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Capítulo xI Búsqueda

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Peggy entendió que con respecto a Julián por el momento no podía hacer nada, ya que no hacía mucho que estaba con él y no sabía si sus padres conocían de su existencia.

Con Su Ann, era distinto, porque ella había venido para visitarla y hospedarse en su nueva casa y por desencuentros, malos entendidos, falta de confianza y celos se destruyó todo. No podía sacarse de su cabeza la falta de comprensión y paciencia que tuvo y para decirlo de otro modo se reprochaba no haber estado a la altura de las circunstancias, sabiendo ubicarse y separando los temas. Había actuado como una adolescente fatal.

Pensó que tal vez estaría en el Bar de El Tigre, por lo que se organizó para ir a la mañana siguiente. Al llegar la buscó por todos lados y fue inútil no la halló. Sólo vio una muchachita bañándose sin importarle nada en el río.

Al rato la vio salir, caminó en busca de una especie de salida de baño, se recogió el cabello y dio varios pasos hacia un lado y hacia el otro cerca de la orilla del aquel río, en ese día, turbulento pues la correntada parecía como que presintiera sobresaltos. La chica caminaba con la cabeza hacia abajo y como si su mente estuviera muy lejos, tan lejos como sentía la otra orilla.

Cuando ella se alejó, Peggy se sentó cerca del agua y allí estuvo mucho tiempo muy pensativa, como si estuviera purificando sus pensamientos con los sonidos, aromas, las sensaciones que le provocaba el viento y sintiendo las diferentes texturas del lugar como queriendo entender lo ocurrido.


PINTADO POR ANA MARÍA

Decidió quedarse esa noche allí, para tratar de encontrarse con ella misma y con todos los sentimientos que parecían lanas enredadas. Sólo la delicadeza y la paciencia harían que desaparezca ese enredo.

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