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FRANCIA, DE NUEVO
ОглавлениеDespués de la guerra, Corpus se instala de nuevo en Francia, país en el que encontró acomodo una emigración de base más popular y sindical, frente a la otra, de raíz pequeñoburguesa e intelectual, que marchó a América (a México sobre todo).
En su Memoria de la melancolía40, María Teresa León, que lo califica de «excelente como amigo, como escritor», recuerda, emocionada, esta época:
«Nosotros [ella y Rafael Alberti] vivimos cerca de Corpus en esa calle Notre Dame des Champs, donde cuenta Ernest Hemingway que él vivió feliz por coincidir con la Closerie des Lilas, el café de los poetas hacia el año veintitantos, convertido en los puntos clave de los norteamericanos en su descubrimiento de París. La casa de Corpus Barga fue para nosotros el rincón amigo que se busca desesperadamente cuando tantas cosas nos fallan. Sus ojos, tan certeros para quedarse con lo digno de mirarse o para abandonar lo superfluo, nos acompañaron durante muchos meses. Era el tiempo de nuestro trabajo en Paris Mondial. Dormíamos tanto. El día se nos iba en sueño […]. Nos rodeaban las sirenas de alarma. Los soldados no se despedían de su paz y su gente cantando himnos patrióticos. El velo de tristeza se acentúa, ¿verdad, Corpus? Y Corpus nos contaba su vida de corresponsal de guerra durante los años 14 al 17, y Marcelle [su mujer] lo miraba con sus recuerdos vivos, y Ninoche [su hija Rafaela] jugaba a crecer como hacen los arbolitos aunque soplen los vientos».
Corpus, desde muy pronto, comienza a colaborar en publicaciones extranjeras —su firma estaba entonces vetada en la prensa española—. Escribe en El Sol y Crítica de Buenos Aires y en las revistas fundadas por exiliados41. Así ocurre en Romance, creada en México a los pocos meses de la llegada de los primeros emigrantes españoles, y en Cabalgata, fundada por Lorenzo Luzuriaga y con Francisco Romero y Francisco Ayala de consejeros. También escribe en cuatro de los ocho números que salieron de Independencia en 1946 y 1947.
Entre sus actividades de estos años, es justo destacar su importante papel en la constitución, en el otoño de 1944, de la Unión de Intelectuales Españoles (UIE) en Francia. Ese mismo año comienza a editarse el Boletín de la UIE, la publicación, según Antonio Risco42, «de mayores vuelos culturales de aquellos primeros años de exilio». Este boletín desapareció a finales de 1948, cuando se habían tirado 47 números.
Las actividades promovidas por esta Unión de Intelectuales fueron abundantes.
Entre las primeras, destacamos un «Curso de conferencias» que se inició en abril de 1945. Fue inaugurado por Emilio Herrera, que disertó sobre «La cartografía aplicada a la navegación aérea». En días sucesivos intervinieron Salvador Bacarisse, Corpus Barga, que habló sobre «El Don Juan desconocido»43, Nicolás Cabrera y Victoria Kent, entre otros.
La UIE reafirmaba la necesidad de que los exiliados no se aislaran y mantuvieran la comunicación con todos los intelectuales opuestos al régimen franquista que vivían en España. Por otra parte, consciente de la dispersión y del desconocimiento de las mutuas acciones, deseaba coordinar sus actividades «con las de aquellas entidades de intelectuales republicanos españoles existentes en otros países», hasta llegar a «unificar nuestra acción y alcanzar una estructura federativa».
En 1946, Corpus contrastaba la situación de los españoles residentes en Francia con la de los refugiados en América:
«Somos pocos y apenas tenemos medios de publicidad. Nuestros compañeros que están en América tienen estos medios, han contribuido felizmente a creaciones editoriales que honran a las repúblicas americanas de idioma castellano. También se hallan en mejor situación que nosotros los profesores españoles de las universidades de Estados Unidos»44.
También Corpus pedía un concierto común, por lo menos para transmitir información, porque, decía:
«Los escritores en el destierro que nos hemos quedado en Francia empezamos a salir del aislamiento. Hemos estado más aislados, más separados de la producción literaria española de la emigración —y de la otra— que los escritores españoles que se fueron a las repúblicas americanas o que quedaron en Londres»45.