Читать книгу Miss Tacuarembó - Dani Umpi - Страница 21

Diecinueve

Оглавление

Descansamos encerrados en mi dormitorio. Mi madre golpeó la puerta, pero no la dejamos entrar. Carlos sudaba de miedo y remordimientos. Yo sudaba de cansancio. Nos sentamos en la cama y nuestro alrededor se volvió más calmo.

—¿Ves? No te preocupes, Carlos, estamos protegidos por Cristo. No seas maricón.

—¿Y si nos descubren?

—Cristo no lo va a permitir. No seas maricón.

Probamos los aparatos. Primero nos alejamos algunos pasos, luego unos metros, luego unos cuantos metros, una cuadra… El alcance era increíble. Carlos entró a su casa y se encerró en su dormitorio.

—¿Me escuchás, Nati? Cambio.

—¡Sí! Te escucho, pero con un poco de interferencia. Cambio.

—Eh… no sé qué decir. Cambio.

—No digas nada, yo te voy a contar un cuento: el cuento de los amigos con walkie-talkies nuevos.

Miss Tacuarembó

Подняться наверх