Читать книгу Hay recuerdos que querrán abandonarme - Fede Nieto - Страница 9

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Papá

(Igual a la escena anterior).

Papá había llegado a la mitad del relato y se había quedado escuchando desde la puerta. Cuando mamá acabó encendió un cigarrillo y se sentó junto a nosotros en el sofá. Probablemente apoyé la cabeza en su pecho como hacía siempre. Hay, encerradas en mi memoria, cientos de conversaciones oídas a través de su pecho. Ciencia, política, cuentos, anécdotas, datos y, entre todos ellos, esas largas bocanadas de humo. Esas conversaciones oídas a través de una caja de resonancia son mi niñez. Papá fumaba en dos pasos: un primer paso en que daba una bocanada rápida e intensa que le llenaba la boca y la garganta e, inmediatamente después, un segundo paso que consistía en una inspiración larga y evidente que trasladaba el humo a sus pulmones. Tengo la oreja pegada a él y oigo como el humo lo invade todo. Aún no sabíamos el precio que pagaríamos en su último año de vida. Me detengo un momento aquí: apenas ha pasado un año desde su fallecimiento y lo extraño mucho. Me aproximo y me siento frente a ellos para observarnos de cerca. Se lo ve tan joven que duele, y yo me veo, recostada sobre él, pequeña y frágil. No me recordaba así. Se me hace extraño. Papá, no deberías fumar, y aun así ¿cuántas cosas habrían cambiado si no hubieses fumado? Un día intercambiaremos nuestros papeles en una habitación del Hospital Clínic de Barcelona. Él estará estirado, con un tubo que apenas le permitirá respirar y en ese momento lo veré frágil y pequeño y seré yo quien lo cuide. Ese mismo día me dirá que le aterroriza morir ahogado y me pedirá que bajo ningún concepto permita que muera así. Entenderé lo que me pide y le prometeré que no dejaré que muera en esa agonía.

Hay recuerdos que querrán abandonarme

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