Читать книгу Todos íbamos a ser rockeros y otros cuentos - Claudio Naranjo Vila - Страница 9

Todos íbamos a ser rockeros Al llegar para instalar los instrumentos, no sabíamos que esa noche, a raíz de un acuerdo del cual no fuimos parte, después de nosotros tocaba una banda llamada Los Fiskales. Mientras cargaba algunas cajas de cerveza, uno de los empleados nos advirtió de su música punk-rock algo violenta y, al percatarse de que seríamos sus teloneros, dijo que de seguro habría problemas.

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—Yo que ustedes voy a hablar con el administrador para tocar otro día.

Pero aún era temprano y no se divisaba a nadie con el pelo pintado ni envuelto en cadenas; además, nuestro nombre —Los Enemigos del Silencio— bien podía pasar por punk, aunque sonara algo pomposo.

—A los pendejos les puede caer bien que seamos medio viejos y no estemos ni ahí con mantener la imagen de serios y adaptados —dije, haciendo un esfuerzo para pensar como un outsider.

Estábamos algo canosos y con nuestras tenidas de Los Beatles en The Cavern, antes de sus trajes de sastre y de que les llegara el éxito que los arruinó para siempre, creíamos irradiar un espíritu rebelde. Claro que había otras referencias, como Los Rolling Stones, que con sus setenta y tantos encima seguían tocando. Pero ellos no estaban y nosotros sí.

Cada uno tomó su arma de combate: Guillermo, la batería; Cristián y Mauricio, sus guitarras; y yo, el bajo. No estábamos todos para entrar los equipos —faltaba el Guatón Vargas—, así que el teclado quedó en el Kleinbus. Nadie sabía cómo ubicarlo ni nada sobre él, aparte de lo que había querido contarnos. Cristián preguntó si el Guatón sabía que íbamos a tocar de teloneros, más encima de una banda punk.

—Este huevón nos metió en el medio tete. Puede que también te haya cagado con algo de plata cuando fue a hablar con el administrador.

Todos íbamos a ser rockeros y otros cuentos

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