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LAS OCHO RAMAS

La definición literal de ashtanga yoga es ocho ramas, o partes, enumeradas por el sabio Patanjali. Aunque establecer fechas es un gran desafío debido a la falta de registros de las antiguas tradiciones filosóficas indias, existe un consenso generalizado que estima que Patanjali escribió sus textos alrededor del año 200 de esta era. En las antiguas tradiciones indias de sabiduría, contar o enumerar distintas prácticas y grupos de cosas es muy común: las ocho ramas del yoga, los cuatro Vedas, los 108 Upanishads, las veinticuatro categorías de la experiencia, y así sucesivamente. Enumerar cosas nos ayuda a mantener nuestra mente organizada, para así tener guía o foco cuando pensamos acerca de ideas abstractas. Las ocho ramas tienen significados tradicionales asociados con ellos, pero en este libro uso un enfoque un poco más ligero y más contemporáneo. La traducción literal de las palabras sánscritas puede ser engorrosa, y lo literal no siempre nos ayuda a progresar o transformar, o siquiera a comprender el supuesto significado de una palabra. Gran parte del canon sánscrito está escrito de forma alegórica. Las traducciones no se pueden hacer solo con un diccionario, y es aquí donde surge mucha confusión acerca del significado de los Vedas, los Upanishads, y el hinduismo en general.

Idealmente, lo que buscamos en una práctica espiritual es transformación, no rigidez. En este libro exploro las ocho ramas del yoga en relación con la decisión consciente que realizamos al comprometernos con el crecimiento, la honestidad, la disciplina y la transformación. Cuando miramos a través de esta lente, las ocho ramas se convierten en un medio para estar presentes en todos los niveles de compromiso, desde el nivel del mundo y las personas que nos rodean hasta la forma en que nos vinculamos con nuestro ser interior. Después de todo, experimentar el mundo es una de las maneras primordiales de saber que estamos vivos, que vivimos en un mundo interconectado, interdependiente y dinámicamente diverso. Si vivimos solo en nuestros pensamientos, nos desconectamos de la experiencia y nuestra morada verdadera.

Podríamos describir las ocho ramas clásicas del siguiente modo:

1. Yama: principios éticos de la no violencia, la verdad, no robar, la moderación sexual y la no codicia.

2. Niyama: práctica personal de la limpieza, el contentamiento, la austeridad, la repetición de mantras y la entrega a Dios.

3. Asana: la práctica de posturas.

4. Pranayama: la práctica del control de la respiración.

5. Pratyahara: el retraimiento del contacto de los sentidos con los objetos del mundo.

6. Dharana: concentración sostenida.

7. Dhyana: meditación ininterrumpida.

8. Samadhi: la experiencia de la no diferencia entre el que observa y lo observado.

Aunque estas son traducciones muy precisas, y aunque es importante estar atentos al uso de estos términos técnicos, también es muy importante que comprendamos, como “usuarios finales” de la práctica, de qué manera estas ramas pueden actuar como guías. ¿Cómo me responsabilizo al comprometerme con una práctica espiritual? ¿Cómo puedo aplicar las ramas de manera que pueda transformar y suavizar mis propias asperezas? Con esta idea en mente, las ocho ramas pueden ser vistas como la perspectiva de elegir muy conscientemente comportamientos alternativos, y pueden ser vistas así:

1. Yama: elijo conscientemente que mis interacciones interpersonales sean reflexivas, amorosas y respetuosas.

2. Niyama: elijo conscientemente dedicarme a mis prácticas y disciplinas espirituales.

3. Asana: elijo conscientemente cuidar de mi cuerpo y mi mente a través de la práctica de posturas.

4. Pranayama: elijo conscientemente regular y equilibrar mi respiración y mi sistema nervioso mediante las prácticas respiratorias.

5. Pratyahara: elijo conscientemente prestar atención a la consciencia que me habita y que anima mis órganos sensoriales.

6. Dharana: elijo conscientemente dirigir mi foco y mi atención, y volver a centrarme cuando sea necesario.

7. Dhyana: elijo conscientemente mover mi mente hacia la concentración en los objetos en los que destino mi foco y atención.

8. Samadhi: elijo conscientemente cambiar mi percepción hacia la experiencia de una consciencia unificada.

En relación con la primera rama, los principios éticos a veces pueden causar cierta rigidez mental, y sufrir una variedad de interpretaciones que no siempre son claras. Sin embargo, es importante establecer límites, y los yamas nos ayudan específicamente a crear límites saludables, pero también debemos asegurarnos de que no estamos imponiendo a nuestra psique algo que no somos capaces de llevar a cabo y que, por lo tanto, nos hará sentir peor. En los tiempos que vivimos, es mejor responsabilizarnos de poner en práctica las ramas del yoga de maneras que sean sostenibles y adecuadas para nuestras vidas. Podemos ser creativos con ellas, pero lo que debemos revisar de vez en cuando es si nuestra actitud e implementación es auténtica. Si no lo es, ¡es probable que alguien nos llame la atención por esto!

Las cinco primeras ramas describen observancias y prácticas físicas, y las últimas tres describen experiencias internas de profundos niveles de concentración y absorción. La totalidad de las ocho ramas son definidas como prácticas que remueven las impurezas que nublan el campo de nuestra consciencia y que nos guían a niveles más profundos de discernimiento, y que culminan en la liberación espiritual de la esclavitud de nuestras mentes condicionadas. La meta del yoga es presentada en los Yoga Sutras como la discriminación entre el que observa y aquello que es observado, la distinción de aquel que experimenta y lo que es experimentado, entre el sujeto y el objeto, de manera que nuestra consciencia repose en sí misma, y no se pierda en identificaciones con la naturaleza cambiante del mundo. En la tradición del yoga, esto se llama libertad.

Históricamente, India ha sido una tierra de tradición oral, e incluso hoy prevalece esta herencia de múltiples formas. Las enseñanzas del yoga son variadas, y sus detalles a veces se contradicen y difieren según el lugar. Las prácticas del norte de la India, por ejemplo, son bastante diferentes de las prácticas del sur. Patanjali reunió las enseñanzas que predominaban en su momento y en momentos anteriores, y luego las sistematizó.

En cada uno de los capítulos siguientes, discutiré sobre ideas diversas que se relacionan con estas ramas, incluyendo descubrimientos científicos, discernimientos psicológicos, estructuras fisiológicas y referencias espirituales de las escrituras. Los primeros capítulos se enfocan en la información fundamental sobre las primeras cuatro ramas del Ashtanga Yoga, y la segunda mitad del libro profundiza en la ciencia. Espero que, cuando llegues al final del libro, hayas recibido un conocimiento completo de los mecanismos internos del yoga, una comprensión que se nutre de la tradición así como del lenguaje contemporáneo y de los descubrimientos científicos para percibir la relevancia creciente del yoga en el mundo actual. El yoga es una práctica contemplativa; surge de las tradiciones místicas de la India para brindar a los seres humanos un contexto en el que podemos experimentar quiénes somos y lo que estamos haciendo aquí, en este pequeño planeta que flota en espacio. Sin embargo, el cuerpo es el sitio que alberga la contemplación, por ende, empezaremos por allí.

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