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LXIII
Оглавление112 (118V) FESTO , 278, 31-32
(después de de ruit )… Ennio en el libro primero de los Anales :
*** c mu*** 85
1 «Puesto que, tal como dicen, las divinidades ayudan a los que comienzan algún trabajo, lo primero de todo invocaré a estas, pero no a las Musas, como Homero y Ennio, sino a los doce Dioses Mayores».
2 Comúnmente considerado el primer verso del poema, sobre todo por el testimonio de VARRÓN , Agricultura I 1, 4. Sin embargo, aunque pertenezca indudablemente al comienzo de la obra, es probable que no se trate exactamente de la primera línea: cf. SKUTSCH , pág. 143-144. También Servio atribuye el fragmento a Ennio. Se trata, en cualquier caso, del primer testimonio literario de las Musas, un aspecto en el que Ennio sigue con mayor fidelidad los modelos griegos (cf., e. g . HOMERO , Ilíada II 484, HESÍODO , Trabajos y Días 1; Eeas 1-2) y coincide con la adaptación del culto a las diosas en Roma por obra de Marco Fulvio Nobilior, patrón del poeta. Sustituyen a las Camenas, a las que había invocado Livio Andronico. Véase la imitación de OVIDIO , Metamorfosis VI 487.
3 Comienzan con este fragmento las alusiones al sueño en el que Homero, maestro de la épica griega, se presenta a Ennio y le instruye sobre la rerum natura : si bien no se puede determinar exactamente el contenido, puesto que lo que quedan no son sino fragmentos y testimonios secundarios, se sabe que, conforme a la doctrina de Pitágoras, Homero le cuenta que su propia alma pasó a un pavo real y desde allí se reencarnó en el mismo Ennio; así lo narra un escolio a PERSIO , VI 9-11 (v. Fragmentos que podrían pertenecer a Anales 1). Se ha discutido si la aparición de las ideas pitagóricas y, más concretamente, la transmigración de las almas refleja las verdaderas creencias de Ennio o son una simple justificación para la presencia literaria del alma de Homero en el poeta, cf. SKUTSCH (1968), pág. 8; AICHER (1989), sobre todo págs. 230-232. Sobre antecedentes helenísticos del episodio véase BRTNK (1972). Por otra parte, son numerosísimos los testimonios antiguos sobre el sueño de Ennio: cf. LUCILIO , 1189 MARX (= 1210 KRENKEL ); LUCRECIO , I 112-119; HORACIO , Epístolas II 1, 50-53 y el comentario de PORFIRIÓN ad loc .; PROPERCIO , III 3, 1-15; PERSIO , prólogo 1-3 —y escolios ad loc .—; VI 9-12 —y escolios ad loc .—; FRONTÓN , Carta a Marco Aurelio I 5, 5, pág. 9 VAN DEN HOUT ; Cartas a Marco Aurelio sobre la elocuencia II 11, pág. 141; IV 12, 4, pág. 66, y Marco Aurelio a Frontón I 4, 6, pág. 7; TERTULIANO , Sobre el alma 33, 8; 34, 1; Íd., Sobre la resurección de los muertos I 5; Escolios de Berna a Virgilio, Geórgicas I 447; PSEUDO ACRÓN , Comentario a Horacio, Odas I 28, 10 —véase además a este como expresión de las ideas de Pitágoras, lo mismo que OVIDIO , Metamorfosis XV 160 ss.—; LACTANCIO , Comentario a Estacio, Tebaida III 484; cf. por último las fuentes de los fragmentos IX del libro I. El sueño, al que los antiguos atribuían un sentido profundo —sirva como testimonio ARTEMIDORO —, puede ser, además, un recurso muy importante en literatura, especialmente en épica, como medio del que se sirve la divinidad para comunicarse con los mortales; por lo que se refiere a las letras latinas cf. BOUQUET (2001).
4 Cf. VIRGILIO , Eneida II 270-271.
5 Así, en el verso 120, Acherusia templa (Tragedias v. 98), en el 122, permanent (FESTO 114, 19, PAULO , excerpta de FESTO , 115, 6) o en el 123 simulacra modis pallentia miris , que reproduce VIRGILIO , Geórgicas I 477, y con ligeras variaciones, Eneida I 354; probablemente sea también de Ennio semper florentis Homeri .
6 Sobre estos simulacra , distintos de alma y cuerpo, como teoría de compromiso entre la escatología homérica y la pitagórica, cf. SKUTSCH , págs. 154-155, TIMPANARO (1991), págs. 8 ss.
7 Dos aspectos de esta cita han provocado una intensa y prolongada labor de exégesis entre los estudiosos: la razón de las lágrimas —¿alegría o pena?, cf. el resumen de argumentos de SKUTSCH , págs. 155-156, y TIMPANARO (1991), págs. 30-41 (basado en Eneida VI 679 ss.; págs. 5-29 dedicadas a la crítica de las curiosas propuestas de LIVREA (1990) y (2002), pág. 675, y GIANCOTTI (1992), págs. 13-20— y la naturaleza exacta de las explicaciones. Sobre el particular, véase, además, AGOSTI (1998) y LIVREA (1998).
8 La cita de Cicerón da a entender que se trata del comienzo de la alocución principal de Homero, aunque quizá no sea exactamente el principio (SKUTSCH , pág. 157).
9 Reptent en los manuscritos; sobre esta corrección y la interpretación, muy problemática, del pasaje, véase SKUTSCH (1968), págs. 105-109 y LUCRECIO , V 266-272 (y VI 635 ss.), según el cual se trataría de parte del discurso de Homero; de acuerdo con otros, se referiría a la inundación del Tíber que figuraría en el abandono de Rómulo y Remo.
10 La idea de los distintos orígenes y destinos del cuerpo —la tierra— y el alma —el éter— tiene una larga tradición que incluye a Epicarmo, EURÍPIDES (Crisipo 839 N, presente en el fragmento de PACUVIO ) o LUCRECIO (VII 818), cf. SKUTSCH , pág. 161.
11 «Parir: aunque ahora digamos el infinitivo parere (‘parir’) de la tercera conjugación, hallamos que entre los antiguos se decía parire , como en Ennio: ‘suelen parir (parire ) huevos’».
12 Homero recuerda que su alma se había reencarnado en pavo real antes de llegar a Ennio. Sobre el pavo real, símbolo de inmortalidad para los pitagóricos y ave consagrada a Hera, cf. SKUTSCH (1968), pág. 153 y n. 22-24, también STEIER en RE s.v. XIX 1415, 48 ss.
13 El sentido exacto de este fragmento conservado en versos de Virgilio no está claro: probablemente se refiere al período entre una reencarnación y otra, pero en el caso de Homero y Ennio este no puede ser de mil años.
14 Este vaticinio del éxito de los Anales pertenecía seguramente a la conclusión del sueño, cf. VALMAGGI (1970), pág. 5. Merece también citarse al respecto LUCRECIO , La naturaleza I 117-119, de donde el Italos en lugar de latos —«extensos»— de Havet.
15 «Pelasgo» equivale a «griego», uso desacostumbrado para los propios helenos que se extendería en la literatura latina (cf. e. g . VIRGILIO , Eneida II 83, VI 503, OVIDIO , Cartas de las heroínas XVII 239); el sentido de la expresión «bajo el Marte pelasgo» sería, por tanto «bajo el empuje de las armas griegas», una expresión muy general que podría referirse a la caída de Troya y, más concretamente, a la muerte de su rey Príamo.
16 «Que Anquises fue conocedor de muchas materias 〈y tuvo cierta inspiración divina, lo pue〉den atestiguar Ne〈vio y Ennio en los Anales 〉, que habla de él de esta manera: ‘el sabio Anquises (Anchisa ), al que Venus, la más hermosa de las divinidades, le enseñó el destino para que tuviera el corazón inspirado por los dioses’». Véase algún testimonio adicional en SKUTSCH , pág. 171.
17 Skutsch atetiza doctus †que ; no así Vahlen; en este pasaje se han discutido tanto el texto como la forma del nombre: Anchises (Vahlen, Skutsch), Anchisa (Warmington, Timpanaro [1978], pág. 631), Ancisa (Valmaggi).
18 No está claro a qué momento de la obra corresponde este texto: a una intervención de Eneas o de otros en una discusión sobre el rumbo del viaje, en la que se aduciría el testimonio del padre de Eneas, o quizá una narración de estos hechos (SKUTSCH , pág. 171); para otros podría encajar en una genealogía de Eneas, e. g. VALMAGGI (1970), pág. 6.
19 Antonio Agustín corrigió face por facere ; falta, en cualquier caso, algo delante; VAHLEN , por ejemplo, añade Tum .
20 El autor de esta frase puede ser Anquises, que, cuando Troya estaba a punto de caer, empujaba a Eneas a huir y refugiarse en el monte Ida, tal como aparecía en el Laocoonte de SÓFOCLES (DIONISIO DE HALICARNASO , Historia antigua de Roma I 48, 2). Con todo, no es segura esta atribución, cf. VIRGILIO , Eneida II 651 ss.
21 Probablemente se refiere a Venus cuando se dirige a advertir a Anquises o a Eneas.
22 Venus; seguramente «ellos» se refiere a Eneas y Anquises, quizá, según otros, a los compañeros. Las últimas palabras del verso, dia dearum , son traducción del homérico dîa theáōn .
23 Literalmente «la tierra de Occidente», nombre poético de Italia; más tarde se le aplicó a la península Ibérica.
24 Restringido en su origen al Lacio en honor, efectivamente, del dios Saturno, que se veneraba al pie del Capitolio, el nombre se aplicó después a toda Italia.
25 «Lo único que tenían inculcado aquellos primitivos, a los que Ennio llama ‘antiguos’ (cascos ), era que había una conciencia en la muerte». De aquí el texto de San Jerónimo: «Aquellos rudos habitantes de Italia a los que Ennio llama ‘antiguos’ (cascos )».
26 Es muy probable que este fragmento se refiera con quam («la cual») a la tierra del Lacio y, por tanto, haya que unirlo al anterior.
27 «Esta palabra ‘cielo’ (caelum ), aunque es de género neutro, la usaban los antiguos también como masculina, como por ejemplo Ennio: ‘al que engendró el Cielo’; también…» y sigue el verso 559.
28 II 1097.
29 Aunque se ha propuesto que este texto pudiera pertenecer al Evémero , hay que localizarlo sin duda en Anales por la métrica. Es posible que Ennio aludiera también aquí a la historia de Saturno a propósito de Saturnia terra .
30 Las palabras obsidio , -onis (f.) y obsidium , -dii (n.) tienen, en efecto, casi el mismo significado básico: «acción de asediar, asedio, cerco, sitio».
31 La historia la proporciona el propio Ennio en el Evémero 83-86: Titán, hermano mayor de Saturno, le permitió que gobernara con tal de que no criara ningún varón entre su progenie; pero, al tener conocimiento de que no se cumplía lo pactado, hizo venir a sus propios hijos, los Titanes, tomó a su hermano Saturno, lo aprisionó construyendo un muro alrededor de él y lo sometió a vigilancia.
32 Plegaria de Eneas al dios río Tíber, anterior a su encuentro con el rey de Alba. La imitación de Virgilio es manifiesta; destaca en ella, sin embargo, la sustitución del nombre Tiberinus por el poético Thybris , de origen etrusco.
33 Hasta Vahlen se suponía que este verso se refería a Júpiter (Eneida IX 93) y pertenecía, por tanto, al episodio de la asamblea de los dioses (frs. XXX-XXXIV), pero los pasajes de Virgilio a los que Macrobio lo compara indican claramente que debe tratarse de Atlas —véase el ya citado del libro IV, además de VI 797—, que, a su vez, aparece en calidad de padre de Electra, madre de Dárdano, y, por tanto, como antepasado de Eneas por línea paterna: este, al encontrarse en el emplazamiento de la futura Roma al refugiado arcadio Evandro y establecer lazos con él, halló que eran ambos descendientes de Atlas y, consecuentemente, parientes (Eneida VIII 134-142).
34 Cf. también SERVIO (auct .), Comentario a Virgilio, Eneida I 273, VI 777, VIII 130.
35 HOMERO , Ilíada XX 239: «Asáraco engendró a Capis, y éste a su hijo Anquises». El texto continúa, indudablemente, la relación del linaje de Eneas (v. nota 33): entre los descendientes de Dárdano está Asáraco, y del hijo de éste, Capis, nace Anquises, el padre de Eneas.
36 «Laurento» es una localidad costera en el Lacio; los «hombres» que llegan son sin duda los troyanos de Eneas.
37 Otros gramáticos citan este verso como ejemplo de diéresis en Albāī Longāī (en realidad, se trata de la forma primitiva que originaría el diptongo clásico -ae ) —DONATO , Gramática en GL IV 396, 19; POMPEYO , ibídem V 297, 30— o como muestra del antiguo genitivo en -ai —Ars anonyma Bernensis en VIII 94, Explicaciones al arte de Donato IV 547 ss.—. Cf., además, SKUTSCH , págs. 189-191. Virgilio imitó el ritmo solemne de este hexámetro compuesto sólo de espondeos con la excepción del quinto pie: Eneida XII 18.
38 Verosímilmente, episodio de la negociación entre Eneas y el rey de Alba, con cuya hija se casaría. Según otras tradiciones, que tratan de completar el lapso de tiempo que media entre la caída de Troya y la fundación de Roma, Alba sería fundada por el hijo de Eneas y de este surgiría el linaje del que nacerían Rómulo y Remo (cf., e. g., TITO LIVIO , I 3); en Ennio, en cambio, Rómulo es nieto de Eneas.
39 Alianza entre Eneas y el rey de Alba Longa (VAHLEN , SKUTSCH ), aunque, según otros (MÜLLER , VALMAGGI ), debe referirse al pacto entre Rómulo y Tito Tacio o quizá Numitor (WARMTNGTON ).
40 Las indicaciones que proporciona este pasaje son muy escasas; por el lugar en el que lo presenta Macrobio, que sigue el orden original, debe referirse a algún episodio entre la conclusión del pacto entre Eneas y el rey de Alba y la lucha entre Rómulo y Remo. Skutsch lo sitúa antes del sueño de Ilia; Warmington, antes de tomar los auspicios para fundar la ciudad.
41 La vestal, naturalmente, es Ilia, hija, según esta versión, de Eneas y madre de Rómulo y Remo (SERVIO [auct .], Comentario a Virgilio, Eneida I 273, también SERVIO , A Eneida VI 777); su historia es semejante a la que otros atribuyen a Rea Silvia (TITO LIVIO , I 3, 10-4, 7): condenada por el usurpador Amulio a permanecer virgen por haberla consagrado a Vesta, el dios Marte —el «hermoso hombre» del sueño— se apodera de ella y concibe a los dos gemelos, Rómulo y Remo. La presente escena es un sueño premonitorio en el que Eneas consuela a su hija de su próxima desgracia anunciándole su matrimonio con el dios río Anio. La confidente de Ilia e hija de Eurídice, es su hermanastra; la anciana, una servidora, probablemente su nodriza. Ennio combina aquí el influjo de los sueños homéricos y los de la tragedia (SKUTSCH , págs. 193-194), pero lo convierte en una escena de pesadilla, mucho más realista, cf. BOUQUET (2001), págs. 14 ss. y KREVANS (1993).
42 Cenacula , de cena , se aplicó al principio en latín a la habitación en la que se cenaba y, como esta solía situarse en el piso superior de una casa, también a una estancia elevada o planta de arriba cualquiera (VARRÓN , La lengua latina V 162); la alusión que hace Tertuliano a Homero es puramente irónica.
43 Empieza con este fragmento la asamblea de los dioses: los restos apenas permiten esbozar el episodio y se trata, por tanto, de lugares muy discutidos y diversamente interpretados. El orden que reconstruye SKUTSCH , pág. 202, es el siguiente: asamblea de los dioses y discusión sobre el destino de Ilia y sus hijos; plegaria de la vestal; una divinidad, normalmente identificada con Venus, le asegura la salvación de su descendencia; liberación de Ilia y matrimonio con el río; exposición de los gemelos y su rescate. Téngase en cuenta que, de acuerdo con otros, la asamblea de los dioses tendría lugar, por ejemplo, tras la construcción de Roma (L. MÜLLER ), después de la muerte de Rómulo (COLONNA ) o antes de que Eneas llegara a Italia JOCELYN (1964).
44 La colocación de esta palabra en el episodio de la asamblea de los dioses se debe al paralelo con la cita de Virgilio, que se refiere a los dioses convocados en el Olimpo.
45 Todos los gramáticos señalados aducen este texto como ejemplo de soloecismus per comparationem , dando a sancta («sagrada») el valor de sanctissima .
46 Los pasajes de Ovidio reproducen exactamente este mismo fragmento sin templa . Aunque no hay atribución explícita, cuando Varrón no cita nombre de autor suele referirse a Ennio.
47 Como dan a entender los pasajes de Ovidio citados, se trata de Rómulo y su futura deificación.
48 Se supone que al dios-río. El fragmento, quizá narrativo, se podría referir también a un discurso en el que se aludiría al destino de los gemelos y de su madre (SKUTSCH , pág. 206).
49 La mayor parte de los estudiosos piensa que el que habla es Amulio y la orden que cumplen sus tropas —latrones (sobre el significado de esta palabra, cf. VARRÓN , La lengua latina VII 52)— es la de arrojar al río a los gemelos.
50 Nonio se equivoca: el sentido de parumper es el más normal de «por poco tiempo», «un instante».
51 Plegaria de Ilia a Venus, madre de su padre, Eneas, antes de ser arrojada al río Anio. Quizá, como sugirió SKUTSCH (1968), págs. 86-88, en el corrupto principio se esconda la lectura ted Aeneia con un epíteto que Ennio pudo encontrar atribuido a la diosa en Ambracia (DIONISIO DE HALICARNASO , Historia antigua de Roma I 50, 4); otros han propuesto, por ejemplo, nunc sancta (Estienne y Colonna), dea sancta (Ilberg), sale nata (Vahlen).
52 Venus responde a la plegaria de Ilia y comienza dirigiéndose a ella.
53 Palabras pronunciadas probablemente por Venus; sin embargo, no habría que excluir la posibilidad de que pertenecieran al dios río.
54 Además de la diferencia en la identidad del río con el que acabará casándose Ilia que, a su vez, se reflejará en diversas tradiciones —cf. por una parte OVIDIO , Fastos II 598 y, por otra, OVIDIO , Amores III 6, 45, ESTACIO , Silvas II 1, 99 ss., CLAUDIANO , I 244 ss., SIDONIO APOLINAR , Poemas V 28— la mención de Amulio plantea graves problemas, puesto que en la versión de Ennio Ilia es hija del propio Eneas, no como en la historia que narran otros —LIVIO , por ejemplo, en I 1-6—, que interponen una dinastía de reyes de Alba y consideran a la madre de Rómulo y Remo, llamada Rea Silvia, hija de Numitor y sobrina de Amulio.
55 «Así pues hablábamos así: “que es el príncipe omnibu ’ —‘de todos’— y no omnibus .”»
56 Un pasaje sumamente corrupto: Vahlen se limitó al primer verso, mientras que Warmington extrae alguna expresión más del pasaje inmediatamente anterior de Frontón. Parece claro, en cualquier caso, que se refiere al momento en el que el río vuelve a su cauce y deja en tierra a los gemelos.
57 Valga lo dicho a propósito del fragmento XXXVI sobre el valor de parumper ; sin embargo, no faltan quienes siguen la opinión del gramático, cf., por ejemplo, la traducción de FLORES (2000), pág. 45.
58 DIONISIO DE HALICARNASO , Historia antigua de Roma I 79, 7, siguiendo a Fabio Píctor, cuenta que un gran número de pastores acudió a la llamada de uno que había visto a la loba amamantando a los gemelos y que la hicieron huir. Es evidente que este relato concierta perfectamente con el fragmento.
59 El nombre de Acca Larencia se asocia también a una oscura deidad, originalmente una prostituta que habría legado sus propiedades al pueblo romano: su identificación con la esposa de Fáustulo es controvertida, cf. MACROBIO , I 10, 17; GELIO , VII 7, 5-8. Se la intentó utilizar para racionalizar el mito de la loba afirmando que era conocida por este sobrenombre (el latín lupa esquivale al español «zorra»): cf. LIVIO , I 4, 7.
60 Este tipo de actividades pueden referirse a las habituales de Rómulo y Remo, que perseguían bandidos por los campos y contendían en diversas celebraciones tanto serias como jocosas (LIVIO , I 4, 9; PLUTARCO , Rómulo VI 5; OVIDIO , Fastos II 365-368), y quizá a las Lupercales, una festividad en la que unos jóvenes corrían desnudos azotando a las mujeres con correas de piel de cabra y cuyo origen se hace remontar a esta época (LIVIO , I 5, 1; OVIDIO , Fastos II 267-452).
61 El fragmento debe referirse a la competencia entre los dos hermanos por atacar a los bandidos —véanse las citas de la nota anterior— y en este caso a la victoria de Rómulo. Ovidio, por el contrario, presenta a Remo vencedor; quizá el inritus de Fastos II 375 sea un recuerdo deliberado del ratus enniano (SKUTSCH , pág. 221). No acaba de estar claro el sentido exacto de ratus , que está excepcionalmente aplicado a una persona, ni es segura la interpretación de Festo, de ahí ciertas divergencias en las traducciones: successful (ly ) (Skutsch), con fermezza (Flores), Resolved (Warmington), seguro de sí mismo (Segura Moreno).
62 «Pues también llaman praepetes los augures a los lugares, y Ennio en el libro primero de los Anales dijo…» También se refiere a este mismo texto SERVIO (auct.), Comentario a Virgilio, Eneida I 273: «Cuentan que Rómulo según Ennio fue el fundador de la ciudad».
63 Es muy posible, tal como vio Vahlen, que la palabra augur la hubiera utilizado ya Ennio.
64 Las líneas generales de los acontecimientos están perfectamente claras: Rómulo y Remo someten a la voluntad de los dioses, expresada por medio de los auspicios, quién de los dos será el fundador de la nueva ciudad; el ganador es Rómulo. Sin embargo, el fragmento presenta numerosos problemas, de los que el primero es el puesto en el que se sitúa cada uno de los hermanos: la idea tradicional y más extendida es que Rómulo está en el Palatino y Remo en el Aventino (LIVIO , I 6, 4; DIONISIO DE HALICARNASO , Historia antigua de Roma I 86; OVIDIO , Fastos IV 815-818; V 151-152; testimonios completos en PEASE ad CICERÓN , Sobre la adivinación I 107, pág. 293). Es posible que los dos se colocaran en el Aventino y que Rómulo arrojara una lanza al Palatino al conocerse el augurio (SERVIO , Comentario a Virgilio, Eneida III 46; VAHLEN , pág. CLXII ; SKUTSCH , pág. 222). No deja de plantear también dudas la narración de los hechos, especialmente el anochecer del v. 84, cuando ya están preparados los augures: la explicación, según Vahlen, está en que no se narran los hechos linealmente, sino que desde el v. 77 se pasa a explicar los antecedentes de la disputa —de aquí los imperfectos certabant, expectabant —, que se continúa en el 84. Flores, en cambio, rehace el fragmento adelantando, entre otras cosas, el v. 92 tras el 86 —cf. FLORES (2000), pág. 46; (2002), págs. 52-56— e incorporando el fragmento incertae sedis CLII.
65 El augur, que ha delimitado una región del cielo para realizar sus observaciones, espera la llegada de ciertas aves (PLINIO , Historia Natural X 20, SERVIO (auct .) Comentario a Virgilio, Eneida I 394 ; FESTO , 214, 14; PAULO , excerpta de FESTO , 3, 10); podía ser importante, asimismo, la dirección del vuelo (GELIO , Noches Áticas VII 6, 10).
66 El magistrado que presidía los juegos daba la señal para empezar con un paño blanco que dejaba caer ante los carceres desde los que salían los carros.
67 Al contrario que otros muchos símiles, en los que Ennio suele seguir modelos griegos, este es inequívocamente romano; cf. SKUTSCH , pág. 228; AICHER (1989-1990), págs. 222-224.
68 Ennio no especifica a qué especie pertenecen los pájaros y, aunque hay quien ve en altivolans una mención a águilas —BOSCHERINI (1969), págs. 128-130; FLORES (2002), pág. 56—, según otros (LIVIO , I 7, 1; PLUTARCO , Rómulo 9, 5), fueron buitres los que se presentaron ante Rómulo.
69 Es posible que el Júpiter que encabeza el verso sea una exclamación; tampoco hay certeza sobre quién lo pronuncia, que puede ser tanto Rómulo como Remo, ni sobre el final del verso que aparece aquí con la conjetura de ZICÀRI (1962), pág. 177. Sí parece probable que el fragmento pertenezca a la disputa por las primeras murallas de Roma: cuando Rómulo delimitó el recinto de la nueva ciudad y empezó las fortificaciones para protegerla, Remo saltó por encima de estas para burlarse de la fundación y su hermano lo mató.
70 Posiblemente hay que relacionar este lugar con la disputa entre los dos gemelos: se le han atribuido estas palabras a Rómulo, ya refiriéndose a sí mismo en tercera persona, ya dirigiéndose a Amulio (VAHLEN ).
71 Rómulo se dispone a matar a Remo por despreciar los muros de la nueva ciudad.
72 El fragmento se refiere a un festival instituido por Rómulo, quizá antecesor de los ludi Capitolini (SKUTSCH , pág. 242). Es posible, sin embargo, relacionarlo con otros: cf. LIVIO , I 10, 6, que parece indicar que este momento tendría lugar después del rapto de las Sabinas, y FLORES , ad loc . (2003), pág. 58.
73 Advocación de Júpiter bajo la que se le reverenciaba en el templo del Capitolio y ante el que traían los generales victoriosos los spolia opima , despojos arrebatados por su propia mano a los jefes enemigos.
74 Especie de guantes de boxeo de cuero reforzado que se empleaban en la lucha.
75 La alusión a animales tenidos por obcecados y ciegos puede dar a entender que se trata de impedir el uso de la fuerza bruta y se recomienda la razón en la dirección de los asuntos humanos, un lugar común retórico que vendría bien, junto con el próximo fragmento, al momento anterior al rapto de las sabinas —SKUTSCH (1968), págs. 46-45; (1986), págs. 242-243—, pero que se ha relacionado tanto con el episodio en el que éstas se interponen, más tarde, entre sus padres y maridos como con la disputa por las murallas de Roma a la que se ha aludido en anteriores pasajes.
76 Sobre el sentido, véase la nota anterior.
77 Aunque no está claro quién pronunciaría este verso —existen paralelos que hacen pensar en Rómulo o en algún sabino (DIONISIO DE HALICARNASO , Historia antigua de Roma II 37, 4; PLUTARCO , Rómulo XVI 2 por una parte y DIONISIO DE HALICARNASO , Historia antigua de Roma II 33, 1 por otra)—, las doncellas serían, desde luego, las sabinas, que, después de que los romanos las raptaran, se encontrarían ya asentadas con sus respectivos maridos.
78 Los fragmentos LV y LVI pertenecen a plegarias a Marte y Quirino; es posible que se refieran a un anuncio de la deificación de Rómulo, al que, según una tradición de fecha incierta, pero probablemente tardía (SKUTSCH , págs. 245-246), se identificó con el segundo de los dioses mencionados. Las tres diosas mencionadas, Neria, Herie y Hora, son en su origen nombres abstractos atribuidos a dioses mayores y que evolucionaron hasta convertirse en esposas o parte del séquito de éstos. Tanto su personalidad como la etimología de sus nombres eran tan oscuras para los romanos que producían vacilaciones en su forma y su prosodia, como atestigua Aulo Gelio.
79 Referido probablemente al establecimiento de la paz entre romanos y sabinos y al reinado conjunto de Tito Tacio por parte de estos y Rómulo por la de aquellos.
80 Pronunciado posiblemente por Rómulo ante romanos y sabinos, a los que en conjunto y a partir del momento en que se unieron se les llamó «quirites» —VARRÓN , La lengua latina VI 68; LIVIO , I 13, 5; DIONISIO DE HALICARNASO , Historia antigua de Roma II 46, 2—; por las fórmulas utilizadas podría tratarse de la praefatio de alguna comunicación al pueblo —e. g. CICERÓN , Sobre la adivinación I 102— o bien de una plegaria —e. g. LIVIO , XL 46, 9—.
81 A Ennio, según este testimonio, hay que atribuirle sólo la etimología de las dos primeras tribus, ticienses y ramnenses, quizá nombradas en el momento de la unión entre romanos y sabinos. De los autores nombrados, Junio es Marco Junio Congo, amigo y partidario de Gayo Graco, mientras que no se sabe nada de Volnio.
82 En este caso es primordial la fonética del verso, a la que aluden la mayor parte de los que trasmiten el fragmento; obsérvese el original latino: O Tite, tute, Tati, tibi tanta, tyranne, tulisti . La historia de Tito Tacio tal como la trasmite LIVIO (I 14, 1-3; cf. también DIONISIO DE HALICARNASO , Historia antigua de Roma II 52) cuenta que unos parientes de éste habían ultrajado a unos delegados de Lavinio y, al no querer el rey castigar a los culpables, se atrajo el odio de los agraviados, que, una vez que había acudido a esta localidad, lo asesinaron en medio de un tumulto. Este verso, por tanto, podría referirse a los momentos posteriores a su muerte y quizá estaría puesto en boca de Rómulo, que no tomó demasiado a mal el fin de su colega (LIVIO , I 14, 3).
83 El pasaje sigue indiscutiblemente a la desaparición de Rómulo, pero antes, probablemente, de su deificación. La expresión in luminis oras («a la región de la luz») se refiere al nacimiento: se repite en Ennio (v. 135, fr. XIX del libro II) y pasaría a LUCRECIO (I 22; 170; 179; II 577; 617; V 223; 781, etc.) y VIRGILIO (Geórgicas II 47 y Eneida VII 660), cf. SKUTSCH , págs. 259-260; MARPICATI (1991).
84 Es verosímil que estas palabras pertenezcan a una alocución en la que alguien anunciara la deificación de Rómulo, como el episodio de Próculo Julio en LIVIO , I 16, 5-8 (cf. también CICERÓN , Sobre la república II 20).
85 El lastimoso estado del texto no permite distinguir nada ni, por supuesto, aventurar ninguna traducción: téngase en cuenta, además, que la c quizá fuera una o y que en este caso Paulo omite el fragmento (cf. la edición de LINDSAY , pág. 279).