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2.5. Metamétodo

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En el Tratado de la reforma del entendimiento, el método es presentado como un conocimiento de segundo orden, que supone la preexistencia de algún conocimiento, sobre el cual el método es conocimiento reflexivo: “Para que yo sepa que sé, debo saber primero” (TIE§34). Dicho de otro modo, el método es la explicitación del modo en que he llegado a conocer. La reflexión sobre el conocimiento permite refinar la manera de adquirirlo, lo que produce nuevo conocimiento que se hace materia de reflexión, generando así un bucle de retroalimentación positiva (Bula, 2011a, p. 148):

Cuantas más cosas ha llegado a conocer la mente, mejor comprende también sus propias fuerzas y el orden de la Naturaleza; y cuanto mejor entiende sus fuerzas, tanto mejor puede también dirigirse a sí misma y darse reglas; y cuanto mejor entiende el orden de la Naturaleza, más fácilmente puede librarse de esfuerzos inútiles. En esto consiste […] todo el método. (p. 93)

La comprensión de la naturaleza permite la comprensión de la propia mente, lo que hace posible la formulación de reglas para la mente que, a su vez, facilitan una mayor comprensión de la naturaleza, y así sucesivamente. Comprender la naturaleza de la suma permite afinar el pensamiento matemático y, por ejemplo, formular las reglas para la multiplicación; adquirido el conocimiento de la multiplicación, se puede reflexionar sobre este y formular reglas para hacer divisiones, etc. La prescripción metodológica de Spinoza no tiene que ver con qué reglas metodológicas seguir, sino con cómo adquirir reglas metodológicas: es una prescripción de segundo orden.

Las prescripciones de Spinoza contrastan agudamente con las que propone Descartes (1967, pp. 148-149), que son todas prescripciones de primer orden: recomienda rechazar como premisa lo que no se conozca con certeza, dividir un problema complicado en muchos problemas simples, pasar de problemas simples a complicados y conservar un orden tal que todos los pasos de mi razonamiento sean explícitos. En efecto:

Descartes ofrece cuatro reglas que hay que seguir con tenacidad. Spinoza ofrece una sola, de un tipo lógico diferente (una meta-regla): al conocer, observa la manera en que lo haces para perfeccionar así tu manera de conocer. El método cartesiano, seguido a cabalidad, no puede llegar a desarrollar procedimientos holistas o hermenéuticos, ni el conocimiento a través de la triangulación que combina diversos modelos, ni, en general, nada que se desvíe de las cuatro reglas mencionadas (por supuesto, Descartes se desvía todo el tiempo, menos mal). El meta-método espinozista contempla y prevé indefinidas innovaciones metodológicas, y no tiene por qué rechazar técnicas cartesianas cuando estas resultan adecuadas. (Bula, 2011a, p. 149)

Como he mostrado en este capítulo, pensar espinozistamente no quiere decir ceñirse a la forma o el fondo del estilo geométrico: implica tener la mirada puesta en la vida y la felicidad humana, aceptar auxilios empíricos cuando estos se requieran, enriquecer la perspectiva sobre un fenómeno con diversas miradas y pensar analógicamente, en cuanto la analogía se sustenta en la naturaleza de las cosas. Pensar espinozistamente es también generar nuevas reglas metodológicas a medida que el conocimiento de la naturaleza lo permita y lo exija:

En palabras de Antonio Machado, se hace camino al andar. […] La reflexión sobre el tratamiento del objeto de estudio lleva a reflexiones metodológicas que potencian el tratamiento del objeto de estudio, lo que a su vez potencia ulteriores reflexiones metodológicas, estableciéndose así un bucle de retroalimentación positiva. No se trata del método como receta o algoritmo (no hay camino), sino de una relación dinámica entre método y conocimiento que rinde un método en constante transformación y permanente apertura (se hace camino al andar). (Bula, 2010c, p. 64)

Esta apertura metodológica, esta rigurosa libertad, puede relacionarse con la idea espinozista de que el conocimiento es coextensivo con la autonomía y el aumento del poder de obrar. En efecto, se trata de crear un método propio: “Más que seguir un método prescrito exógenamente, quien sigue el metamétodo espinozista crea su propio método: a la experiencia de aumento en el poder de obrar la acompaña una experiencia de autonomía” (Bula, 2010c, 65).

Si lo que he dicho es acertado, ¿cómo ha de interpretarse la presentación more geométrico de la Ética, que parece implicar un pensamiento deductivamente cerrado, regido por cauces estrechos de producción de proposiciones a partir de axiomas y definiciones? Como mostraré, tiene que ver también con la autonomía. Trataré el more geométrico en el siguiente capítulo.

Spinoza: Educación para el cambio

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