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Detrás de todo fenómeno espiritista: la idea de un alma inmortal
Оглавление¿Qué hay detrás de todo esto? Una de las razones centrales para este creciente interés en el espiritismo en los tiempos modernos es la noción del alma inmortal, defendida tanto por católicos como por la mayoría de los protestantes. Sin esa falsa creencia, el espiritismo no existiría hoy en día. Probablemente, ni uno en un millón notaría hoy que esta idea entró en la iglesia cristiana no por las enseñanzas bíblicas, sino directamente desde la filosofía griega. ¡Pero ese es tema para otro libro!
Durante sesenta años los escritos de Emmanuel Swedenborg y las enseñanzas de Franz Mesmer proveyeron sustento a quienes buscaban un conocimiento personal de la vida después de la muerte. Swedenborg creía que podía, en un estado de trance, “conversar íntimamente” con los espíritus, y sus escritos describían el mundo de los espíritus. Afirmando que no había cielo ni infierno, sino más bien una serie de esferas por medio de las cuales el “espíritu del difunto” ascendía a niveles más elevados de sabiduría, Swedenborg enseñó que estos “espíritus” podían mediar entre Dios y los seres humanos.19
Mesmer no se ocupó de las creencias religiosas. En cambio, introdujo una técnica, que luego se llamó mesmerismo (a menudo también hipnotismo), que inducía trances, en el que los vivos podían comunicarse con difuntos amados o seres espirituales en general.
Estas dos corrientes de pensamiento (Swedenborgianismo y Mesmerismo) se combinaron en una extraña síntesis americana: el espiritismo moderno. Llamativamente, este nuevo movimiento proporcionó uno de los primeros foros para que la mujer estadounidense hablara con una audiencia mixta. Al mismo tiempo, cuáqueros radicales, en campaña para promover la abolición de la esclavitud y los derechos de la mujer, crearon una impresión en las mentes que colaboró para colocar un sello “reformista” en el joven movimiento espiritista.
Como es de suponer, toda esta notoriedad condujo al fraude extendido, conduciendo a comisiones de investigación independientes, que repetidamente desenmascaraban el engaño que yacía detrás de muchas de estas actividades espiritistas. Sin embargo, había algo de atractivo en el espiritismo no solo para el público en general, sino también para una creciente nómina de científicos y autores en América y en otros lugares, incluyendo al autor británico Arthur Connan Doyle, creador de “Sherlock Holmes”. Doyle sostenía que el énfasis constante en la observación misma del fenómeno sostenía a los ingleses y a los estadounidenses para que abrazaran el énfasis oriental de la reencarnación. Doyle es a menudo considerado como el “San Pablo” del espiritismo moderno.
Aunque desorganizado, el movimiento se esparció por el mundo, pero solo en el Reino Unido llegó a ser tan popular como en los Estados Unidos. Los espiritistas estadounidenses se reunían en casas privadas para sesiones espiritistas, en salas de conferencias para conferencias de trances, en campamentos de verano de a miles; pero el espiritismo permaneció individualista. De hecho, durante muchos años los médiums y conferenciantes de trances se resistieron a cualquier intento de organización.