Читать книгу Corazón y alma - Hevens - Страница 14
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Lo importante no era cuántos intentos fallidos, sino saber aprovechar al máximo el intento exitoso. Estando tú de costado, durmiendo, no podía llevar adelante mi aventura. Entonces te hago suavemente cosquillas sobre tu espalda, salgo pitando hacia un lado de la cama y tú, bella como una princesa, te vuelves mirando el cielo. Llega mi recorrido nuevamente donde lo dejé, pero esta vez no ha habido cosquillas en tu muslo. El siguiente destino, tu vientre. Tan bien estoy ahí que me siento a descansar un rato para hablar con tu ombligo, que, por más que insisto, no me cuenta ningún secreto tuyo. Tomo la decisión de seguir recto hasta tu cuello, pasando por el pequeño valle entre tus colinas. Sería inconsciente si me quedo un solo segundo en dicho valle. Primero, porque treparía a una de tus colinas para dormir en ella; y segundo, seguro que esta actividad te despierta y, como mínimo, hace que te pongas boca abajo y muera aplastado pero feliz. Ya en tu cuello, me deslizo hasta tus cabellos y como un tarzán viajo por ellos hasta el cénit de tu cabeza. Conclusión: ¡un recorrido alucinante!
Al abrir mis ojos tú sigues descansando plácidamente. Te has puesto de costado, tipo cucharita, y tus manos sacan de tus piernas la sábana de seda blanca que las cubría. Tus piernas son una tentación difícil de rechazar. Me recuesto al lado de tu espalda, intento lentamente ponerme en cucharita junto a ti. El roce de mis piernas con las tuyas me inyecta adrenalina por todo mi cuerpo. Rezo para no despertarte, pero mi cuerpo responde con una inquebrantable excitación y te despiertas, aunque me reconoces y no te asustas. Sucederá lo inevitable.