Читать книгу Selfi americano - Curtis Bauer - Страница 10
Eufórica
ОглавлениеTal vez debería apreciar el vacío verde
en el mapa donde se pierde la carretera por la que avanzo
y donde el triángulo del GPS que soy yo comienza
a girar como si no fuera yo el único confundido
y entonces me sigue en la extensión
que se abre ante el coche, frente al sol que declina
y que en unas cuatro horas brillará en las bombas extractoras
en un tono de petróleo oxidado, y espero no estar ya para
[entonces,
haber encontrado algún camino asfaltado que nunca antes
rozara pero agradecerlo y susurrar gracias
como cuando una rehén recién liberada y devuelta a su país
besa la pista ante las cámaras ante el cuello
de su esposa o la mejilla de su padre o el saludo
de algún oficial obligado a recibirla,
o quizá fuera mejor expresar hoy mi gratitud quitando
los seis cadáveres de coyote a lo largo de la valla de la finca
no debía haber entrado creyendo que era una nueva ruta de
[vuelta a casa,
tras el pozo de grava a donde los chicos de Ralls deben llegar
[a beber
o a follar quizá con sus primas mayores para eludir
[sus matrimonios
o a disparar a las latas o al cielo y alguno agarró tal borrachera
que se quitó ese par de vaqueros verdes tan perfectos
de la estantería de Sears y cada vez menos después, aquí
en una carretera sin nombre, un camino en realidad, y los dejó
[arrugados
sobre el suelo arrugado, el único verdor en este mar, este mar
[de tierra
roja en la que algunos aún creen que lo que hacen es cultivar
y por eso emplean su dinero y su tiempo
roturando de acá para allá las parcelas
como barcos de arrastre por el lago Salton o
un astronauta en Marte que hubiera perdido una herramienta
[especial
en lo que no llamaríamos parcela sino algo más
interestelar y espacial como terra vasta y esto
es Texas así que puede resultar
porque la tierra es vasta y siempre a punto
de soplar sobre el rostro y
yo no he matado a nada
con cuatro patas y pelaje en años
aunque ayer por la noche tropecé otra vez
y mi amiga la salamandra,
quien pegada a la pared junto a la cocina
me ha visto entrar cada día desde julio
dio un brinco, y se metió bajo un zapato y ahí quedó
besando el suelo, como eufórica,
liberada al fin de la pared,
y yo la enterré en el montón de basura que llamo composta
y tengo que retomar la dirección Este y encontrar esas carcasas
que se erizan en el viento vespertino y traerlas
hasta esa tierra eufórica que los adoraba
y les besaba cada pata al trotar.