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EL ENFOQUE DE LAS FORMAS, GESTALT: ENCUENTRO DEL SER HUMANO CON SU POTENCIAL (3)

Costa, L.

Configurando el campo

Proponemos a partir de aquí el enfoque de las formas, la Gestalt, como un importante sustento filosófico y base psicológica orientadora de nuestra tarea. Tal perspectiva nutricia, invita al encuentro del ser humano con su potencial, pone en el centro la percepción y el proceso a atravesar para concluir formas. De este modo se atiende a la exploración de las fronteras de contacto, desordenando lo ritualmente conformado, para desplegar otro orden en la construcción de un saber cómo. En este flujo se cultivan posibilidades donde las personas, los grupos, las organizaciones y las comunidades crecen desde el apoyo externo al autoapoyo, para configurar una posición vivencial fenomenológica, enriquecida por una creativa forma de registrar diferentes dimensiones del mundo. En consecuencia, es preciso estar atentos, “awareness” para crear y habitar nuevos territorios existenciales. Nuestro servicio pone el foco en la vivencia y en el acontecer considerando todas las dimensiones del ser (cuerpo, sentimiento, emociones, pensamiento y espiritualidad), más allá de la acumulación y organización de datos, recuerdos y asociación de ideas comprimidas en el psiquismo.

La palabra Gestalt tiene su origen en el participio pasado, yor Augen gestelt acuñado en la biblia en 1523, su significado aproximativo es “puesto delante de los ojos, expuesto a las miradas” (Sinay, Blasberg, 1995:4). Asimismo, el vocablo Gestalt de origen alemán significa, forma, figura, disposición y estructura. Por lo tanto, la noción central de la Gestalt es la percepción que en los seres humanos es objetiva y subjetiva al mismo tiempo. El nacimiento de esta propuesta, ocurre en una situación de época interesante donde las condiciones contextuales facilitaron la construcción de nuevos saberes, descubrimientos innovadores que contribuyeron a la reversión del modernismo positivista y a la lógica de la simplicidad. En el proceso vital del ser humano, en su diario acontecer se perciben formas que emergen desde un fondo.

La teoría básica de la Terapia Gestalt es que la maduración es un proceso de crecimiento continuo en el que el apoyo ambiental se transforma en auto apoyo. En un crecimiento sano el niño moviliza y aprende a usar sus propios recursos. Un equilibrio adecuado entre apoyo y frustración lo capacita para llegar a ser independiente, libre para usar su potencial innato. (Perls, 1974: 20).

Desde un lenguaje claro y comprensible la metodología enfatiza la necesidad de comunicar en forma precisa, directa, específica y poética. Dando color y fuerza en las oraciones, aplicando congruencia entre palabra, movimiento corporal y gestos. Usando metáforas, siendo breve y conciso cuando se realizan observaciones sobre algún tema.

Se pueden mencionar cuatro nodos fundamentales que organizan la vivencia poniendo la atención en la concentración en el presente, el proceso vital, de darse cuenta, la responsabilidad de hacerse cargo y la autorregulación organísmica. En primer lugar, la concentración en el presente precisa del enfoque en el aquí y ahora. Para darse cuenta del presente es condición previa tomar conciencia de la respiración y la concentración como soporte propio y de los otros. En segundo lugar, el proceso vital de “darse cuenta”, implica tomar conciencia de las intenciones que quiero, o el hacer siendo claro. Es importante la sensibilidad en coherencia con el funcionamiento corporal, junto a la capacidad discriminativa sensorial. Para esto es crucial darse cuenta de zonas sensoriales ciegas y facultades subdesarrolladas junto con la aceptación de lo que acontece, para comprender la diferencia entre excitación y tensión y poder trabajar en ambas cuando se presenten. Además, es preciso diferenciar calidad del tono de voz, del contenido verbal de las palabras por lo que es importante saber escuchar, ser claro en las instrucciones, darse cuenta que es lo que se está haciendo incluso, cuando se está inseguro o confuso para diferenciar datos fenomenológicos observados. En tercer lugar, la responsabilidad de “hacerse cargo” implica el contacto con los darse cuenta y las emociones, tomando conciencia en forma directa y abierta de los puntos ciegos emocionales, aspectos subdesarrollados y áreas negadas. En este sentido poder expresar las emociones de forma auténtica, sin intelectualizar y, saber cuándo no es oportuno, permite aceptar la responsabilidad mutua, tolerar la confusión sin acelerarse para eliminarla. De este modo se puede reconocer y apreciar aquello que hemos realizado y también lo que otros han hecho. En cuarto lugar, la autorregulación organísmica requiere confiar en la fuerza y potencial disponibles de las personas, también de su sabiduría corporal para equilibrar y sanar. La autorregulación es el proceso homeostático, por medio del cual los seres humanos se adaptan a su ambiente vital y satisfacen sus necesidades-fisiológicas, afectivas y espirituales.

Nociones claves y fundamentos

En este apartado, resulta enriquecedor desarrollar nociones fundamentales del enfoque gestáltico que sustentan nuestra posición filosófica y psicológica respetuosa del potencial humano. Alrededor del 1912, los investigadores Wertheimer, Koffka y Köhler realizaron un trabajo en conjunto conformando una psicología gestáltica inspirada en la fenomenología de Husserl (1936) que pone el acento en la percepción y descripción del fenómeno y no en su explicación. La terapia gestáltica conforma un movimiento dentro de los enfoques terapéuticos agrupados en la psicología Humanista o de Desarrollo del Potencial Humano surgido en California en los años ‘60 de la mano de Abraham Maslow (1912), Alan Watts (1987) y Carl Rogers (1951). Si bien podemos entender la terapia Gestalt como la obra creativa que, Fritz Perls (1974) calificó de existencial, la Gestalt constituye “Una terapia demasiado buena como para dedicársela solo a los enfermos” (Perls, 1974:123). Por lo que también hoy podemos dimensionarla como un movimiento de co-creación permanente que, integrando múltiples aportes promueve una dinámica de intercambio vital. Esta perspectiva se aplica hoy en diversos campos de la salud, la educación, las organizaciones y el arte. El enfoque gestáltico se sitúa dentro una estética compleja donde no hay destino: hay configuración temporal. Desde aquí, se prioriza la posibilidad de cada ser humano, por sobre el déficit. En tal sentido, se respeta la vida en cada forma, donde cada momento-encuentro se funda en acontecimientos singulares, no lineales desde una lógica caórdica (caos-orden) donde azar e incertidumbre son una invitación.

Tales formas dominantes surgidas del contraste figura-fondo son significativas para cada persona de acuerdo a la atención y necesidades del momento. Específicamente, la persona no percibe lo que hay, la totalidad caótica de estímulos presentes (fondo), sino que los organiza selectivamente o destaca tan sólo aquello que en cada momento o situación le resulta significativo (figura). En tales desarrollos, Perls (1974) toma estos aportes y acompañado por interlocutores apasionados, van conformando un nuevo campo terapéutico. El texto emblemático “Terapia Gestáltica” (1951) constituye la síntesis personal de Perls, que empezó a tomar cuerpo tardíamente (a sus casi 50 años), y que no dejaría de enriquecerse con nuevos aportes hasta en sus últimos años. Perls nombró en una primera instancia a su propuesta, Terapia de Concentración (1942) ya que en buena medida se trata de describir lo que ocurre, de darle nitidez al relato aumentando el valor de los contrastes. En el proceso de co-creación y nacimiento también se integraron postulados surgidos al final del siglo XIX y durante el siglo XX y modelos que van, desde la trasgresión del modelo psicoanalítico ortodoxo, la filosofía existencialista, el holismo, el pensamiento diferencial y el teatro expresión. Es importante destacar el contacto directo que Perls, tuvo con la filosofía oriental y la meditación Zen a lo largo de su estancia de dos meses en un “dojo” japonés. En los principios taoístas de integración de opuestos, Yin-Yang, y la atención centrada en el presente y el valor del vacío propios del Zen.

En consecuencia, los antecedentes del movimiento gestáltico son, tanto por asimilación, como por desasimilación (diferenciación), y constituyen los elementos centrales que guiaron a Perls hacia el enfoque. Saberes y descubrimientos que atravesados por la experiencia de la guerra posibilitaron, no sin dolor, un cambio de paradigma en relación a la forma de percibir, habitar y construir nuestro mundo.

Los afluentes del enfoque

A continuación, se realiza una breve mención de los afluentes conceptuales que nutrieron el enfoque:

Desde el psicoanálisis, realizaron su contribución Sigmund Freud (1900, 1905, 1923), Alfred Adler (1916), Carl Jung (1921), Sandor Ferenczi (1926), Wilhelm Reich (1927), Otto Rank (1924), quienes aportaron en primer lugar los conceptos de represión de contenidos, déficit de conciencia, material reprimido, proceso, sexualidad, oralidad y necesidad de contacto. Además de prohibiciones sociales, represión del Superyó, compulsión a la repetición, situaciones abiertas y conflictos entre el Organismo y el medio. Luego el “awareness” como proceso gradual del darse cuenta, la estrategia terapéutica en el manejo de la transferencia, neutralidad y contacto movilizador “tú-yo”. Asimismo, la creatividad y flexibilidad en el ejercicio de la psicoterapia. Se pone el foco en el hombre creador consciente de su propia vida le da sentido a lo largo de su evolución, el sí mismo integrado por los opuestos (partes diferentes del ser humano). Se incluye también, el inconsciente como potencialidades, el aspecto consciente de la personalidad contrarrestado por su opuesto “la sombra”, la atención a reacciones corporales, la acumulación y expresión de los conflictos neuróticos a través del cuerpo (sistema motor como armadura) y el trabajo con sueños proyecciones. Del movimiento culturalista particularmente de Karen Horney (1937) y Erich Fromm (1956), se selecciona la importancia del medio cultural y factores actuales. Finalmente, el concepto de angustia existencial básica.

Desde la fenomenología y filosofía de la existencia, se pueden señalar autores como S. Kierkegaard (1844), F. Brentano (1911), E. Husserl (1936), M. Buber (1977), Max Scheler (1928), L. Binswanger (1930), M. Heidegger (1927), Jean P. Sartre (1943), M. Merleau-Ponty (1945), los cuales realizaron su contribución al enfoque aportando el valor de la existencia para la realización de la esencia, y cómo cada persona experimenta su existencia, la asume, orienta y expresa. La relación del ser y el mundo (ser en sí/ser para-sí/ser para los demás). La valoración de la angustia y de la duda existencial. La responsabilidad del ser humano por su existencia (proyecto personal) y el sentido que brindan las experiencias vividas (libertad de elegir). La descripción de los fenómenos inmediatos y la atención al cuerpo. La práctica terapéutica a partir de la relación “yo-tu” en el “aquí y ahora”. El contacto directo y auténtico (aproximación fenomenológica).

Desde las investigaciones de la Escuela de la Psicología de la forma, Christian von Ehrenfels (1897), Max Wertheimer (1945) Kurt Koffka (1935), Wolfgang Köhler (1972), Bluma Zeigarnik (1930) y Kurt Lewin (1945), realizaron su contribución con los aportes del todo considerado diferente a la suma de sus partes, y la importancia de la dinámica e interrelación entre las mismas. Se incluyen los conceptos de necesidades no satisfechas, las tareas interrumpidas (gestalten abiertas) y la tendencia al equilibrio por la ley del cierre.

Finalmente, para realizar una síntesis integradora, Fritz Perls construye su concepto de cura terapéutica con las fuentes de pensamiento diferencial de Salomón Friedlander (1918) del cual toma aportes en relación al concepto de vacío fértil, punto “0” o estado indiferenciado. Incluye las herramientas vivenciales del teatro de Max Reinhardt (1921) y del psicodrama de Jacobo Moreno (1955) focalizando el trabajo en la coordinación de grupos a través de la acción, buscando espontaneidad, cambios de roles y creatividad. La cura terapéutica centra su atención en el aquí y ahora.

Principios para convivir y aprender con otros

Consecuente con los cuatro nodos fundamentales antes mencionados que organizan la vivencia, el enfoque gestáltico propone principios que regulan la convivencia entre las personas y propician el crecimiento con otros. Tales principios permiten establecer acuerdos centrados en los procesos de apropiación subjetiva, del “darse cuenta” y el “hacerse cargo” posibilitando el ajuste creativo del sí mismo y en el vínculo con otros. Estos son:

• Hablar en primera persona, evitando un lenguaje impersonal, por lo que es necesario centrarse en el yo, para posibilitar el hacernos responsable por aquello que enunciamos. Hacer uso coloquial de la primera persona indica un compromiso en torno a lo que vamos vivenciando.

• Transformar el pero que es una manera discursiva de atemperar, de camuflar las sensaciones y emociones por y que indica una modalidad inclusiva y dialógica de enunciar nuestras vivencias. Ejemplo de este principio: “Me siento cómodo pero tus palabras son fuertes”; por “Me siento cómodo y tus palabras son fuertes”. De este modo fluye la autenticidad por aquello que vamos vivenciando con otros.

• Respetar al otro, por lo tanto, no se enuncian comentarios de personas que no estén presentes, es importante hablar con y no de.

• Hacerse responsable de los que sentimos, esto implica que nadie me hace sentir nada, sino que yo siento a partir de lo que acontece con otros. Esta comprensión permite el empoderamiento de mis fuerzas.

• Hacerse cargo de los aspectos personales que proyectamos a otros, lo cual indica que el foco de la vivencia está puesto primero en lo que sentimos para incluir lo que pensamos.

• Transformar nuestros prejuicios, juicios e interpretaciones en observables tangibles que posibiliten comprender las motivaciones del otro sin previa interpretación.

• Respetar el campo energético y psíquico del otro sin invadirlo. Acompañar y no sostener para que cada persona se transforme en protagonista estableciendo un contacto fluido con su experiencia. Por lo tanto, es imprescindible no dar consejos, no hacer caras, no interrumpir, no atemperar las emociones de cada participante.

Tales principios facilitan la convivencia, los aprendizajes grupales y nos permiten ser alquimistas de nosotros mismos.

Los acuerdos de convivencia dan forma a un campo de comprensión colectiva de la vivencia que en la reflexión se hace experiencia, transformando lo intangible y tácito de vivir con otros, en tangibles explícitos de aprender a vivir con otros.

La forma como fuente de inspiración

Sostenido en estos fundamentos, nodos, afluentes y principios de convivencia, el enfoque de las formas que sustentamos nos inspira transversalmente y nos mueve a pulsar con una estética que ofrece múltiples maneras de enfocar, donde la idea de pliegue y despliegue (Bohm, 1998) de posibilidades es la tarea-servicio. Se privilegia la pregunta por el ¿Cómo? y el ¿Para qué? de lo que va aconteciendo en la artesanía de espacios salutogénicos y terapéuticos. En el proceso se va delineando un pasaje del hacer al ser y de allí al centro de cada alma para fluir del egotismo al reconocimiento del sí mismo.

Cada herramienta facilita un escenario de encuentro con semejantes que completa y complementa el ser, para ser parte y sentirse pleno. ¿Para qué? Para comprender la comunión, el afecto y la entrega desde un núcleo formativo-fecundativo que nos permite el donar. En nuestra propuesta inspirada por la apuesta gestáltica no se trata de criticar sino de explorar las formas, los vacíos, dejar emerger lo que está sumergido, ampliar horizontes, re-crear mundos de experiencia, crear nuevos vínculos, deshacer viejos lazos.

3. Este apartado pudo escribirse gracias a los aprendizajes que tomé de mis maestras gestálticas, Ps. Sonia Solari y Ps. Gabriela Achur. Ambas co-creadoras del Centro Gestáltico del Paraná y coordinadoras de la formación en Enfoque Gestáltico del cual formo parte como docente inspiradora, junto a Carla Bortolotto, María Noemí Silva y Osvaldo Trossero.

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