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Capítulo 2
El contexto del caso
Una vasta red de espionaje

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A finales de siglo, en la prensa se critica a los militares. La derrota de Sedan ha minimizado su prestigio y promovido la reorganización del ejército. En el seno del estado mayor empieza a nacer una mentalidad nueva: hay que volver a dorar el blasón del ejército y otorgar a Francia nuevos medios militares como perspectiva de «revancha». A partir de entonces, entre los generales del cuerpo se concibe la importancia del espionaje militar y político, casi inexistente hasta 1870.

Francia se encuentra enfrentada a Alemania, el enemigo de siempre – junto a Inglaterra—, y por esta razón desarrolla su Servicio de Información a gran escala. Así se crea la Sección de Estadística, vinculada al segundo despacho del estado mayor general; en realidad, se trata del servicio de espionaje y contraespionaje francés.

En la época de los hechos que nos interesan, la Sección está dirigida por el coronel Sandherr, concretamente desde 1887. Él es el principal brazo ejecutor. Está rodeado de un puñado de oficiales y de algunos agentes ocasionales o permanentes, además de los agentes que actúan en el extranjero, y se dedica a la peliaguda tarea de proporcionar la lista de las personas susceptibles de ser detenidas en caso de guerra contra Alemania.

MAXIMILIEN VON SCHWARTZKOPPEN

Maximilien von Schwartzkoppen era el agregado militar de la embajada de Alemania en el momento del caso Dreyfus. En su basura es donde se había encontrado la famosa lista que había llevado a la cárcel al capitán Dreyfus por alta traición. En sus cubos de basura aparecieron falsos documentos que señalaban la culpabilidad de Dreyfus… La basura de Schwartzkoppen era una verdadera mina de oro…

Schwartzkoppen, conde de Munster, nombrado en la embajada en 1892, gozaba de la absoluta confianza de su superior, el embajador alemán, que aseguró a los franceses que su agregado no cometería el mismo error que su antecesor, repatriado por espionaje antifrancés.

Diplomático perfecto, bueno y diestro, Schwartzkoppen tenía importantes razones para mezclarse en el tráfico de espionaje.

Desobedeciendo las órdenes de su superior, posiblemente ejecutara órdenes de algún estamento aún más alto, las de su jefe supremo, el emperador de Alemania, Guillermo II en persona.

Como muchos otros agregados de la embajada, el coronel Schwartzkoppen mantenía una estrecha relación con otros agregados militares, sobre todo con un italiano, el mayor Alessandro Panizzardi, conocido como Alexandrine. Sus relaciones no sólo fueron profesionales, pues la correspondencia encontrada atestigua que su relación era más íntima de lo que se suponía…

Cuando el coronel fue acusado en el caso Dreyfus, su embajador no quiso creerlo y lo defendió. Incluso se publicó en prensa un desmentido oficial. Durante todo el proceso, otros desmentidos se hicieron públicos. Alemania jamás había solicitado el intercambio de esos documentos secretos. Y Schwartzkoppen afirmó siempre que no trabajó nunca con el capitán Dreyfus; en cambio, conocía perfectamente a Esterhazy, que había venido a verlo con intenciones manifiestas…

Schwartzkoppen siguió ocupando durante mucho tiempo su puesto de agregado sin dejar de realizar sus actividades de espionaje. Dejó su cargo sin que nadie lo hostigara. Más tarde escribió en sus memorias, Les Carnets de Schwartzkoppen. La verité sur Dreyfus, todo lo que sabía sobre el caso (pero, ¿hay que creérselo todo?).


La Sección está compuesta, además de Sandherr, por cinco oficiales: el comandante Cordier, adjunto de Sandherr; el comandante Henry; el capitán Lauth, antisemita casi fanático que se dedica a la traducción de los textos alemanes; el capitán Matton, especialista en temas italianos; y, por último, Gribelin, el hombre para todo del Servicio.

Además de estos oficiales hay otro personaje que desempeña un papel esencial: la señora Bastian, agente al servicio de Francia, que opera en la embajada de Alemania, en la que trabaja como mujer de la limpieza de 1889 a 1897. Ella es la que vigila de cerca a los alemanes y la que recoge los documentos y papeles de la basura o intercepta el correo, y entrega estos documentos al intermediario del Servicio de Información francés indicado (en este caso, al comandante Henry). Los documentos conciernen al agregado militar alemán, Maximilien von Schwartzkoppen, nombrado en 1892 en la embajada. Como ya hemos visto anteriormente, la señora Bastian es lo que comúnmente se conoce como la vía ordinaria.

Desde hace algún tiempo, los jefes de los Servicios de Información ha observado que muchos documentos militares importantes han desaparecido. Ciertos testigos, a los que aún no se les puede dar demasiado crédito, han dado nombres. El de Dreyfus está entre ellos… El estado mayor opina que hay espías en todas partes. Por otro lado, espías y contraespías son muy a menudo una única persona y entre los espías de diferentes países se hacen tratos y se organizan entre ellos, en detrimento a veces de las alianzas internacionales.

Durante estos años se lleva a cabo una verdadera caza de brujas: muchos espías que trabajan para Alemania son detenidos: los capitanes Bonnet y Guillot, el empleado del Ministerio de Marina Joseph Greiner, etc. Una ligera psicosis se apodera del ejército francés, que teme por su reestructuración y su integridad.

El caso Dreyfus

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