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NO HAY SALUD SIN UNA COMIDA SANA
ОглавлениеOs seré muy sincera: ya hace tiempo que una de las cosas que más me interesan es seguir aprendiendo cómo resolver mis problemas de salud y los de mi familia de una manera holística. Tal como yo lo entiendo, se trata de considerar el cuerpo como un todo, y no hace falta decir que la alimentación saludable es un pilar central que asegura nuestro bienestar.
Siempre estoy leyendo sobre el tema, escuchando con atención a los que saben, tomando notas y, lo más importante, incorporando todo esto en mi día a día. No es un hobby, es una manera de vivir y de hacerlo mejor. Cuando conocí a Francesc en la finca Son Felip de Menorca, un proyecto que dirige desde sus inicios, descubrí la agricultura regenerativa tal como él la pone en práctica, y muchas cosas se conectaron dentro de mi cabeza y me hicieron entender todavía más todo esto. Fue como si todas las piezas encajaran, como si se cerrara el círculo. Hay que comer sano y bien, de acuerdo, pero ¿cómo se cultiva actualmente? ¿Hay alguna manera de hacerlo mejor, combinando técnicas ancestrales, pero actualizándolas con los conocimientos de la ciencia y la tecnología modernas? Todas las respuestas me las iba proporcionando Francesc en los paseos tranquilos que dábamos por la finca en aquellos días soleados, y yo no podía ser más feliz. ¡Seguía aprendiendo! Son Felip, en el norte de la isla, me había cautivado mucho antes de saber todo esto. La serenidad y la belleza de su paisaje, la potencia de sus cultivos, el equilibrio que transmitía, componían un espectáculo de la naturaleza mediterránea. Pero a medida que fui descubriendo y entendiendo los principios básicos de la agricultura regenerativa, todavía me enamoré más de todo aquello, de lo que significaba y de cómo influye en los alimentos que comemos.
Solo soy una seguidora apasionada de la vida natural. Yo no sé mucho; así pues, necesito encontrar y escuchar a gente preparada y empática, gente que lo vive y lo divulga apasionadamente. Necesito, pues, empaparme de nuevos conocimientos e ir ensanchando mi manera de vivir, respetando el medioambiente y respetándome a mí misma. Para mí esta idea se ha convertido en una especie de compromiso vital. Lo he hecho en el campo de la salud, de la cocina —¡incluso he publicado un libro de recetas!—, y ahora, con los ojos abiertos como platos, lo estoy haciendo al introducirme en el mundo de la agricultura, tan desconocido para mí, y me atrevería a decir que para mucha otra gente. La agricultura, el campo, es la base de todo, la razón primera de una vida más sana. Yo ya sabía, por ejemplo, que para tener una buena salud hay que cuidar el sistema digestivo y el mundo de las bacterias que viven en él y mantienen intactas sus funciones. Ahora he aprendido que el «sistema digestivo» del campo es el suelo, y la «microbiota» que trabaja de manera invisible son los gusanos y todo lo que vive por debajo proporcionando nutrientes orgánicos y naturales para los cultivos. Me fascina pensar que funcionamos de la misma forma: mi cuerpo y el campo. Es fácil deducir que si cuidamos nuestra agricultura y ganadería, y vamos evolucionando hacia un sistema más respetuoso, si garantizamos alimentos sin pesticidas, esto querrá decir que nuestra flora intestinal lo agradecerá, no debilitaremos nuestro sistema digestivo ni tampoco amenazaremos nuestro sistema mental y emocional. Estamos conectados con la tierra mucho más de lo que creemos, pero el estilo de vida actual, urbanita y acelerado, nos lo hace olvidar. Esto lo sabemos todos, pero yo me resisto a pensar que no lo podemos cambiar. Podemos hacerlo, yo diría que estamos obligados. Y mucho más ahora, en estos tiempos amenazantes para nuestra salud, en que no hay que ser muy lista para entender que la naturaleza nos ha dado un toque de atención serio y grave. Quizá nunca antes había quedado tan clara la necesidad de cambiar y reorientar nuestras vidas, respetando el medioambiente y a nosotros mismos.
Este libro nos lleva por un nuevo camino de conocimiento y de cambio. Francesc nos explica muchas cosas que ha aprendido y ha vivido. ¿Y sabéis qué? ¡Yo incluso me he emocionado! Se me ha escapado alguna lagrimita y me encanta que sea así. Quiere decir que el autor no es solo un buen técnico y divulgador, sino también un excelente narrador que pone el alma en lo que hace. Lo pude confirmar cuando visité su finca Can Font en el Empordà (norte de Cataluña) y conocí a su familia y su historia: buena gente, nueve generaciones de agricultores enamorados de su oficio.
Espero que os interese lo que leeréis tanto como me ha interesado a mí. Que os haga entender y pensar un poco. Entre todos podemos hacer el mundo algo mejor, y libros como este son una buena herramienta para intentarlo.
SILVIA ABRIL
Actriz, humorista y presentadora de televisión