Читать книгу El placer de seducir - Ezequiel López Peralta - Страница 15

TODOS PODEMOS SEDUCIR

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La seducción es un arte que se puede aprender. Por lo tanto, no tengas la menor duda de que tú puedes desarrollar tu potencial para seducir. Hay algunas personas con capacidades innatas que son seductoras por naturaleza. A otros quizás les cuesta más, y eso ocurre con cualquier habilidad o destreza que alguien se proponga aprender. La destreza manual, la capacidad de coordinación de movimientos, el registro de melodías y tantas otras virtudes pueden hacer que si tomas un instrumento de cuerdas y tienes un buen docente, te destaques en su ejecución y avances más rápido que otros en el aprendizaje. Pero eso no quita que si careces de esas capacidades tan desarrolladas no tengas la posibilidad de tocar el instrumento. Te llevará más tiempo, necesitarás más horas de práctica, quizás no consigas alcanzar el mismo nivel que en el primer caso. Pero puedes aprender de todas formas. Para dar otro ejemplo, si como atleta tu capacidad aeróbica es alta y tu contextura física delgada, eso te permite comer, nadar, saltar con un entrenamiento básico, en un alto nivel de competitividad. Si no posees esas mismas capacidades innatas necesitarás de más entrenamiento, dieta, constancia y tiempo. No obstante, vas a lograr la meta y a destacarte en determinada disciplina.

En el plano de la seducción ocurre algo parecido. Un hombre alto, delgado, con registro de voz grave, manos con dedos largos, ojos claros y algunas cualidades personales, que gracias a su experiencia ha aprendido, como la simpatía, el sentido del humor, el liderazgo, sin lugar a dudas corre con ventajas. Una mujer delgada, con voz suave, ciertas curvas del cuerpo marcadas, glúteos firmes, busto llamativo, piernas estilizadas y cintura pequeña, además de algunas virtudes como la dulzura, la simpatía, la empatía, la sensualidad —y ni se diga si además cocina bien— tendrá más atractivo sexual. Pero seguro que conoces muchas personas que tienen esas mismas virtudes latentes y no las han descubierto. O no saben cómo sacarlas a la luz. Y también sabes de otras que las han aprendido. Para ser seductor no es necesario tener o incorporar todas las cualidades reconocidas como seductoras o sensuales. Lo importante es reconocer tus propias capacidades innatas, saber presentarlas de manera adecuada y trabajar contigo para desarrollar aquellos aspectos en los cuales tienes mayores limitaciones. Es una mala costumbre de estos tiempos el construir una mirada predominantemente negativa de ti mismo. Se te enseña que lo bueno es lo externo, el modelo que se exhibe en los medios de comunicación y en las propagandas. La perfección es lo que se busca. Y por supuesto es un ideal inalcanzable. Esos modelos tiranos te hacen pensar que no eres lo suficientemente valioso, que no coincides con lo que debería ser. Así aprendes a enfocarte en tus defectos y tus limitaciones, poniéndolos por delante de tus potenciales y de tus virtudes. El concepto que te propongo es, en este sentido, el reconocimiento, la valoración, el perfeccionamiento y la exposición de las virtudes, y el trabajo planificado y persistente para superar las limitaciones.

Mi propuesta está lejos de crear un personaje, de construir una máscara o de imitar a alguien exitoso. Te invito a rescatar lo mejor de tu propia persona y construir (por medio de la reflexión, la elaboración y la autocrítica positiva) una imagen y una personalidad donde integres armónicamente diferentes aspectos que te facilitarán seducirte mejor a ti mismo, y por lo tanto, a los demás.

Desde este punto de vista, la seducción implica una estrategia de autodesarrollo, en la que te vas a dar un tiempo y recurrirás a ciertos recursos que te permitirán lograr tus objetivos.

Te invito a pasar de la teoría a los testimonios. Aquello que opinan hombres y mujeres sobre la seducción, la posibilidad o imposibilidad de aprenderla.

Mariano. Muchas personas nacen con características físicas que las favorecen, pero es en la crianza donde la autoestima se empieza a construir, lo que en los adultos se traduce como seguridad. Por supuesto, muchas personas que carezcan de las dos pueden trabajar en su autoconfianza, pero quien tenga las dos no necesitará esforzarse tanto.

Paula. Eso depende de cómo cada uno se ve a sí mismo, si se autoseduce entonces puede seducir a otra persona, siendo natural y verdadero. Lo que veo mucho por ahí es que algunas personas se creen que seducen siendo artificiales… eso en mí produce rechazo inmediato.

María Mercedes. Depende de cuán inteligente seas. La seducción para mi punto de vista no tiene que ver con el sex appeal. ¡Es más bien lo seguro que te sientes contigo y para ti! Seducir es una estrategia, un arte, un disfrutar de uno mismo en el juego.

Mariana. Sin lugar a dudas estoy de acuerdo en que la seducción se encuentra relacionada con la confianza y la seguridad. Sin embargo, más allá de esto, considero que es un aprendizaje. Las primeras citas y situaciones de cortejo son más bien tiernas y un poco ingenuas, pero con el paso del tiempo y de la experiencia, estas adquieren un poco de picardía, sin necesidad de tanto preámbulo con la finalidad de alcanzar algo. Es un continuo aprendizaje, donde se experimenta que quizás cierto tipo de técnicas funcionan para determinadas situaciones y personas, y otras quizás no funcionen, pero es ahí donde las perfeccionas.

Los argumentos van en el mismo sentido: todos podemos seducir. ¡Qué buena noticia!

El placer de seducir

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