Читать книгу Corazón y alma - Hevens - Страница 17
ОглавлениеEdén
Ella contenía sus sueños del presente y sus miedos de antaño, envueltos con un hilo de oro mágico, dentro de su alma. Cuando los sueños engordaban, los miedos reducían, manteniendo aquellos hilos dorados una perfecta forma, produciendo una rítmica euforia en su espíritu.
Cuando los sueños reducían, los miedos engordaban, manteniendo aquellos hilos dorados una perfecta forma, produciendo insistentes escalofríos en su espíritu.
Caminaba por el bosque buscando inspiración en las maravillas de la naturaleza. Encontró un viejo árbol con una copa de hojas cuya sombra se reflejaba en un nítido dibujo sobre la hierba verde. Halló descanso en dos brazos de raíz que se extendían sobre el acolchado prado. Sus ojos se cerraron y pronto se sumergió en un profundo sueño.
—Carla, ¡estimada Carla! Despierta, no te haré daño.
Ella abrió lentamente sus ojos y con cierta desconfianza retrocedió hacia el grueso tronco del árbol porque no reconoció la figura que pudo observar ni el lugar.
—¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí?
—Soy tu ángel de la guarda y quiero ayudarte con tus miedos.
—¿Qué miedos? —replicó ella. Sin embargo, escuchaba la voz del ángel con una sonoridad que le daba confianza.
—Ahora mismo tus miedos han engordado en demasía y tu hilo dorado está a punto de deformarse para siempre, creando permanentemente un desequilibrio emocional peligroso en tu alma.
Con una suavidad extrema y eligiendo meticulosamente cada palabra, ella preguntó:
—¿Qué debo hacer?
—Debes buscar y atesorar más sueños, muchos sueños. Así perderás muchos miedos, la forma se restablecerá y tú volverás a tener un equilibrio emocional en tu alma.
Ella, entonces, habiendo entendido el riesgo que corría y cómo debía neutralizarlo, preguntó:
—¿Dónde estoy?
—En el Edén, Carla, en el Edén. Ahora cerrarás tus ojos y cuando los abras estarás nuevamente en el bosque. Sal de él y comienza a recobrar sueños.
Carla hizo todo tal cual le explicó su ángel de la guarda. Saliendo del bosque se preguntaba: «¿Ha sido un sueño? ¿Ha sido real?». De lo único que estaba segura era de que ahora sentía una rítmica euforia que la impulsaba a buscar los sueños que necesitaba. Esta experiencia quedaría en su memoria como una anécdota que no contaría a nadie. Carla atesoró muchísimos sueños, que fue realizando uno a uno, y perdió muchos miedos. Esta nueva realidad motivó un vuelco en su vida. A medida que crecía su euforia, en su espíritu comenzó a regalar sueños a las personas que pasaban por su vida. Después de un tiempo se produjo el milagro: Carla se convirtió en un ángel.