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Cada ser humano es un mundo, cada poeta es un mundo. Y cada antología es un intento fallido de unificar estos mundos de acuerdo con unos criterios arbitrarios: edad, nacionalidad, género… Ciertamente parece que debiera haber algún denominador común entre ciertos escritores: contexto histórico o geográfico, idiosincrasia nacional. Puede dar la impresión de que es más fácil comprender a un escritor cuando se tienen ciertas premisas o expectativas y por ello se buscan criterios unificadores. Sin embargo en la poesía contemporánea es una empresa ardua, casi infructuosa.

El objetivo de esta antología (realizada con unos criterios muy concretos de edad, género y producción poética) era resaltar el papel de la mujer en la poesía checa actual. Es posible que no sea realmente necesario hoy en día. Las mujeres ocupan un lugar prominente en la actualidad de la literatura checa y brillan con su luz propia. Pero no ha sido así siempre…

La poesía checa representa un referente bastante desconocido para el lector hispanohablante, salvo poetas excepcionales como Jaroslav Seifert o Vladimír Holan. Por ello es importante destacar que la evolución de la poesía en lengua checa ha estado muy unida al nacionalismo y a la evolución de la propia lengua. Aunque hubo algunos poetas que escribieron en lengua checa durante el periodo barroco, como Bedřich Bridel y Adam Michna de Otradovice, es Karel Hynek Mácha, el poeta considerado como fundador de la poesía checa moderna, con su monumental poema «Mayo» (Máj) publicado en 1836. Desde entonces, la poesía checa atravesó momentos de auge nacionalista a finales del siglo XIX (con nombres como Božena Němcová, Karel Jaromír Erben o Jan Neruda,) y un periodo modernista (Česká Moderna), a caballo del cambio de siglo, donde sus máximos exponentes fueron Jaroslav Vrchlický y Otokar Březina. Es, sin embargo, en el siglo XX cuando la poesía checa vuelve a destacar, después de finalizar la Primera Guerra Mundial, bajo la influencia de las vanguardias francesas, creando su propia versión, el poetismo, un movimiento literario apolítico basado en el optimismo, la alegría y el juego lingüístico, cuyo manifiesto explicaba que la poesía debe ser cotidiana, tratar los asuntos diarios y ser para la gente, para el pueblo, no para las élites. La variante anarquista, fundada por Stanislav Kostka Neumann, tiene también a František Gellner como exponente, pero es el grupo poético de la revista Devětsil el máximo referente de la poesía checa de esta época, con destacados nombres como Vítězslav Nezval y Jaroslav Seifert. La corriente existencialista posterior corrió a cargo de František Halas y František Hrubín, anticipando los horrores de la Segunda Guerra Mundial.

Tras la Segunda Guerra Mundial aparece el Grupo poético del 42, más influenciado por la poesía del mundo anglosajón y con temas dedicados a la ciudad y al progreso industrial. Poetas como Jiří Kolář, Josef Kainar, Jiří Orten e Ivan Blatný son referentes de esta época, en la que de nuevo las mujeres parecen ser inexistentes o ignoradas. El omnipresente Vladimír Holan sigue escribiendo y publicando de los años treinta a los años ochenta, contra viento y marea, desde su retiro en la isla de Kampa, en Praga. Durante los años cincuenta, después de que los comunistas subieran al poder, parte de la producción lírica tiene que someterse al régimen y a la censura. Algunos poetas como Karel Šiktanc y Jiří Šotola son afines al régimen al principio pero después se convierten en autores prohibidos. Durante la época comunista, y especialmente tras la normalización de los años setenta y ochenta, la literatura en oposición al régimen tiene que irse al exilio o publicarse a escondidas, como cuadernillos y fanzines, en ediciones clandestinas llamadas samizdat.

Es difícil encontrar voces femeninas en el desarrollo de la poesía checa desde el mencionado Karel Hynek Mácha hasta bien entrados los años sesenta del siglo XX. Las pocas que había permanecieron siempre escondidas y los historiadores literarios han minimizado su presencia. Exceptuando a Božena Němcová (Viena, 1820-Praga, 1862), fundamentalmente conocida como prosista con su novela La abuela (Babička) aunque comenzara publicando poemas en revistas literarias de la época, parece que no hay otras poetas mujeres en el siglo XIX. Por ejemplo, una de las pioneras de la lírica checa, Eliška Krásnohorská (Praga, 1847-1926), famosa libretista de ópera, traductora y poeta, casi nunca es mencionada entre otros nombres de la época. Otro de los movimientos importantes en la poesía checa, el mencionado poetismo, iniciado por Karel Teige y con importantes nombres como Vítězslav Nezval, František Halas y el propio Jaroslav Seifert, está ausente de voces femeninas.

Más adelante, tras la Segunda Guerra Mundial, el Grupo 42, caracterizado por su admiración por la literatura anglosajona, reconoce a una mujer entre sus integrantes: Jiřina Hauková. Junto a poetas como Jiří Orten, Josef Kainar y Ivan Blatný, esta escritora ejerce una gran influencia en las nuevas generaciones. De la misma época es Bohumila Grögerová, que, junto a su marido Josef Hiršal, es representante de la poesía experimental. Estos dos grupos tuvieron mucha importancia en la lírica posterior, en especial en la poesía beat checa, cuyo máximo exponente fue Václav Hrabě. Es en este momento cuando empiezan a aparecer nombres femeninos relevantes, como Vladimíra Čerepková e Inka Machulková. Tras 1968, la invasión de Checoslovaquia hace que el movimiento poético se fragmente en tres partes: la primera, en fiera oposición, se va al exilio; la segunda se queda y capea el temporal como puede, en parte yendo a la semiclandestinidad, publicando en ediciones samizdat; y la tercera se pasa al underground, utilizando la música como fuente de protesta, con lo que abundan en ella los cantautores. No hay muchas mujeres visibles en este periodo, aparte de nombres como Věra Linhartová y Viola Fischerová, pertenecientes al Grupo del 36 junto a Václav Havel y Jiří Kuběna. Caso aparte merecen Jana Štroblová y Karla Erbová, ambas prohibidas hasta 1989.

El nuevo surrealismo surgido en los años setenta, cuenta entre sus poetas mujeres a Jana Švankmajerová, que suele estar siempre a la sombra de su marido, el artista Eva Švankmajer, y a Alena Nádvorníková, ambas poetas pero también artistas plásticas. Otra autora de esa época, Sylvie Richterová, se va a Italia y sólo aparece en samizdat hasta después de la Revolución del Terciopelo, cuando se publican sus poemarios en forma de libro. Otros nombres de la misma generación son Lydie Romanská y Hana Fousková, también rescatadas del olvido tras 1989 y muy ligadas a otras artes, como la música y la pintura, respectivamente.

Es, sin embargo, tras la Revolución del Terciopelo, en 1989, cuando la poesía checa se inunda repentinamente de voces femeninas. Algunas autoras vuelven del exilio, otras publican después de muchos años de estar prohibidas u olvidadas. Una de las autoras más características de esta nueva época es Svatava Antošová, que no ha podido formar parte de esta antología por criterios de edad, pero que debería estar presente en cualquier tratado de poesía checa de la época junto a sus contemporáneos masculinos, como J. H. Krchovský o Petr Hrbáč.

Es necesario mencionar aquí que las revistas literarias checas han jugado un papel importantísimo en el florecimiento y la expansión de la poesía, especialmente en los años ochenta y noventa del siglo XX. La mayoría de los autores con peso han publicado y publican en revistas como Tvar, Welles, Host, Aluze, Souvislosty, H_aluze, A2, Psí víno, Texty, Kontexty y otras. Durante estos años se han convertido en un referente de calidad literaria y en una especie de escaparate de lujo donde exhibir la diversidad de la poesía checa contemporánea. Asimismo, los premios literarios han ayudado a esta labor de reconocimiento de la literatura y especialmente en el ámbito de la poesía. A finales de los años ochenta del siglo XX se instauran algunos de esos premios que se han convertido en la norma de calidad de la literatura checa. El premio Jiří Orten se concede, desde 1987, a escritores o escritoras de prosa o poesía en lengua checa menores de treinta años. Algo más recientemente se han instituido los premios Magnesia Litera, que tienen una modalidad de poesía además de otras de prosa y ensayo. Estos premios se han convertido en los galardones más mediáticos de la literatura en la República Checa. Otro de los premios literarios importantes, que sirve como marca de calidad poética, es el Premio Lírica de Dresde (Dresdner Lyrikpreis), se concede en Alemania y se otorga a autores checos, alemanes, austriacos y suizos con el fin de impulsar el intercambio cultural entre países de habla alemana y la República Checa. La mayoría de las autoras presentes en esta antología han recibido alguno de estos premios y han colaborado o colaboran con las revistas literarias antes mencionadas.

Si algo he aprendido durante la traducción de esta selección de poetas checas contemporáneas es que conforman un grupo heterogéneo y polifacético, en el que cada autora es un mundo y presenta su visión existencial y su propia voz. Como si, a pesar de estar localizadas temporalmente y geográficamente en un recinto reducido del planeta, el punto de referencia de cada una de ellas fuera tan significativo que esto hiciera resaltar aún más su descarada individualidad.

Al escribirme o verme con alguna de ellas he podido comprender que, al igual que cada ser humano es una combinación genética diferente, un fenotipo único, cada una de sus poéticas es individual, diferente, y viene marcada por un conjunto de factores que no se puede homogeneizar fácilmente en el siglo XXI. Son mujeres, es verdad; y, si las mujeres han hecho algo revolucionario en la poesía, esto ha sido, probablemente, rescatar temas o hacer resaltar algunos que estaban enterrados, olvidados o arrumbados por no estar tradicionalmente en el centro de los intereses masculinos. El papel de algunas mujeres poetas en estas últimas décadas ha sido recobrar esos temas, llevarlos al lugar que merecen y dotarlos de la importancia y de la universalidad que les corresponde. No obstante, ser mujer no es en realidad un factor determinante que cree un hilo conductor en la lírica de estas poetas contemporáneas. Es posible que ciertas temáticas aparezcan con mayor frecuencia en escritoras mujeres debido a la tradición cultural patriarcal que aún llevamos a cuestas: labores domésticas, familia, hijos, el lado físico y fisiológico de la maternidad (este último ausente de las poéticas masculinas por causas evidentes). Sin embargo, los temas utilizados por todas estas poetas son universales y pertenecen al bagaje psicológico-cultural que compartimos en Europa desde hace al menos cinco siglos.

Las actitudes poéticas ante estos temas son también dispares y variopintas. En esta antología, el lector hallará cierta ironía y cinismo al referirse al contexto histórico de su país en Sylva Fischerová; una pasión por la naturaleza y el paisaje en Jitka Srbová y Věra Rosí; un erotismo refinado y plagado de imágenes sensoriales en Kateřina Rudčenková y Tereza Riedlbauchová; una melancolía y cierto hermetismo en Wanda Heinrichová y Janele z Liků; la espiritualidad de lo cotidiano en Irena Šťastná, Klára Goldstein y Marie Šťastná; la seducción de los viajes y de estar en otra parte en Marie Iljašenko y Simona Racková; provocación y reivindicación en Jana Orlová; la influencia de la tecnología en nuestras vidas en Anna Beata Háblová; ciertos toques surrealistas en Petra Strá y Božena Správcová; la poetización de algunas labores domésticas en Olga Stehlíková; por mencionar algunos de los muchos asuntos que atraviesan sus versos. Todas ellas navegan entre un tema y otro, se transforman de un poemario a otro, sus poéticas son dinámicas, flexibles, colmadas de diferentes niveles entretejidos. Todo un reflejo del mundo cambiante y complejo en el que vivimos, de esta época ante la que las autoras no son indiferentes, sino que reaccionan de forma proactiva: escriben.

He tenido el privilegio de convertirme en la médium de todas ellas, para trasladar sus poéticas a mi lengua materna, y espero que el proceso haya merecido la pena para el lector. Por descontado ha merecido la pena para la traductora, que se ha enriquecido con todas ellas. Desde aquí quiero agradecer a todas la ayuda que me han brindado con la selección de sus textos, por su paciencia al responder a mis preguntas, a veces casi imposibles (qué hay más difícil de explicar que un rapto de inspiración al escribir un verso o una metáfora inverosímil o la invención de un neologismo), especialmente dadas las circunstancias excepcionales en las que se ha gestado esta antología (en medio de la pandemia), lo que ha impedido un contacto más continuo y cercano con algunas de ellas.

Asimismo quiero disculparme por haber tenido que elegir a estas diecisiete que aquí aparecen y haber dejado fuera de esta selección a otras autoras, que sin duda también se merecerían estar aquí. Espero que el tiempo y el clima literario me permitan en un futuro traducirlas y llevarlas hasta el lector hispanohablante.

Y para finalizar quisiera agradecer la inestimable ayuda de Tereza Riedlbauchová y Denisa Škodová durante la labor de traducción de los poemas y la revisión general de la antología.

ELENA BUIXADERAS

De sombra y terciopelo

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