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Primera epístola a los santalucenses
ОглавлениеHermanos:
Les escribo para que todos sepan la verdad y se arrepientan, y para que sepan que fue el Cocodrilo Leviatán el que desplumó el alma en pena de los yigüirros[1] que seguían a la santa Osejo. Les escribo para que conste, ahora y por los siglos de los siglos, que ni los benditos musgos que le crecían a la Profeta pudieron evitar esta maldad. Los perseguidores de la verdad me acusaron de un delito que no cometí. No recuerdo haberlo cometido. El perverso Leviatán, el enemigo, guio los pasos de los que fueron a declarar contra mi buen nombre. Cuando la policía llegó a buscarme a la iglesia, por suerte, yo no estaba ahí. Había cruzado la frontera y durante diez años he andado errante sin que nada ni nadie supiera de mí. Me protegió el santo espíritu de la Profeta Osejo. Me salvó la fe clemenciana que ahora vengo a predicar.
He vuelto. La justicia ya no me busca porque pasó el tiempo y prescribieron las calumnias que pesaban sobre mí. He vuelto como el hermano pródigo. He vuelto a esta Santalucía ingrata para dejar claro que soy inocente. También he venido para buscar al Elegido, al hermano Juanelí. He vuelto para decirle que sigo creyendo en la luz de sus palabras. He vuelto para que ustedes, los santalucenses, también venzan al Cocodrilo que los ha enceguecido y que juntos veamos de nuevo la llama de la verdad que predicó en vida la santa Abuela de las ricas ollecarnes[2]
Fui testigo de las palabras de Juanelí y puedo dar fe de que es verdad cada milagro que se narra en estas santas escrituras. Yo soy el apóstol Jacharrata, el que anduvo con él, el escribano de sus sermones, el inocente.
Hermanos, estas revelaciones habrán de convertirse en un libro de gozo. Daré testimonio de esta única verdad y cuando encuentre al gran líder pondremos de nuevo la piedra que dejamos abandonada. Yo sé que él también tuvo que salir huyendo, pero supe que regresó a Santalucía hace poco. El hermano Juanelí está acá de nuevo. Yo sé que está preparando el terreno para el anuncio final de la última verdad. Cuando lo encuentre volveremos a fundar esta iglesia que tanto necesita Santalucía y tanto, la sed de los que buscan la verdad. Les escribo para que estén preparados. Pronto vendrá el tiempo en que todo lo que digo será revelado. Ay de aquellos que no acepten este misterio.
El mundo pronto se convertirá en clemenciano y habrá excursiones santas a esta tierra, como aquellas que ocurrieron cuando la Abuela estaba viva. Que los santos musgos que tenía la Profeta Clemencia Osejo en sus benditas postas bendigan esta misión y los bendigan a ustedes, hermanos santalucenses.
Hermanos, oren por mí, para que encuentre pronto al gran líder. Oren para que prediquemos otra vez en las paradas de buses, en los bares y en los parques. Oren para que sigamos anunciando las nuevas esperanzas en pleno desamparo y nuevos amparos en plena desesperanza, como antes de las acusaciones, como si nada terrible hubiera pasado.
Ahora lean con devoción el primer sermón del Elegido y dejen que su alma beba de la gracia y se emborrache de este gozo.
[1] Turdus grayi, zorzal pardo, ave nacional de Costa Rica.
[2] Olla de carne. Plato tradicional costarricense preparado con carne de res y verduras.