Читать книгу La razón perversa - Emilio Garoz Bejarano - Страница 14

9

Оглавление

Para terminar esta introducción me gustaría dejar sentada mi opinión respecto a un tema muy de moda últimamente en determinados ambientes intelectuales: la idea de que la irracionalidad actual tiene su origen en el desprecio de la razón por parte del pensamiento filosófico de la posmodernidad en general y, en particular, de una tradición que puede remostarse hasta el escepticismo de Hume. Pienso que, por el contrario, este pensamiento irracional denominado post-moderno es más bien una consecuencia –o, por mejor decir, un cómplice- de los intereses económicos y políticos que propician esa irracionalidad desde una postura perfectamente racional. Si la racionalidad consiste en un análisis del coste-beneficio, entonces la irracionalidad social, en términos de beneficio para el poder, es perfectamente racional.

De hecho, la crítica a la irracionalidad desde la perspectiva señalada anteriormente también contiene un elemento irracional, cuya base es considerar que existe una realidad objetiva y aprehensible que tenga un valor social más allá de nuestras ideas o interpretaciones sobre ella. De esta forma esta realidad se intenta imponer a todas las demás –precisamente por eso se la considera objetiva- cuando no es más que una interpretación entre muchas. Pienso que después de pasar por la Filosofía de Kant ya no debería caber lugar a dudas de que la realidad en sí misma es inaprehensible.

El mecanismo de estas críticas que fomentan la irracionalidad haciéndola pasar por racionalidad es el siguiente. En primer lugar equiparan una supuesta objetividad científica con el sentido común para, posteriormente, aplicar esta objetividad científica disfrazada de sentido común a la realidad social2. De esta forma caen en dos falacias. En primer lugar consideran que existe algo así como una objetividad científica, un problema que es objeto de debate continuo en el ámbito de la Filosofía de la Ciencia. En segundo lugar suponen que esa objetividad científica equivale al sentido común, lo que significa reducir éste –que es común- a la mentalidad científica. Y en tercer lugar, puesto que se ha realizado esta equiparación ilegítima, consideran que la realidad social forma parte de la objetividad científica. En el fondo el objetivo de estas críticas no es otro que desacreditar a la Filosofía y con ella a su instrumento y consecuencia: la racionalidad, en nombre, paradójicamente, de esa misma racionalidad. En suma, aquello que se ha caracterizado como racionalidad perversa.

La razón perversa

Подняться наверх