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Оглавление16 de febrero
Dios sabe
“Los ojos de Jehová están sobre los justos y atentos sus oídos al clamor de ellos” (Salmo 34:15).
“Nunca sabes lo que un nuevo día puede traer”, escribe Warren W. Wiersbe, “así que, mantén tus ojos abiertos, y tus oídos atentos a lo que el Señor te quiera comunicar” (With the Word. A Devotional Commentary, p. 49).
Muy atento tiene que haber estado Moisés cuando, mientras apacentaba las ovejas de su suegro Jetro, vio una zarza que ardía pero no se consumía. “Iré ahora para contemplar esta gran visión, por qué causa la zarza no se quema”, se dijo Moisés a sí mismo. No imaginó que, al acercarse a la misteriosa zarza, tendría un encuentro personal con “el Ángel del Señor” (Éxo. 3:2, RVC).
¡Qué cosas tan extrañas a veces hace Dios! En ese momento Moisés ya no era un príncipe de Egipto. Era, por así decirlo, un fugitivo de la justicia, que había huido a Madián después de haber dado muerte a un capataz egipcio que golpeaba a un hebreo. Ya no tenía las mismas fuerzas y, seguramente, tampoco el mismo entusiasmo. Sin embargo, en el “cronograma” de Dios había llegado el tiempo de la liberación, y Moisés había sido escogido para cumplir esa gloriosa misión.
¿Exactamente qué mensaje tenía el Ángel del Señor para Moisés? Leamos: “Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus opresores, pues he conocido sus angustias. Por eso he descendido para librarlos de manos de los egipcios” (vers. 7, 8).
¿Te diste cuenta de lo personal que es ese mensaje? “He visto su aflicción”, “He oído su clamor”, “He conocido sus angustias”. Es difícil leer este pasaje y no experimentar cierta emoción. ¡Dios oye los clamores de sus hijos, y conoce sus angustias! Este es precisamente el mensaje de nuestro texto bíblico para hoy: “Los ojos de Jehová están sobre los justos y atentos sus oídos al clamor de ellos”.
¿Estás pasando por pruebas difíciles ahora mismo? ¿Has clamado por ayuda sin que veas respuesta alguna? He aquí el mensaje del Señor para ti: “He visto tu aflicción”; “He oído tu clamor”; “He conocido tus angustias”.
Sí, Dios sabe por lo que estás pasando en este mismo instante. No solo lo sabe; más importante aún es que, en el momento que él considere oportuno, vendrá tu liberación. ¿Por qué sabemos que es así? Porque “los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones” (Sal. 34:15, NVI).
Gracias, Señor, porque conoces mis angustias. Sobre todo, gracias, porque en el momento oportuno vendrá mi liberación.