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Prefacio

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Aún no me acuerdo de cuándo comencé a narrar historias breves en formato de cuento. Solo sé que una mañana apareció el maldito virus de la COVID-19, llevándose la vida de muchas personas y encerrando en habitaciones de ignorancia y miedo a otras tantas.

En ese momento tuve la necesidad de revisar todo lo que había escrito y fue así que me encontré con un abanico de ideas, muchas de las cuales todavía estaban pendientes de cerrar.

En ese contexto, cada palabra y expresión adquirió una estructura semántica que me llevó a transitar por el camino de la novela.

El escenario de la cuarentena pandémica fue mi Lienzo a partir del cual les di vida a personajes que, de a poco, fueron moldeando con su personalidad un drama que mostraba pinceladas oscuras de comedia.

«Nadie vuelve a ser la misma persona después de haber sido parte de las miserias ajenas». Por eso, querido lector, la historia que vas a encontrar en mi obra es «un compendio de humanidades». Sus personajes te llevarán a recorrer lo más noble que puede ofrecer una persona cuando es respetada, hasta lo más miserable en lo que se puede convertir cuando las circunstancias y el poder se lo permiten.

En mi recorrido, también aprendí que ninguna historia se parece a sí misma, si el camino que se transita es diferente. Tal vez por eso, mientras iba escribiendo mi novela, me animé a caminar por un sendero distinto, en el cual la imaginación iba teniendo más dominio que la vida real. De a poco se me iba develando la desmesura patológica del poder en las relaciones humanas: eso que los griegos llamaban el «síndrome de hibris».

Después de un largo y profundo proceso de escritura, emociones y sensaciones encontradas, puedo decir que llegó el día de dar a luz mi ópera prima: «Humanos sin Recursos: Un compendio de humanidades». Allí donde para mí estuvo presente la «nueva anormalidad» del encierro desmedido, encontré la fuente de inspiración en mis largas madrugadas de insomnio. Ese fue el lugar desde donde escribí y «jugué a ser Dios», para darle vida a una historia y a sus oscuros y diversos personajes.

Por eso, querido lector, no solo me siento feliz por haber salido creativamente vivo del puto año 2020, sino también porque después de haber atravesado un profundo y sinuoso camino, hoy puedo decirte que estoy en condiciones de acompañarte a transitar mi historia para que la disfrutes y reflexiones.

¡Es un gran día porque me siento terriblemente feliz!

Humanos sin recursos

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