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El concepto de sí mismo

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La desconfianza hacia los expertos es muy profunda entre los profesionales centrados en la persona. Para ser un counselor eficaz, quien practica el enfoque centrado en la persona debe aprender a usar su pericia como una prenda invisible. Se espera que los expertos brinden su maestría para recomendar qué se debe hacer, para ofrecer orientación calificada o hasta para dar órdenes. Sin duda, en algunas áreas de la experiencia humana esa pericia es esencial y adecuada. Lamentablemente, la gran mayoría de los que buscan la ayuda de counselors han pasado gran parte de su vida rodeados de personas que de manera avasallante e inapropiada se han autoproclamado como expertos en la conducción de la vida de otras personas. En consecuencia, esos consultantes se sienten desesperados por su incapacidad de satisfacer las expectativas de los otros, ya sean padres, profesores, colegas o los llamados amigos, y no sienten respeto por sí mismos ni autoestima. Y sin embargo, a pesar del daño que han sufrido a manos de los que han intentado dirigir su vida, esas personas a menudo recurrirán a un counselor buscando a otro experto más para que les diga qué hacer. Los counselors centrados en la persona, a la vez que aceptan y entienden esta necesidad desesperada de autoridad externa, harán todo lo posible para evitar caer en la trampa de desempeñar ese rol. Hacerlo sería negar un supuesto central del enfoque: que se puede confiar en que el consultante encontrará su propia manera de seguir adelante sólo si el counselor puede ser la clase de compañero capaz de alentar una relación en la que el consultante pueda comenzar, al menos tentativamente, a sentirse seguro y a experimentar los primeros indicios de la autoaceptación. Las probabilidades de que esto no suceda son a veces muy altas porque la percepción que el consultante tiene de sí mismo es pobre y porque los “expertos” críticos con quienes se encontró en su vida, en el pasado y en el presente, fueron muy destructivos. La gradual revelación del concepto de sí mismo de un consultante, es decir, la construcción conceptual que la persona hace de sí misma (aunque se exprese de una manera muy deficiente), puede ser tremendamente desgarradora para el que escucha. Esta revelación pone de manifiesto el alcance del rechazo que un individuo siente por sí mismo y esto suele presentar un severo desafío para la fe del counselor, tanto en el consultante como en su propia capacidad de ser un compañero confiable en el proceso terapéutico.

El breve extracto del recuadro 1.1 resume el desarrollo triste y casi inexorable de un concepto de sí mismo que socava todo lo que la persona hace o intenta ser. Hay un sentido de desvalorización y de estar condenado al rechazo y a la desaprobación. Una vez que se ha internalizado ese concepto de sí mismo, la persona tiende a reforzarlo, porque es un principio fundamental del punto de vista centrado en la persona que nuestro comportamiento es en gran parte una expresión de cómo nos sentimos en verdad sobre nosotros mismos y sobre el mundo en que vivimos. Esencialmente, lo que hacemos suele ser un reflejo de cómo nos evaluamos a nosotros mismos; si llegamos a la conclusión de que somos ineptos, sin valor e inaceptables, es más que probable que nos comportemos de una manera que demuestre la validez de tal valoración. Por lo tanto, las probabilidades de lograr estima o aprobación se vuelven más remotas a medida que pasa el tiempo.

Recuadro 1.1

La evolución del bajo concepto de sí mismo

Consultante: No recuerdo que mis padres me hayan elogiado nunca por nada. Ellos tenían siempre algo crítico para decir. Mi madre estaba siempre encima mío por mi desprolijidad, mi falta de pensamiento sobre todo. Mi padre siempre me decía estúpida. Cuando saqué seis “A” en mis GCSEs (exámenes de ingreso a la universidad) me dijo que era típico que me hubiera ido bien en las materias equivocadas.
Counselor: Parece que nunca podías hacer nada bien para ellos por más que trataras o por bien que te fuera.
Consultante: Mis amigos eran igual de malos. Siempre criticaban mi aspecto y me decían que era una tragalibros granujienta. Lo único que quería era moverme sin que nadie me viera.
Counselor: Te sentías tan mal acerca de ti misma que habrías querido ser invisible.
Consultante: No todo quedó en el pasado. Ahora pasa lo mismo. Mi marido nunca aprueba nada de lo que hago y mi hija dice que a ella le da vergüenza traer a sus amigos a casa por si yo los molesto. Parece que no le sirvo a nadie. Sería mejor si simplemente desapareciera.
Counseling centrado en la persona

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