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Capítulo 2 EL SURGIMIENTO DEL ESPIRITISMO: POR QUÉ NO SIEMPRE PODEMOS CONFIAR EN NUESTROS OJOS U OÍDOS

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En 1848 Elena de White tenía 20 años de edad. Durante los últimos tres años había entrado en contacto con personas que habían experimentado y estaban promocionando variadas formas de espiritismo, abarcando desde el mesmerismo, los trances, hasta los aparentes “milagros”. De hecho, el desenfrenado crecimiento de grupos espiritistas, incluyendo a los Shakers, instó a los dirigentes milleritas, reunidos en asamblea en la Conferencia de Albany en 1845, a votar el siguiente acuerdo: “Resuelto, Que no tenemos confianza de ningún mensaje nuevo, visiones, sueños, lenguas, milagros, dones extraordinarios, revelaciones, impresiones, discernimiento de espíritus, o enseñanzas, etc., etc., que no esté de acuerdo con la Palabra de Dios no adulterada”.14

Parte de este acuerdo apuntaba a los “espiritualistas”,15que seguían creyendo que la fecha de 1844 era válida y que Jesús había venido individualmente a los fieles, no física sino espiritualmente. Algunos, creyendo que ahora vivían en el milenio, decían estar sin pecado, y se rehusaban a trabajar porque, al hacerlo, negarían su convicción de que Jesús había venido. Algunos afirmaban tener “esposas espirituales”, mientras que otros abrazaban el celibato.

La joven Elena tuvo que andar en medio de toda esta confusión, y a menudo fue ella misma el blanco, como una más de esas autodesignadas profetas “espiritualistas”. Ella escribió:

“En el período del Chasco, después del cumplimiento del tiempo en 1844, surgieron diversas formas de fanatismo. Algunos sostenían que ya había ocurrido la resurrección de los muertos. Se me envió a dar un mensaje a aquellos que creían en esto, tal como ahora estoy dando un mensaje a vosotros. Declaraban que habían sido perfeccionados, y que su cuerpo, alma y espíritu eran santos. Realizaban demostraciones similares a las que hacéis vosotros, y confundían sus propias mentes y las mentes de otros con sus suposiciones maravillosas. Sin embargo, esas personas eran nuestros hermanos amados, y anhelábamos ayudarlos. Fui a sus reuniones. Había mucha excitación, con ruidos y confusión. No era posible captar claramente lo que estaba ocurriendo. Algunos parecían estar en visión y caían al suelo. Otros saltaban, danzaban y gritaban. Declaraban que como tenían la carne purificada, estaban listos para la traslación. Repetían esto una vez tras otra. Di mi testimonio en el nombre del Señor, y presenté su reproche contra estas manifestaciones”.16

A pesar de sus protestas en contra de estos espiritualistas, la Sra. de White a menudo fue malinterpretada, hasta que otros adventistas sabatistas pudieron establecer la distinción claramente. Ella notó: “Se me ha acusado con frecuencia y falsamente de enseñar opiniones peculiares propias del espiritismo. Pero, antes de que el redactor del Day-Star diera con ese engaño, el Señor me dio una visión de los efectos tristes y desoladores que producirían en la grey ese redactor y otros al enseñar tales opiniones espiritistas”.17

Profecías dramáticas de Elena de White

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