Читать книгу Cartas que no llegaron - Gilraen Eärfalas - Страница 16
Día 1: viernes, 09 de noviembre del 2012
ОглавлениеEsto es igual a cuando muere alguien cercano, ahora entiendo por qué se dice «espero que pronto encuentre resignación». Me siento en un funeral, donde en el féretro se encuentra mi corazón acribillado de mentiras.
Aún no me llega ese golpe de realidad donde se asimila el derrumbe. Pero lo que más me mata es ¿qué sientes tú?, en serio, ¿esto querías?, ¿siempre fui un producto con fecha de caducidad?
No sé qué fue más duro, verte marchar, o verte sonreír mientras te ibas. Yo volteaba cada cinco segundos para ver si venías tras de mí, rogándole a Dios que lo hicieras, pero nunca pasó, porque allí, en ese adiós, el único dolor fue el mío.
Cariño, ¿aún puedo llamarte así? Sí, ya sé que es idiota, pero déjame seguir redactando esta carta con ese toque tan melancólico y cursi que suelo darle a todas. Por favor, tan solo contéstame. ¿No era más fácil decírmelo hace tiempo y evitar esta tragedia?
Tu indiferencia, los detalles que me despreciaste, las llamadas que ignoraste, los mensajes que veías y no contestabas, ¿con qué propósito hacías todo? ¿Fastidiarme? ¿Matarme de tristeza hasta gritarte que te fueras? ¡Lo lograste! A excepción de lo último, ya que te lo dije de la manera más poéticamente cordial, pues no podía traicionar a mi espíritu nerudezco (sí, he inventado un adjetivo). Creí que todos estos comportamientos extraños eran por la muerte de tu padre. Sin embargo, estaba equivocada: yo quería entenderte, mientras tú intentabas orillarme hasta saltar de este barco para tomar todo el control del timón.
Me cala no poder odiarte, no pude hacerlo antes, ni podré hacerlo jamás. Suena muy ilógico, porque es una rivalidad de sentimientos, te quiero, pero dueles, te quiero, pero te dejo y está bien que quisieras irte, pero ¿por qué de la peor manera?
Tengo la misma sensación que cuando acabas un libro y no sabes qué hacer con tu vida. Miro el calendario, el reloj y… no sé, siento que se me está desgarrando algo por dentro, aunque ni siquiera me hayas tocado.
Ebria, desorientada y letárgica, sin haber consumido nada. Ni de broma pensaba en qué sería de mí el primer día sin ti, así que no tengo plan B, no tengo plan de nada. Es que para mí no existía un mundo donde no te encontraras, mas en ese mismo estoy ahora.