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PREFACIO

ESTA ES LA HISTORIA DE UNA AMISTAD nacida gracias a los escritos de Fulton J. Sheen. Descubrí al arzobispo Sheen el verano de 1981. Después de graduarme en la Academia Militar de Estados Unidos de West Point, me hice amigo de Richard F. Aschettino, un coronel del ejército ya retirado y con un máster en filosofía cuya tesis versaba sobre Sheen. «Asch» me dio a conocer su obra y, fascinado por el don de comunicación del arzobispo, me leí treinta libros suyos en doce meses.

En 1982, buscando más libros de Sheen, di con la copia de unas grabaciones suyas dictadas en 1965. El título original de ese conjunto de audios era Life is Worth Living. Aunque las grabaciones compartían el mismo título y formato de su popular programa de televisión, este compendio oral no guardaba ninguna relación con él y se elaboró ocho años después de que el programa dejara de emitirse, una vez concluido el Concilio Vaticano II. El formato del programa de televisión consistía en ofrecer cada semana un mensaje nuevo a la audiencia, no necesariamente religioso y no siempre relacionado con el anterior, aunque siempre con la esperanza de acercar un alma a Dios. Este trabajo va un poco más allá que el programa de televisión. Sheen se sirve de cada charla para ir arrastrando una a una a las almas a una relación personal con Cristo.

Las grabaciones se llevaron a cabo en la intimidad de su domicilio, en Nueva York. Sus palabras, extraídas de sus cuarenta y cinco años de experiencia sacerdotal, brotan de su corazón sin ayuda de ninguna nota. Cada tema dura unos veinticinco minutos. Para ilustrarlos, se sirve de muchas anécdotas de su propia vida, así como de las referencias a unos cuatrocientos cincuenta pasajes de las Escrituras y a muchos poetas y escritores ilustres.

«Lo que da sabor al agua que bebo es mi sed», decía Sócrates. El gran atractivo de Sheen nace de su trato con gente de todos los contextos religiosos. A raíz de su ministerio a través de la radio y la televisión, recibió miles de cartas, de las cuales solo un tercio procedía de católicos. Este trabajo supone un intento de saciar la inmensa sed espiritual de personas de todo el mundo. La demanda internacional de su mensaje superó su capacidad de respuesta a cada petición individual. Sheen creó esta colección de vinilos para responder a las necesidades de los cientos de miles de personas que le escribían pidiendo una guía personal. Así como Cristo obró el milagro de la multiplicación de los panes para dar de comer a cinco mil personas, Sheen se sirvió de la tecnología moderna para obrar una multiplicación que ha alimentado y sigue alimentando muchas vidas. Fue un gran maestro y un gran sacerdote cuya parroquia era el mundo.

En la elaboración de Tu vida merece la pena ha colaborado mucha gente. Gracias a Mons. Thomas Gervasio, que me instruyó en la fe católica y me animó a emplear las grabaciones del arzobispo Sheen. Gracias a los muchos sacerdotes que me han facilitado la traducción del latín, francés y griego, en especial a Mons. James Mulligan, S.T.L. Mi agradecimiento especial a Esther B. Davidowitz, quien emprendió la difícil tarea de editar las transcripciones originales. Hemos tenido la inmensa fortuna de contar con la experta ayuda editorial del profesor Alfred S. Groh para la redacción. Siena Finley, R. S. M. el profesor Kenneth D. Hines, Edwina Ustynoski, Paul Buckalew, Elizabeth Reinartz y Laurie Siebert han compartido con nosotros sus conocimientos de la fe católica. Gracias a la hermana Pat Schoelles, S. S. J., a la hermana Connie Derby, R. S. M., a Bob Vogt y a Patrick Mulich del St. Bernard’s Institute de Rochester, Nueva York, quienes pusieron a mi disposición los archivos del obispo Sheen durante el verano de 2000. Y, sobre todo, gracias a mi esposa y a mi familia, y a su paciencia y su fe infinitas a lo largo de este proyecto. ¡Dios os bendiga!

Dios y el hombre

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