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6. TIPOS DE LABERINTOS

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Hay muchos tipos de laberintos:19 Los hay muy sencillos como por ejemplo las espirales, aunque hay quienes las consideran pseudolaberintos porque no hay opciones que tomar, sólo hay un sendero; simplemente es un camino largo. Pero hay otros más complejos en donde el sendero inicial de entrada se divide en varios senderos y hay que elegir. Es el debate entre lo racional y lo irracional: ¿cuál será el sendero adecuado?, ¿a dónde me llevará este camino: a la salvación o a la muerte?, ¿qué voy a encontrarme en este recorrido? ¿quién/quiénes puede/n aparecer?, ¿cuáles podrían ser los peligros?

Hay laberintos unidimensionales, bidimensionales, tridimensionales. Los hay hacia arriba, en dirección ascendente, como los zigurats, los hay hacia abajo en los subterráneos de ciertas construcciones o en los túneles y grutas. Los hay redondos, cuadrados... los hay simétricos (de ahí también su relación con los mandalas [FIGURA 9]: representación del cosmos que se utiliza para la meditación y el encuentro con el propio centro espiritual)20 y asimétricos; los hay con un centro que hay que alcanzar, o con varios centros –o pseudocentros que llevarían al principal–, o incluso sin centro (podría ser un laberinto como puro juego de entrada y salida). Podríamos decir que las variaciones de diseño son infinitas.

Generalmente, en los laberintos clásicos, a partir de una cruz van surgiendo círculos que acaban formando un camino entrelazado. Conduce hacia dentro y hacia fuera, siempre es de entrada y de salida y se dirige finalmente hacia el centro. Allí se encuentra el punto de regreso y el mismo camino conduce de nuevo al exterior.21

Humberto Eco22 agrupa los laberintos en tres modelos fundamentales:

a) Laberinto “univiario”: corresponde al laberinto clásico. Tiene una vía, un sendero y, aunque parezca muy complicado, es como un ovillo con dos cabos; se entra por una parte y se sale por la opuesta.

b) Laberinto “manierista”: es un laberinto difícil porque puede hacernos volver continuamente sobre nuestros pasos. Si pudiéramos deshacerlo no nos saldría un hilo, como en el univiario, sino una estructura de árbol con muchas ramificaciones, y solamente una lleva a la salida.

c) Laberinto “rizoma” o “red infinita”, donde cada punto se conecta con los demás, extendiéndose al infinito, como si fuera «un libro en el que tras cada lectura se altera el orden de las letras y se produce un texto nuevo».

Los laberintos de la vida cotidiana

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