Читать книгу Vidas - Elena Guadalupe Dutruel - Страница 22

Capítulo XII Santa Rosa - La Pampa

Оглавление

En Santa Rosa estaba amaneciendo.


Y ya al pasar unas horas la ciudad cobraba vida.


Era allí, en alguna vivienda que se encontraban la madre y sus dos hijos todavía desorientados y envueltos en un ambiente de angustia, no logrando terminar de entender el repentino fallecimiento de Isidro, esposo y padre. Anteriormente su vida transcurría normalmente, realizando las rutinas, yendo al campo a trabajar para volver alegre por reencontrarse con Emma su esposa y Braian uno de sus hijos, agradecido de su querido trabajo. Amaba a su campo que ya venía de herencia familiar. También al hablar por celular con Julián que estaba en Buenos Aires, siempre lo hacía con una risa de por medio. ¿Cómo olvidar?


El tiempo fue transcurriendo, y un día cualquiera cuando ya estaban más con los pies en la tierra, tuvieron una larga conversación.

Comenzó Braian comentando que Julián tenía una pareja en Buenos Aires, a la cuál si bien le hablaba de su hermano, nunca le contó que eran gemelos, los compañeros de trabajo tampoco lo sabían y cuando él llegó a Buenos Aires, al mismo tiempo salió Julián para Santa Rosa, sin avisar en su trabajo y ni siquiera llamar a Peggy, su pareja. Esto originó un infierno, porque pasaban los días, ella y yo queríamos comunicarnos con ustedes y era imposible, tampoco ustedes nos avisaron.

Julián, muy serio agregó que todo fue muy difícil, extraño y no quería mezclar temas. A lo que Braian le respondió que se había equivocado porque se resguardó en su silencio y dolor, borrando de su cabeza a todos los demás. Sería bueno saber cómo explicará su accionar.

Julián furioso le reprochó a Braian que haya contado todo eso estando la madre con ellos.

Emma, la madre con un tono de voz duro pero con dulzura, dijo a Julián que actuó con egoísmo, que, no mezclar los temas está bien, pero que avisar hubiera tenido que haberlo hecho para evitar todos los malos entendidos que se desataron. Ella insistió en que su cabeza no estaba en ese momento para preguntar de la vida de él y así poderlo aconsejar, sino que había estado avocada al cuidado del padre y ahora sumida en angustia y confusión por su súbito fallecimiento.

Julián, con la cabeza gacha expresó su necesidad de quedarse con su madre, arreglando todo lo necesario y ocupándose del campo por un tiempo.

Braian no estuvo de acuerdo porque perdería su trabajo, tenía que solucionar el mal entendido con Peggy, seguir con el Bar del Tigre que compró con su pareja, y sus amigos merecían una explicación.

Julián –Tienes razón Braian, pero yo no puedo ir todavía, me siento mal por haberme ido tanto tiempo de casa, no visitarlos y venir cuando ocurrió lo peor. Tengo todas las ideas mezcladas y temo hablar equivocadamente si regreso a Buenos Aires.

Por otra parte comentó que el sueño de Braian era ir a la Metrópoli, conocerla, ver posibilidades laborales y no era justo que no lo hiciera. Además él necesitaba recuperar el tiempo no compartido con su madre.

Su propuesta fue considerada y en dos semanas Braian llegaba a Buenos Aires y se encargaría de explicar lo ocurrido de la mejor manera posible.

Braian visitó a Peggy y al contarle la decisión de Julián, ella aceptó que su pareja necesitaba tiempo, tenía muchas cosas que pensar. De todos modos un tiempo más no sería la muerte. Aprovechó Peggy en ese momento a pedirle perdón por cómo ella se había comportado y además conversando tranquilamente con él, con mates de por medio reconoció que Julián y ella se habían arrebatado en comprar en forma conjunta con los ahorros de cada uno la propiedad en el Tigre que ellos la llamaban El Bar del Tigre, por un posible proyecto futuro.

Braian le dijo que no tenía por qué darle explicación a él. A lo que Peggy contestó: ¿Cómo qué no?

Después de almorzar, Peggy le ofreció a Braian la casa del Tigre, diciéndole que podría quedarse el tiempo que quisiese, sin Julián, ella no iría a pasar semanas o algunos días, y si sintiese la necesidad de relajarse un poco lo llamaría antes de ir. Peggy igualmente agregó que era en la casa del Tigre donde sólo lograba paz y equilibrio ya que estaba plenamente en contacto con la naturaleza. Pero, todavía no era el momento, así que lo aprovechase él.

Braian no tenía palabras para agradecerle, allá estaba Priscila, pero igualmente preguntó por Su Ann. Peggy expresó que no la vio más y que nunca pudo comunicarse con ella, era lo que tenía que hacer con lo perversa que ella había sido. Su casi cuñado palmeó en la espalda a Peggy y le dijo que son buenas amigas, el tiempo calmará los ánimos y habrá aceptación, y que él llamaría a Su Ann, seguramente, ella lo atendería y después él le contaría dónde y cómo estaba.

Le dio las llaves de la casa del Tigre, se abrazaron fuertemente como si estuvieran dándose fuerzas y compasión por lo ocurrido. Antes de irse agregó que no se preocupe por el trabajo de Julián porque él ya había pasado a arreglar la situación.

A partir de ese momento Braian tenía toda su mente ocupada por Priscila. Hubiera podido llamar a Su Ann, pero consideró que lo haría otro día, cuando se sintiese más descansado.

Tomó un taxi y se dirigió hacia el Tigre. Todavía era de día cuando llegó. Lo primero que hizo fue pasar por el Almacén para ver a Priscila, pero el padre le confirmó que se había ido a pasear por la orilla del río.

Entonces, dejó los bolsos en la casa y fue en busca de la pequeña mujercita que había amado en un momento sin explicación alguna, salvo que la juventud que no tiene bien equilibrado los frenos y los sentimientos fue más fuerte. Esa vez fue ganadora la juventud. Finalmente se encontraron.

Y ambos no resistieron en darse un apasionado abrazo, en el espacio sin tiempo que los envolvía.

Vidas

Подняться наверх