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2.3. El aprendizaje social

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El principal representante de esta corriente es Albert Bandura (1925).

Esta teoría se encuentra a camino entre las teorías conductistas previas y las teorías cognitivas que le son posteriores.

Para Bandura existe un determinismo recíproco entre el comportamiento del ser humano y el ambiente que le rodea. Es decir, Bandura entiende que el ambiente es un factor determinante en la conducta del individuo, del mismo modo que esta conducta influye determinantemente en su ambiente. Hay una influencia recíproca, de modo que, para analizar una conducta o comportamiento determinado, hay que tener siempre en cuenta el ambiente en que éste se produce. De igual forma, para analizar un contexto determinado, habrá que apoyarse en los individuos que lo conforman.

En la teoría del aprendizaje social, no solo se contemplan como elementos del aprendizaje los estímulos y las respuestas, sino que se introduce el factor de la observación e imitación de un modelo social como determinante para el proceso de aprendizaje.

Nos encontramos pues ante una revolución conceptual de las teorías del aprendizaje. Y con ello surgen posturas extremas en ambos sentidos:

1 Determinismos ambiental: en el que las circunstancias que rodean al individuo, los factores externos a él, regulan y controlan su conducta. Para el determinismo ambiental, la forma de educar es centrándose en las características extrínsecas al niño. Controlando el ambiente, se controlan los aprendizajes.

2 Determinismo personal: para esta concepción, la explicación y origen de la conducta se encuentra en el interior del propio individuo, hace referencia a sus instintos, preferencias, características, rasgos, intereses, etc. La conducta es independiente de la situación ambiental que la rodea.

Pero el aprendizaje social conjuga estas dos posturas extremas, considerando el aprendizaje una conjunción de ambas, por lo que para influir en la educación del niño, se ha de conocer y se ha de actuar, tanto sobre el propio niño como sobre el contexto educativo, ya que ambos están interrelacionados e influyen entre sí de forma bidireccional.

Otra gran aportación de la teoría del aprendizaje social es la de la capacidad de simbolización del individuo.

En este sentido, el aprendizaje no solo ha de ir encaminado a la adquisición de conductas concretas, también va a tener que contemplar la adquisición de reglas abstractas y de conceptos, así como de estrategias de selección y procesamiento de la información.

Consideran que hay que tener en cuenta las siguientes capacidades en el aprendizaje humano:

1 Capacidad simbólica: existe la representación mental de la acción, lo que permite un ensayo abstracto de la conducta, minimizando así la aparición de errores en la conducta real.

2 Capacidad de previsión: gracias a la función simbólica aparece la capacidad de prevenir la acción.

3 Capacidad vicaria: el aprendizaje por observación permite este aprendizaje vicario, a través de la observación de modelos sociales se desarrollan aprendizajes simbólicos.

4 Capacidad autorreguladora: a través de la manipulación del ambiente el individuo puede autocontrolar su propia conducta.

5 Capacidad de autorreflexión: posterior a la acción el individuo es capaz de analizar y evaluar su conducta, sopesando las consecuencias y resultados de la misma.


“El aprendizaje es bidireccional: nosotros aprendemos del entorno, el entorno aprende y se modifica gracias a nuestras acciones”. (Albert Bandura)

Desarrollo cognitivo, sensorial, motor y psicomotor en la infancia. SSC322_3

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