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ОглавлениеAGRADECIMIENTOS
Empezar con los agradecimientos es agradecido (y no es un juego de palabras), para lo cual hago mío el principio de Simón de Rojas Clemente, celoso del respeto a la propiedad intelectual, para con los que le ayudaran al decir: “¡Con cuánta satisfacción publicaré yo sus nombres!”. Pues bien, es necesario que, de entrada, yo haga lo propio con los que me han ayudado y al mismo tiempo han estado conmigo.
Preciso comenzar dando las gracias de forma especial a tres personas que han sido fundamentales a lo largo de todo este trabajo (los nombro en orden de aparición en mis investigaciones). La primera es Alan Deyermond, ya fallecido, el cual representó para mí lo mismo que Cavanilles para Clemente en la primera parte de mi periplo investigador pues con su magisterio y ánimo escribí Las albadas de Titaguas y comencé la andadura clementina. El segundo es Samuel Rubio Herrero por haber escrito el primer libro consagrado a Simón de Rojas, biografía clave para cualquier estudioso del botánico, y por su ayuda. Y el tercero es Horacio Capel Sáez de la Universidad de Barcelona, el director de mi Tesis doctoral Simón de Rojas Clemente y Rubio. Vida y obra. El compromiso ilustrado o lo que es lo mismo, mi Cavanilles en el desarrollo y publicación de este libro (he tenido, pues, dos Cavanilles). Los tres confiaron en mí; y en el trabajo diario tanto Alan Deyermond como Horacio Capel también creyeron que el estilo hace al hombre y, cada uno con su estilo, dejaron que yo imprimiera el mío. Muchas gracias, pues, por el ánimo que me habéis dado y por creer en mí.
Respecto a las personas concretas que me han ayudado, ha habido archiveros, bibliotecarios o simplemente personas colaboradoras cuyo cometido ha ido más allá del cumplimiento de su obligación hasta el punto de que hacían suya esta investigación tratando de llegar al detalle o al documento que buscaba; así recuerdo con cariño a aquella bibliotecaria de la Universidad Queen Mary de Londres que hizo un esfuerzo titánico para hacerse comprender, dado que mi inglés no era precisamente muy fluido, para sugerirme que no fuera a Cambridge a buscar un trabajo sobre Simón de Rojas como indicaba el ordenador, que bien pudiera ser que estuviera en Londres mismo, como así fue, ¡lástima que en este caso como en otros no recuerde ni siquiera sus nombres!
En general tod@s los trabajadores de todos los archivos y bibliotecas que nombro en la bibliografía merecen que les dé las gracias. Evidentemente de los archivos tengo un recuerdo más personalizado. Me son familiares por haber visitado con frecuencia sus lugares de trabajo o haberme relacionado por teléfono o correo electrónico en el Jardín Botánico de Madrid, Esther García, conservadora del Archivo (y antes M.ª Pilar San Pío), Yara Mostazo, técnico del mismo (¡y qué esmero han mostrado Esther y Yara!), M.ª José Martínez, encargada de las publicaciones, Helena Velayos, de información general y préstamos, Mauricio Velayos, de investigación, Eugenia Insúa, responsable de biblioteca y Gloria Pérez de Rada, restauradora; en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, Manuel Parejo, oficial de gestión y Gregorio Adán, técnico de documentación; en la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, la encargada del Archivo-Biblioteca, Fabiola Azanza; en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, la bibliotecaria Leticia de las Heras y el archivero Juan Carlos Caro; en el Archivo del Congreso de los Diputados, Sofía Gandarias; en el Archivo de la Universidad de Valencia, Irene Manclús, directora de personal; en la Biblioteca del Jardín Botánico de Valencia, la bibliotecaria M.ª José Borrás; en el departamento de Archivos Personales y en la Biblioteca Valenciana Digital (Bivaldi), sus técnicos; en la Universidad de Granada, la conservadora de su herbario, Carmen Quesada, una de las pioneras, además, de los estudios sobre Clemente; en el Archivo Municipal de Sanlúcar de Barrameda, Nieves García; en el Archivo Histórico Municipal de Cádiz, Teo Cardoso; en el Archivo Municipal de Barcelona (Arxiu Històric de la Ciutat), Alicia Torres y Àngels Solà, y en el Archivo del Ayuntamiento de Titaguas todos los que por allí han pasado, lo mismo en el parroquial, sobre todo Antonio Polo. Del extranjero, Mr. Denis Lamy, bibliotecario, el ya fallecido Mr. G. G. Aymonin, profesor del Museo y la actual archivera de la Bibliothèque de Botanique Mme. Florence Tessier, todos del Museo Nacional de Historia Natural de París; en Londres, Mr. Carlos García-Minguillan, del equipo de consulta de Mapas y Manuscritos de la British Library y Mr. Michael St John-McAlister, conservador de la Sala de Manuscritos de la misma biblioteca, y Elaine Charwat, bibliotecaria adjunta de la Sociedad Linneana; en Munich, Genoveva Rausch, del Archivo de la Academia de Ciencias de Baviera, en Lund (Suecia), Marie Holmdahl-Svensson de la Sociedad Fisiográfica, y en Indiana (USA) Marcia C Stephenson, profesora de la Purdue University West Lafayette. Una persona, sin embargo, no ha querido salir en este capítulo de agradecimientos, de cualquier manera he ahí su nombre: Jordi. Todos los nombrados, o los sin nombrar, se esmeraron en ayudarme y, además, me dieron el ánimo necesario para que el intento del principio llegara a ser la realidad del final. Gracias, pues, por vuestra colaboración.
No quiero pasar por alto las Jornadas Simón de Rojas organizadas por el Ayuntamiento de Titaguas y lideradas por su alcalde, Ramiro Rivera, con la inestimable colaboración de Carles Ferrer. En ellas compartí momentos muy enriquecedores conversando sobre el biografiado con Juan Armada, Juan V. Botella, Manuel Cantos, Horacio Capel, Javier Cremades, Daniel Domergue, Francisco González de Posada, Emilio Laguna, Miguel Lara, Francesc Xavier Llimonà, José María López Piñero, Gonzalo Mateo, Rafael Ocete, Juan Piqueras, Carmen Quesada, Abilio Reig, Samuel Rubio, M.ª Pilar San Pío..., tod@s grandes especialistas de la historia de la ciencia.
Igualmente algunas personas que me han ayudado de forma puntual o me suministraron algún documento salen en el apartado de la bibliografía Archivos y Fuentes Originales (Archivos Varios), fueron Virtudes Badimón, Concepción Balaguer, Vicent Berenguer, Juan V. Botella, Vicente Cárcel, Juan Castañón, Jesús Ignacio Catalá, Maruja Clemente, Miguel Collado, Miguel Collado Ródenas, Lola Cosme, Félix Delgado, Eva García, Rosa M.ª Gómez-Casañ, Gonzalo González, Esteban Herrero, Arturo Iglesias, hijos de José Villar, Paco Mares, Fernando Martín Ródenas, Jenaro Martín Sánchez, Pascual Martín, Rafael Moreno, Ferran Pastor, Pascual Pérez (padre e hijo), Robert Pérez, José Polo, Mayte Polo, Salvador Polo, Ricardo Rodrigo, Fernando Rodríguez, Vicente Rubio, José Luis Sánchez, Nuria Soler, Vicente Soler, Eduardo Tello, Alfons Uris ..., y hasta mi sobrino Juan por haber solucionado mis problemas con la informática en el curso del trabajo. Y de Fulgencio Rubio ya he hablado en la introducción. Seguro que me olvido de algunos, “nuestras faltas perdonar”, pues, como suelen acabar las albadas de Nochebuena en Titaguas (precisamente omití el agradecimiento a Paco Gafas en el libro de las albadas y en éste queda compensado). Todos ellos saben que los llevo muy dentro de mí, como a los amig@s que sin cesar se han interesado por la marcha del libro (Juan V. Botella, Carles Ferrer, Paco Mares, Paqui Monreal, Ferran Pastor, Pascual Pérez, Pilar Polo, Andrés Rubio, José Tomás Ródenas, Rubén Sánchez, Paco Través Polo...). Y en este apartado quiero resaltar a quien más se interesó por esta biografía: fue José Alfredo Polo Rubio, amigo donde los haya, quien por desgracia no ha podido verlo impreso pues falleció, por lo que quiero que conste aquí mi más emocionado recuerdo hacia él.
Por último mi agradecimiento al corrector que me ayudó a fijar el texto del libro, fue el profesor de Historia de la Ciencia de la Universidad CEU Cardenal Herrera Oria, Jesús Ignacio Catalá Morgues (y a Vicent Berenguer que también echó una mano al respecto), quien en poco tiempo me hizo las sugerencias pertinentes al estilo de mis maestros sabedor igualmente de que el estilo hace al hombre. Y también, cómo no, al Servicio de Publicaciones de la Universidad de Valencia por hacer realidad que el libro haya salido a la luz.