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Los genios que escondió el rock latino Abandonan éxito profesional para dedicarse al rock

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En la tele bastó que preguntaran nuestra edad para jubilarnos antes de tiempo. Lo mismo en los sellos, aunque el boom del rock en tu idioma hubiera vuelto. Entonces llegó la noche de cervezas y borgoñas en Las Lanzas, cuando el Guatón y Cristián casi se fueron a las manos, la noche memorable en que nos devolvió la confianza y, de pasada, nos presentó en sociedad.

—Compadres, si ustedes de verdad quieren tocar, ¿por qué les importa tanto hacerlo para otras personas? ¿Por qué no lo hacen solo para ustedes mismos? —Nos miró a Mauricio y a mí, agitándose en su asiento y levantando los brazos igual que un profeta.

Como siempre, tenía toda la razón del mundo. Si era algo que en realidad queríamos hacer, no habría nadie capaz de impedirlo. Después agachó la cabeza y bajó la voz, como si fuera a revelar un gran secreto. Tuvimos que acercarnos más a la mesa.

—Tienen que partir de abajo, sin recurrir a la posición social que algunos de ustedes han alcanzado, eso mata el rock. Toquen primero en locales chicos, que la gente los conozca, para que después lleguen triunfantes a los sellos musicales con su carpeta bajo el brazo, refregándoles en la cara a esos cabrones los afiches y recortes de diarios con sus presentaciones.

Todos íbamos a ser rockeros y otros cuentos

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