Читать книгу Un día en la vida - Emmanuel S. Funes - Страница 59

DÍA 54 Rememorar hitos de infancia siempre es positivo, le devuelve vitalidad al espíritu, felicidad a la mente y energía al cuerpo. Sea comiendo alguna comida, practicando algún deporte, jugando un juego de video, etc. Sea cual sea la razón, disfrútala, te lo agradecerás. Siempre es bueno recordar que seguimos siendo humanos, y que ese niño que fuimos continúa dentro de nosotros y nos puede continuar enseñando a vivir.

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Nunca es malo recordar lo que hemos sido, sobre todo en aquel periodo en que la inocencia era lo que primaba en nuestra vida. Puede que la época de infancia no haya sido fácil para muchos; sin embargo, siempre quédate con aquello que te enseñó esa parte de tu vida y el colorido de las cosas; lo lindo del cielo y las nubes; las coloridas calles y todas esas ocasiones en que un simple trozo de madera podía convertirse en un millón de artefactos: desde una espada medieval legendaria, un escudo invencible o una simple mesa con la que podías compartir la comida con tu familia.

Eran tiempos hermosos, jamás lo olvides. Ser niño es sinónimo de fuerza; cuando somos niños podemos vencer toda adversidad y escalar hasta la montaña más alta. La rendición no está en nuestro vocabulario y siempre seguiremos hasta el final.

Nunca olvides a tu verdadero ser, ese sincero contigo, una mezcla de tus alter egos, que sabes está ahí, pero a veces intentas esconder. Aquel que, al final del túnel, siempre te guiará hacia adelante.

Perdamos ese miedo a vivir y a sentir, nos hará libres…

Solo está en nosotros.

Un día en la vida

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