Читать книгу Vidas - Elena Guadalupe Dutruel - Страница 28
ОглавлениеCapítulo xviII
Los días siguientes
Era tal el cansancio del viaje y el shock emocional de Emma, que no hubo manera que fuese a la cama, esa noche durmió en el sillón y de la forma en que había quedado.
Cuando Julián despertó su madre tenía el desayuno preparado y calentito. Al ver a su hijo, antes de darle los buenos días le pidió perdón por la escena que montó el día anterior, no era su intención y no pensaba que Peggy reaccionara así. La recordaba y sabía que no era a la que estaba saludando, pero como en su barrio, en Santa Rosa, acostumbran a hacer esas bromas pensó en hacerlos reír para cortar el hielo del primer encuentro. No lo quiso hacer para dañar sino para hacer reír. Nunca pensó que Peggy se tomaba así todas las cosas, sin buscar o esperar explicaciones. Comprende ahora sus anteriores enojos. Cuando terminen el desayuno si Julián quería, se ofreció para que la llevase a la casa de su pareja y así ella misma se lo explicaría.
Julián le respondió que se quedara tranquila, mientras tanto tocaron el timbre. Emma fue a abrir y ¡qué sorpresa!, era Braian.
Hola, hola dijo Braian con una hermosa sonrisa, ¡qué alegría verlos juntos!, bien y acá en Buenos Aires. ¡Ah! Julián como no sabía que ya habían llegado pasé por la casa de Peggy, Su Ann me contó lo de ayer. Está bien y entiende porque le expliqué la loca costumbre de mamá con las mejores intenciones de fabricar momentos alegres, sólo que llorizqueando se preguntaba una y muchas veces más por qué ella era la que tenía que tenerle paciencia a todos y a todas las circunstancias.
Tiene razón, dijo Julián pero sólo el tiempo calmará la situación y comprender cómo es ella. Tiene que ver con su crianza, en otro momento se los comentaré.
Braian los invitó a sentarse a la mesa para desayunar mientras que él les contaría una leyenda que le había enseñado Priscila.
—¿Priscila? ¿Quién es Braian? Preguntó la mamá. Él sólo contestó con dos palabras: MI AMOR, y continuó sin darle importancia a la pregunta o bien a lo que la madre pensaría, diría o quisiera saber.
Braian les comenta que Priscila al ver que la moto de Julián –que es la que Braian está usando– es de color celeste, se sorprendió ya que nunca había visto una de ese color, no era frecuente y fue entonces que mencionó la leyenda que de chica le contaba su padre, estando acorde al lugar donde vivían y viven, en plena naturaleza. Estando el auto celeste de la familia estacionado afuera se la hizo recordar a Braian, por lo que decide contárselas porque hace reflexionar. Su nombre:
LA LEYENDA DE LA MARIPOSA AZUL
Según la leyenda de la mariposa azul, hace muchos años un hombre quedó siendo viudo y teniendo que cuidar solo a sus dos hijas.
Las dos chicas eran muy curiosas, inteligentes y siempre ansiosas por aprender. Siempre tenían muchas preguntas que hacer a su padre para poder satisfacer sus deseos de conocimiento. A menudo, el padre podía responder con gran sabiduría, pero las preguntas de sus hijas eran bastante complejas y no siempre estaba seguro de poder dar la respuesta correcta.
Como las hijas querían saber la verdad, el padre decidió enviarlas a vivir por un tiempo con un sabio que vivía en la cima de una montaña. Él podría ser capaz de responder todas las preguntas que le hicieran sin vacilar.
Las dos hermanas, sin embargo, decidieron tender una pequeña trampa al sabio para medir su sabiduría. Una noche comenzaron a idear un plan para hacerle al sabio una pregunta que no podría responder.
La hermana mayor decidió poner en práctica una idea de inmediato. Salió, atrapó una mariposa azul y la escondió en su delantal.
A la hermana menor le dio esta explicación:
«Esta será nuestra arma secreta para engañar al hombre sabio». Le preguntaremos si la mariposa en mi mano está viva o muerta. Si él responde que está viva, le daré la mano para matarla. Si él responde que está muerta, abriré mi mano y la liberaré. Por lo tanto, la respuesta que el sabio dará siempre será errónea.
La hermana menor aceptó la propuesta y juntas fueron a buscar al sabio.
Así, entonces, las hermanas le preguntaron al sabio:
«Podría decir si la mariposa que tengo en la mano está viva o muerta?»
El sabio respondió con una sonrisa traviesa:
«Depende de ti, ya que la mariposa está en tus manos».
Nuestro presente y nuestro futuro sólo están en nuestras manos. Nunca debemos culpar a los demás si algo sale mal. Si obtenemos algo bueno o si no estamos contentos con nuestra vida, debemos recordar que somos los únicos verdaderamente responsables de nuestra felicidad, porque la verdadera felicidad está dentro de nosotros.
La mariposa azul representa la vida que está en nuestras manos y somos los únicos que podemos decidir qué queremos hacer con ella.
Un profundo silencio invadió la cocina y Julián y Emma pidieron que la volviese a contar, y así fue. Coincidieron que deja una clara enseñanza y que bien que se la aprendió y que bueno el haberla compartido.
Braian preguntó a Julián si ya la sabía y él contestó que no, y en un instante los tres se dieron vuelta para mirar uno de los cuadros que había en la casa, que era justamente uno de mariposas azules constituido por tres partes. Julián aclaró sorprendido, que era la primera vez que lo veía. Seguramente será un regalo. Pura coincidencia.