuevas intenciones, nuevas actitudes, nuevo modo de pensar y de obrar.

Para Rideerbos, el pronunciamiento de Pablo en Romanos 6,1-2 es importante porque no es en primer lugar una realidad ética o mística, denotada por las palabras “quienes hemos muerto al pecado”, sino la participación de la iglesia con Cristo en la muerte y la resurrección de Cristo en el sentido redentivo-histórico de la palabra. Que este es el significado es evidente por la analogía que usa Pablo de la experiencia del bautismo en el cual sus oyentes han participado.37 Esta no es solo una ocurrencia sacramental, pero denota la participación del creyente en el evento redentor del Gólgota y en el jardín de la resurrección. Por ello, Pablo puede decir “que si uno murió por todos, entonces todos han muerto” (2 Co 5,14). Aquí la iglesia está envuelta en el evento redentivo-histórico: cuando Cristo murió, ellos murieron y su muerte fue la suya propia. Esta verdad está declarada en el profundo pronunciamiento: “Si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección” (v. 5).

Esta misma verdad es presentada por Pablo al dirigirse a los Colosenses usando la analogía de la circuncisión: “En él también fuisteis circuncidados con una circuncisión hecha sin mano, al despojaros del cuerpo de los pecados, mediante la circuncisión hecha por Cristo. Sepultados con él en el bautismo, fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios, que lo levantó de los muertos” (2,11-12). Esto significa que la iglesia ha escapado del modo de existencia de pecado.

El bautismo como la incorporación en Cristo es, por lo tanto, la línea de demarcación entre la antigua y la nueva vida, y una nueva condición de muerte al pecado, pero de vida para Dios.38

O como dijera Hawthorne, cuando leemos en Romanos 5 que Cristo murió por nosotros mientras todavía éramos pecadores, nosotros pensamos de Cristo como nuestro sustituto. Aquí, sin embargo (refiriéndose a Rom 6,3-5), Pablo habla de Cristo como nuestro representante. Si él murió en la cruz como nuestro representante y su muerte fue aceptada, entonces también fue aceptada como nuestra muerte, así que cuando él murió, nosotros morimos.39

Al considerar la importancia que Pablo le atribuye a la experiencia del bautismo como símbolo de la muerte y la resurrección con Cristo, cuán cuidadosos deberíamos ser hoy en día cuando preparamos a un catecúmeno para su unión con Cristo a través de la experiencia del bautismo, concientizándolo para que su bautismo sea en verdad un testimonio público de fe, en el que declare su muerte al viejo hombre de pecado y su resurrección a una nueva vida.

Esto es posible porque “nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él”. La muerte de Cristo en la cruz fue la suya propia (Rom 6,2; Col 3,3) y los afectó en su existencia. El viejo hombre, el antiguo modo de existencia de pecado, fue condenado en su carne (Rom 8,3; 7,4). Ellos han sido transferidos a un nuevo orden de vida, la vida de la nueva creación.40

Este nuevo hombre ahora es libre, pues ha sido libertado de la esclavitud del pecado y de su esclavizador, el mismo Satanás. Esta condición de esclavos estaba presente en la mente de todo judío, por ello cuando Jesús declaró: “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”, ellos de inmediato contestaron: “... jamás hemos sido esclavos de nadie” (Jn 8,32-33), lo cual era una gran mentira, ya que no solo seguían siendo esclavos de Roma, sino que aún permanecían esclavos del pecado. A esto se refirió Jesús cuando les dijo: “… todo el que comete pecado esclavo es del pecado” (8,34).

El concepto de esclavitud es presentado por Pablo en el contexto de la experiencia vivida por Israel como esclavo de las naciones por no haber obedecido a los requerimientos de la ley (Dt 7,8; 9,26; Is 41,14; 43,1.14; 52,3; 54,5). De modo similar, las confesiones registradas en Esdras 9 y Nehemías 9 describen los sufrimientos padecidos como resultado de la violación de la ley. De esa situación de desobediencia y de muerte, ahora son invitados a ser esclavos de la obediencia, poniéndose Pablo mismo como esclavo (Rom 1,1), lo cual es el resultado de haber entrado en un nuevo convenio con Dios (6,16).41

Es como si Pablo les hubiese dicho al comienzo de su prólogo que él mismo era esclavo, pero de Cristo (1,1).

Si bien el pecado aún continúa haciendo su obra destructiva en el mundo y en aquellos que no están unidos en Cristo, este poder es neutralizado por el poder de la gracia de Dios en la vida de aquellos que han sido crucificados juntamente con Cristo.

Esta gracia, según el apóstol, les ha sido otorgada gratuitamente a través de la experiencia de la justificación, o la declaración de absolución del pecado, tal como lo planteó en Romanos 1,16-17, la experiencia de la justificación por la fe, la cual debe ser una experiencia diaria en la vida de quien ha sido bautizado en Cristo.

Esta experiencia de justificación debe ser vista en la vida del creyente a través de lo que se denomina, teológicamente, santificación por la fe. A ello apunta Pablo con esta porción de su carta (6,1-14) y a ello deberíamos apuntar también en nuestra experiencia de vida, para que la justicia de Cristo se haga efectiva a través de un vivir diario con él.

La característica de la teología de Pablo, quien piensa en la salvación en términos de “participación”, está indicada semánticamente en Romanos 6 por la frecuencia de la preposición σύν y por palabras compuestas por σύν (6,4-6.8). La repetición de la preposición σύν, que significa “juntamente con”, debería hacernos reflexionar en cuanto a nuestra participación juntamente con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección, especialmente en su vida, la cual debe ser vista en nuestra experiencia diaria de santificación.

Es importante el cambio del indicativo (vv. 1-10) al imperativo (11-14). La participación de los creyentes en la muerte y la resurrección de Cristo, señalada aquí por el indicativo (6,2), es fundamental, ya que aquellos que están en Cristo han muerto al pecado, por tanto, deben vivir el imperativo de los versículos 11-14. Este pronunciamiento, sin embargo, está dirigido para estimular la responsabilidad y la actividad del ser humano:

“Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus apetitos; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia”. El indicativo redentivo de “estar con Cristo” no está separado del imperativo “por tanto” (v. 12).42

Por tanto, la semántica del paso del indicativo al imperativo es bastante clara en el uso, especialmente de Pablo, lo que permite entender la posición teológica de Pablo respecto a lo que significa realmente haber muerto con Cristo en la experiencia del bautismo. Esa experiencia hoy mismo es mal entendida cuando se aprecia en algunos círculos del cristianismo, por no decir en la mayoría de ellos, en personas que pasan por la experiencia del bautismo sin entender el verdadero significado del símbolo y cuyas vidas luego del bautismo desdicen realmente lo que significa vivir la nueva vida en Cristo.

Creemos que el mensaje del apóstol en Romanos 6,1-14 es relevante en estos tiempos a fin de motivar a la iglesia a vivir la experiencia de la santificación en Cristo, porque como dijera Pablo, “no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia” (v. 14).

Segundo Azo Salazar

Universidad Peruana Unión

Lima, Perú

segundoazo@upeu.edu.pe

1 Stanley K. Stowers, Writing in Greco Roman Antiquity (Filadelfia, PA: Westminster Press, 1986), 114.

2 Thomas R. Schreiner, Romans: Baker Exegetical Commentary on the New Testament (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1998), 299.

3 James D. G. Dunn, Word Biblical Commentary: Romans 1-8, vol. 38 (Dallas, TX: Word Books, 1939), 306.

4 Dunn, Word Biblical Commentary, 525-531.

5 William Hendriksen, Romanos: Comentario del Nuevo Testamento (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1990), 430.

6 Francis D. Nichol, ed., Comentario Bíblico Adventista, vol. 6, trad. Víctor Ampuero Matta (Mountain View, CA: Publicaciones Interamericanas, 1980), 499. En adelante CBA.

7 Nichol, CBA, 6:532-533.

8 Ibíd., 6:307.

9 Horst Balz y Gerhard Schneider, Exegetical Dictionary of the New Testament (Grand Rapids, MI: Eerdmans Publishing Company, 1990), 195.

10 También es notable el vínculo entre el bautismo y la muerte de Jesús con su martirio y su pasión como un bautismo (Mc 10,3). Véase David F. Wright, “The Bautismal Community”, Biblioteca Sacra 160 (ene-mar 2003): 3-12.

11 Esto no significa que la ceremonia por inmersión en realidad efectúe esta unión. El bautismo es una demostración pública de una relación espiritual con Cristo, de la que se ha participado antes de que se realice la ceremonia externa. El bautismo representa la unión de la vida del creyente en un vínculo tan estrecho con la vida de Cristo que ambas vidas, por así decirlo, llegan a ser una sola unidad espiritual (véase 1 Co 12,12-13.27; Ga 3,27). Véase Nichol, CBA, 6:533.

12 Gerhard Kittel, Theological Dictionary of The New Testament, vol. 7 (Grand Rapids, MI: Eerdmans Publishing Company, 1976), 781-792, s. v. “sun”.

13 Nichol, CBA, 6:534.

14 Ibíd.

15 Nichol, CBA, 6:534.

16 Un participio que se usa como adverbio, modifica a una idea verbal. El participio verbal describe las circunstancias en las cuales ocurre la acción del verbo principal. Véase Roberto Hanna, Sintaxis Exegética del Nuevo Testamento Griego (El Paso, TX: Mundo Hispano, 2010), 227.

17 C. E. B. Cranfield, A Critical and Exegetical Commentary on the Epistle to the Romans: introduction and commentary on Romans I-VIII, vol. 1 (Edimburgo, GB: T. and T. Clark, 1975), 308.

18 Ibíd., 1:309.

19 Aplicado para Dios y Cristo: un beneficio religioso o liberación; aplicado al hombre: significa ofensa contra una orden religiosa u ordenanza.

20 De modo que “el cuerpo del pecado” equivale a “nuestro viejo hombre”; representa el cuerpo en el sentido de que es la sede y el instrumento del pecado y el esclavo del pecado. Debe ser crucificado y “destruido” para que el pecado no pueda usarlo más como su esclavo (véase Nichol, CBA, 6:535).

21 Pablo era un esclavo voluntario en un tiempo donde el 20 % de la población era esclava, considerando que muchos judíos llegaron a Roma como esclavos en tiempo de los Macabeos y de Pompeyo.

22 El tema de la justificación por la fe cuya hipótesis Pablo presentó a sus oyentes en Rom 1,17 y que ha venido siendo desarrollada a través de los capítulos 2-5, es presentada en Rom 6,7 para enfatizar que los que fuimos bautizados juntamente con Cristo en su muerte y resurrección, “hemos sido justificados”, y los efectos o frutos de esa justificación deben ser vistos en el presente, y a eso apunta Pablo en los siguientes versículos.

23 Lothar Coenen, Hans Beyreuther y Erich Bietenhard, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, vol. 2 (Salamanca, ES: Ediciones Sígueme, 1985), 408.

24 Introduce oraciones condicionales y preguntas indirectas. Se le encuentra, con solo unas pocas excepciones, con el indicativo e implica que hay probabilidad de que la condición será cumplida, o de que no hay esperanza de cumplimiento, como en condiciones contrarias a los hechos. Véase H. E. Dana y Julius R. Mantey, Manual de Gramática del Nuevo Testamento Griego (Madrid, ES: Casa Bautista de Publicaciones, 1975), 238.

25 Pablo usa indistintamente el genitivo de aposición como apexegético: sinónimos y antónimos, fe y obediencia. Para Pablo, la fe es obediencia.

26 No se refiere a la vida futura en gloria, aunque esté implicado (véase comentario Rom 6,5). Pablo está destacando que la muerte que libera del yugo del pecado es seguida por una vida nueva de libertad (Rom 6,8-11), que ya no está más bajo el dominio del pecado, sino dedicado al servicio de un nuevo amo (Rom 6,12-14). Pablo se refiere particularmente a la “vida nueva” (Rom 6,4) de la que debe disfrutar el cristiano aquí en la tierra: la vida de Cristo en el creyente (Ga 2,20) y la vida del creyente en Cristo (Col 3,3). Véase Nichol, CBA, 6:535-536.

27 El reconocimiento del creyente muerto al pecado y vivo para Dios es la respuesta a la justicia de su Dios. Según el contexto es una palabra fuerte con una firme convicción (tiempo presente) expresada en la conducta diaria. La admonición confirma que 1) el creyente ha muerto y no es más un objeto pasivo manipulado por fuerzas trascendentes; 2) la muerte no es completa mientras hay un proceso de reconocimiento todavía envuelto; 3) el reconocimiento mismo es parte del proceso de la muerte de Cristo. En ello no hay nada ficticio o meramente simbólico, sino una determinación a vivir en la luz de la muerte de Cristo y en la fuerza del poder sobre el reino del pecado. Véase Dunn, Word Biblical Commentary, 38:323-324.

28 Cranfield, Critical and Exegetical Commentary, 1:314-315.

29 Véase Nichol, CBA, 6:536-537.

30 Cranfield, Critical and Exegetical Commentary, 1:317.

31 Otros textos que presentan estas mismas características son: Col 3,15 y 2 Co 6,2. La forma también es usada en oraciones de imprecación en el A. T.: Sal 7,7-10; 67,2-4. Aquí Dios llama a luchar contra las fuerzas del mal para librar a su pueblo. Véase Joel Marcus, “Let God Arise and End The reign of Sin!”, Bíblica 69, n.° 1 (1988): 386-395.

32 Ibíd., 317.

33 Balz, Exegetical Dictionary, 2:27-28.

34 Algunos comentadores han visto en este versículo una representación de la guerra entre el pecado y la justicia, y a ambos alistando reclutas en su ejército (véase Nichol, CBA, 6:537).

35 Es cierto que el pecado nos acosará y tentará; sin embargo, no tendrá dominio sobre el verdadero cristiano. Por tanto, el creyente debiera entregarse con valor al servicio de Dios, pues se le promete la victoria sobre el pecado (Nichol, CBA, 6:537).

36 Lo que quiere decir es que los cristianos no están bajo ley como un camino de salvación, sino bajo gracia (ibíd., 6:537-538).

37 Lo que quiere decir es que los cristianos no están bajo ley como un camino de salvación, sino bajo gracia (Nichol, CBA, 6:537-538).

38 Nichol, CBA, 6:214.

39 Gerald F. Hawthorne, Ralph P. Martin y Daniel G. Reid, eds., Dictionary of Paul and His Letters (Westmont, IL: InterVarsity Press, 1993), 62-63.

40 Ibíd., 63.

41 Hawthorne, Martin y Reid, Dictionary of Paul, 188-189.

42 Hawthorne, Martin y Reid, Dictionary of Paul, 253-255.

XII Simposio Bíblico Teológico Sudamericano

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