Читать книгу El almacén de los recuerdos - Denise Arredondo - Страница 19

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Carta de amor

Hoy no es ninguna fecha en especial, pero siento la necesidad de escribirte, tengo ganas de escribirte. Siempre quiero hacerlo, siempre me invade la necesidad de poner en papel todo lo que siento por vos. Pero las palabras nunca llegan, porque nunca sé exactamente qué decir, qué decirte, pero hoy creo que sí. Hoy siento que tengo las palabras justas, las conexiones correctas.

Y para empezar esta carta de amor quiero decirte que te amo, te amo, sí, te amo. Y en verdad no sé qué tan grande es esa palabra, pero al parecer tiene mucho poder. Yo no sé si con decirte solamente “te amo” estoy satisfecha, si con decir solo “te amo” completo la lista interminable de sentimientos que tengo por vos, si con decir “te amo” ya te estoy diciendo todo.

Sí, yo sé que te amo, pero siento mucho más que un solo “te amo”, tengo una ola de sentimientos por vos, tengo una mezcla de palabras, tengo conexiones incorrectas o correctas, no sé, francamente ya no sé.

En parte quizá eso sea el amor, no saber. No saber lo que sentimos, lo que estamos llevando dentro de nosotros, no distinguir algunos sentimientos, no comprender exactamente lo que es, lo que uno siente. Y nunca se encuentra algo justo, algo con exactitud que tenga el mismo valor, el mismo significado de lo que uno lleva dentro.

Porque yo te miro, y Dios, el mundo se me paraliza, se me rompen todos los esquemas, hacés un revuelo en todo lo que llevo dentro, te miro y comprendo que estando con vos no hay nada ni nadie que necesite más. Porque me das amor, calma, vida, la felicidad misma en unas manos, un universo entero con tan solo rozar tus labios.

Nunca creí amar de esta manera, nunca creí encontrar unas manos que con tan solo un roce me hagan estremecer, jamás imaginé algo así, una vida repartida en dos, transformada en un nosotros.

Pero el primer día en que te vi sinceramente sentí que todo esto era nuevo, que algo más se aproximaba, algo más que una sonrisa, una mirada y unas palabras.

Y el tiempo me fue dando la razón, no quedaron solo las miradas y las sonrisas en ese momento, sino que se multiplicaron y se transformaron en un recuerdo, nuestro recuerdo, y recorrimos un camino, lo llenamos de nuestra vida. (Ya no sé lo que es vivir si vos no estás acá).

Hay un poco de nostalgia en escribirte todo esto, porque empiezo a recordar el largo trayecto que hicimos juntos y me doy cuenta de que en verdad no puedo pedir más.

Fui feliz, y soy feliz desde que estás junto a mí, desde ese agosto cuando te empezaste a interesar por mí. Fui feliz, soy feliz y seré feliz mientras mantengamos este amor intacto, estas flores sin marchitar.

Es que me diste color, pintaste todos mis días grises, me borraste tristezas y poco a poco te llevaste todo lo malo de mí, lo desechaste, lo volviste útil, bien indispensable.

Es tan hermoso el amor cuando es de esta manera, cuando es sin límites, sin ataduras, cuando es libre de sentir y de poder ser escuchado y expresado.

Quiero terminar esto diciendo que te amo, pero como te dije en un principio, no sé qué tan fuerte y qué tan poderosa sea esa palabra, pero parece tener mucho significado. Y si decir “te amo” es regalarte todas las estrellas, la luna, el sol, la vida, mis manos, mi amor, si es que es todo eso y más, entonces sí, te amo. Pero siempre recordá que te amo más de lo que alguna vez llegue a imaginar.

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El almacén de los recuerdos

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