Читать книгу El huerto biológico - Claude Aubert - Страница 12
ОглавлениеCAPÍTULO III
Los habitantes del huerto
Los auxiliares
Los auxiliares son todos los seres vivos del huerto que nos ayudan contra las plagas. Son muy numerosos y sólo mencionaremos los principales.
Vertebrados
Hay varias especies de mamíferos que son grandes devoradores de insectos, de ratones o de babosas y caracoles.
El erizo es uno de los animales más útiles del huerto. Se alimenta principalmente de babosas, caracoles, orugas y ratones. Desgraciadamente está siendo diezmado por los automóviles, los insecticidas y los venenos contra las babosas y los caracoles.
La musaraña, que se distingue del ratón por su hocico alargado, come grandes cantidades de insectos y babosas.
La comadreja es uno de los principales enemigos de ratas y ratones.
El topo es más útil que perjudicial, pues come muchas lombrices de tierra pero también insectos y larvas del suelo que atacan habitualmente a las plantas cultivadas, como gusanos de alambre, gusanos blancos, gusanos grises, etc.
El murciélago es otro animal fascinante. Es el único mamífero volador y es totalmente inofensivo y muy útil. Consume gran cantidad de insectos perjudiciales.
Numerosas especies de pájaros son insectívoras. Los estudios han demostrado que en los huertos donde abundan los pájaros, los daños causados por los insectos son menos frecuentes. Entre los pájaros más útiles deben citarse los páridos (carboneros, herrerillos, mitos, pájaros moscones), que se alimentan en la primavera principalmente de orugas, larvas e insectos adultos, aunque en invierno consumen principalmente semillas. Para atraerlos es necesario instalar nidos artificiales y proporcionarles alimento en invierno, como semillas oleaginosas y materias grasas.
Los pitos, picos, petirrojos, colirrojos, estorninos, mirlos y gorriones también comen insectos.
Los batracios, especialmente los sapos, las ranas y los tritones, son muy útiles, pues se alimentan de gusanos, babosas y todo tipo de insectos. Podemos aclimatarlos construyendo un pequeño estanque dentro o en el borde del huerto.
Entre los reptiles debe citarse el lución, que no es una serpiente a pesar de las apariencias, sino un lagarto sin patas. Igual que los lagartos, se alimenta de babosas, insectos, larvas y orugas.
Invertebrados
La lista de insectos útiles es larga; veamos los principales.
La mariquita es sin duda el más conocido y nadie ignora que es una gran devoradora de pulgones, tanto en estado de larva como en estado adulto. Una larva de mariquita devora, justo hasta su ninfosis, entre 200 y 600 pulgones.
La crisopa es otra enemiga de los pulgones. La larva de crisopa devora casi tantos pulgones durante su desarrollo como la de la mariquita.
Los sírfidos son moscas que se asemejan a las avispas y son el tercer gran enemigo de los pulgones; sus larvas pueden devorar hasta 900 desde la eclosión hasta la ninfosis.
Las avispillas parásitas se parecen a las avispas, pero son mucho más pequeñas; algunas miden menos de 1 mm. Las hembras ponen sus huevos en el interior de los pulgones y las larvas se desarrollan dentro del pulgón del cual se alimentan. Cada avispilla parasita de 200 a 1.000 pulgones.
Los cárabos, que no deben confundirse con los escarabajos, comen todo tipo de insectos, larvas y babosas. Desarrollan su actividad principalmente durante la noche.
Las tijeretas comen trozos de plantas pero también insectos.
Ciertas especies de chinches, los antocóridos, se alimentan de ácaros y ocasionalmente de pulgones.
Las arañas capturan y comen numerosos insectos; por lo tanto tampoco deben matarse.
Los ácaros depredadores devoran a los ácaros parásitos (arañas rojas).
Microbios
Numerosos microorganismos nos auxilian contra los parásitos y principalmente contra las enfermedades. Este es el caso de algunos microbios presentes en la tierra, que inhiben el desarrollo de otras bacterias y hongos, especialmente segregando antibióticos.
Los indeseables: plagas y enfermedades
A las plantas que cultivamos no les faltan enemigos: insectos, ácaros, babosas, nemátodos, hongos, bacterias, virus, etc. ¿Pero son verdaderamente nuestros enemigos?
Ningún horticultor ve con agrado que las plagas y enfermedades se multipliquen a expensas de las hortalizas que cultiva, sin embargo las plagas y enfermedades no son siempre tan indeseables o dañinas como solemos pensar. Por supuesto que conviene disponer de medios lo menos tóxicos posible para desembarazarse de estos parásitos (ver el capítulo XIV), pero las invasiones masivas de plagas y enfermedades son siempre el signo de un desequilibrio, ya sea en la tierra o en el ambiente del huerto, y nos advierten de que alguna cosa no funciona bien en el mismo. A menudo una fertilización excesiva o desequilibrada es la causa principal.
Como regla general, existe una correlación estrecha entre la gravedad de los ataques parasitarios y la cantidad de sustancias solubles presentes en las plantas, como el nitrógeno no-proteico y los azúcares. La acumulación de sustancias solubles es el resultado de un desequilibrio fisiológico y especialmente de una disminución de la síntesis de proteínas, pues esta última es perturbada por numerosos plaguicidas (insecticidas, fungicidas y herbicidas), por una fertilización desequilibrada hacia un exceso de nitrógeno y que provoca carencias de oligoelementos, por un trabajo de la tierra realizado en malas condiciones, por una elección de variedades mal adaptadas al clima, etc.
Numerosas observaciones, realizadas principalmente por horticultores y agricultores «biológicos», han confirmado que las plantas cultivadas en una tierra equilibrada y de buena calidad biótica, son mucho menos atacadas por los parásitos que las mismas plantas cultivadas en tierras desequilibradas y pobres en humus.
Se denominan plagas a todos los parásitos que causan daños en los cultivos, pero reciben este nombre especialmente los animales, del más grande al más pequeño. Enfermedades son las manifestaciones de los hongos y bacterias parásitas y virus. También se llama plagas a las malas hierbas.
La descripción detallada de las plagas y enfermedades se saldría del marco de esta obra. Los medios de lucha contra los principales parásitos se dan en el capítulo XIV, junto con las hortalizas que son atacadas. Ahora nos limitaremos a mencionar los grandes grupos de plagas y enfermedades que causan daños en el huerto.
Los grandes grupos de plagas
Los insectos constituyen, y con mucho, el grupo que abarca el mayor número de plagas. Los insectos adultos o sus larvas —a veces ambos— se alimentan de la savia o de los tejidos de los vegetales.
Las orugas son las larvas de las mariposas; los «gusanos» de las frutas, el puerro, la zanahoria, etc., son también larvas de insectos.
Los ácaros o arañas rojas no son insectos, sino arácnidos. Tienen cuatro pares de patas, mientras que los insectos tienen tres pares, y son muy pequeños, de alrededor de medio milímetro. Se alimentan del contenido de las células superficiales de las hojas.
Los nemátodos son animales muy pequeños, de alrededor de 1 mm. desprovistos de miembros para trasladarse y de esqueleto; son extramadamente numerosos en la tierra. La mayoría intervienen en la formación del humus, pero algunas especies atacan a las plantas cultivadas.
Las babosas, como los caracoles, son moluscos. Existen numerosas especies. Atacan a todas las plantas cultivadas y pueden causar daños graves.
Los ratones de campo son los únicos mamíferos realmente temibles en el huerto y causan grandes daños principalmente en los lindes con las praderas. Se multiplican muy rápidamente: tienen cada año de 4 a 5 camadas con 5 a 10 pequeños cada una.
Las enfermedades criptogámicas reciben su nombre por los hongos cuyos filamentos microscópicos invaden los tejidos de los vegetales de los que se alimentan. Las más conocidas y devastadoras en el huerto son el mildiu y el oidio, pero existen otras muchas. Se combaten con los fungicidas.
Las enfermedades bacterianas son menos numerosas, aunque algunas de ellas, como la grasa de la judía o la bacteriosis del pepino, pueden causar daños importantes. No debe olvidarse que en la tierra se encuentran un gran número de bacterias útiles, las cuales juegan un papel esencial en su fertilidad y en la nutrición de las plantas.
Las enfermedades víricas están producidas por los seres vivos más simples y pequeños, sólo visibles con ayuda del microscopio electrónico. Son particularmente difíciles de combatir.