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El universo de la convergencia
ОглавлениеApple, de la mano de Jobs, lograría llevar a la realidad un concepto muy utilizado, pero no siempre puesto en práctica. Mientras el pasado se asentó en la diversidad de herramientas y métodos para cada disciplina, su ideología se asentaría en la convergencia hacia las computadoras, de manera tal que en ellas se concentren todas las tecnologías.
Para reemplazar al cine, por ejemplo, que con 24 fotos por segundo crea una inmenso flujo de información, los equipos debían adquirir la capacidad para manejarla, lo que requirió un importante avance tecnológico.
A poco tiempo de aparecer los productos de Apple, surgieron soluciones que apuntaron hacia la convergencia. La primera explosión se dio en el diseño gráfico con las tipografías. Una de las pocas cosas que Jobs había estudiado en la universidad fue el diseño de letras, y hacia allí fueron sus primeras preocupaciones. Desde los comienzos, hubo programas de diseño tipográfico para trabajar con la Mac. Luego aparecieron los programas para el manejo de las impresiones. Apple también vendía una impresora láser diseñada como una computadora independiente que podía recibir lenguaje en forma similar a la que se trabajaba con el MIDI, e imprimía en un lenguaje que se llamó Postscript, desarrollado por Adobe, y Apple fue muy entusiasta en aplicarlo.
Merced a la norma MIDI, apareció un universo de programas y secuenciadores de música, y también productos para audio. Primero de manera estanca, aunque luego surgieron programas como el Logic de Apple, que manejaba ambas cosas, audio y música, en conjunto. La primera Mac tenía un pequeño sintetizador MIDI. El QuickTime 1 también incorporaba MIDI, entonces con él se podía tocar cualquier pieza.
Una de las grandes razones del éxito de Apple radicó en el control integral de todo –el hardware, el software aplicativo y el software básico–: tenían todos los especialistas necesarios para hacer posible la idea de la convergencia. Uno de ellos fue quien hoy ostenta el puesto de vicepresidente del área de video y animación, Randy Ubillos. Él diseñó el Adobe Premiere, el Final Cut Pro, el iMovie y el Final Cut X, todos programas que a primera vista parecen muy diferentes en su utilización, pero han reflejado lo mejor que él pudo lograr en cada etapa de la evolución de tecnologías para la edición de video.
En tanto la industria miraba… Microsoft desarrollaba un sistema operativo, y su objetivo era que funcionara en una gran cantidad de hardware. Su estrategia, de alguna manera, optimizaba el costo de un producto, pero cuando era necesario desarrollar soluciones específicas, se requerían empresas que se dedicaran a ello. Algunas de esas compañías fueron Adobe y Avid, por ejemplo. Ahora son corporaciones de software gigantescas.
Apple siempre basó su objetivo en el software. Si este no alcanzaba para reemplazar a la máquina, había que esperar que las computadoras fueran más veloces. Avid, por el contrario, optaba por desarrollar hardware especial, a fin de lograr el objetivo deseado. Pero el hardware quedaba obsoleto rápidamente y, a la vez, era necesario modificar el software para las nuevas capacidades. Por esta causa, Apple al principio no lograba competirle en calidad; no obstante, al crecer la potencia de la tecnología, alcanzó una excelente calidad con un costo mucho más bajo.
Previo a la Mac, en los años 70, todo se hacía con máquinas independientes. En las décadas que siguieron, esto se reconvirtió por completo. Si se pudiera hacer viajar en la máquina del tiempo a un profesional gráfico del año 75 al 2000, no sabría por dónde empezar. Los equipos que se usaban no existen más. Un equipo para editar programas de televisión pasó de valer 100.000 dólares a ser reemplazado por una computadora que costaba 2.000 dólares.
Este desarrollo no solo significó un ahorro de costos, sino que implicó la democratización real de todas las tecnologías. Cumpliendo las teorías de Turing, una computadora empezaba a reemplazar a cualquier máquina, englobando ella misma todos los diferentes procesos. Pero, a la vez, Apple le sumó una cualidad inconfundible: la facilidad de uso. Ese fue el legado de Jobs y uno de los componentes importantes del cambio.