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QUÉ OCURRE EN TU CEREBRO Y TU ORGANISMO

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Las investigaciones adolecen de lagunas respecto a lo que sucede en nuestro organismo durante una resaca. Pero lo que sí sabemos es que es un estado multifactorial causado por diversos cambios bioquímicos y neuroquímicos, así como por la estructura genética de cada individuo.

1. Te has suministrado veneno. Una de las formas de metabolizar el alcohol es mediante la enzima llamada «alcohol deshidrogenasa» (ADH). A medida que esta enzima descompone el etanol, produce el venenoso y carcinógeno acetaldehído, el cual se convierte relativamente rápido en acetato, para finalizar como dióxido de carbono y agua. Sin embargo, algunas personas presentan variantes genéticas de las enzimas relevantes que aceleran o deceleran la degradación. Los estudios realizados a personas que tardan en descomponer el acetaldehído extraen como conclusión que esto les produce desagradables sensaciones: desde rubores hasta náuseas y taquicardia [17]. Por lo tanto, algunos de los síntomas de la resaca pueden provenir de la presencia de acetaldehído.

Se considera que el elevado consumo de congéneres también agrava la resaca. Sus concentraciones son más altas en el vino tinto y los licores destilados (por ejemplo, el brandi), mientras que en licores claros (como el vodka) son más bajas. Los congéneres incluyen acetaldehído, acetonas, histaminas y metanol. De hecho, se cree que el metanol, resultante de la fermentación del azúcar, es uno de los factores más decisivos en la producción de síntomas de resaca.

La enzima alcohol deshidrogenasa (ADH) metaboliza el metanol a un ritmo más lento que el etanol para generar formaldehído (el cual se usa para preservar cadáveres) y ácido fórmico (presente en las picaduras de abejas y hormigas), ambos altamente tóxicos.

2. Tus neurotransmisores se han vuelto locos. Antes he explicado los cambios producidos en el glutamato y el GABA, tus principales sistemas neurotransmisores. Se ha demostrado en roedores que el grado de desequilibrio entre ambos (es decir, demasiado glutamato y escaso GABA) se correlaciona con la intensidad de la abstinencia [18].

3. Tienes inflamación. Esta se produce cuando tu organismo está dañado, como respuesta parcial del sistema inmunológico. Pese a ser una consecuencia natural, puede resultar altamente destructiva. Hoy en día, la inflamación crónica se considera un factor significativo en múltiples problemas de salud prolongados, desde diabetes hasta cáncer y, como veremos en el próximo capítulo, cirrosis hepática.

El alcohol activa este proceso porque daña los vasos sanguíneos y el intestino, lo cual hace que el organismo reaccione en consecuencia. La respuesta inflamatoria es desagradable y los síntomas abarcan desde náuseas o vómitos hasta dolor de cabeza, turbación, temblores y depresión clínica. Esta última ocasiona cambios de humor y deterioro cognitivo, así como déficits de memoria y aprendizaje. Por eso, un fármaco antiinflamatorio, como el ibuprofeno, puede ayudar a aliviar los síntomas de la resaca.

Disfunción mitocondrial. El alcohol también daña el ADN mitocondrial, sobre todo en el hígado. Las mitocondrias, que podríamos definir como las máquinas que producen energía en cada célula, son vulnerables a los daños de los radicales libres producidos por el alcohol a través del acetaldehído. Para su suministro de energía, las células cerebrales dependen de las mitocondrias, y cualquier daño provocado a estas últimas, por leve que sea, puede liberar toxicidad en varias regiones del cerebro.

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