Читать книгу Desde la universidad a la sociedad - Patricio Donoso Ibáñez, Ignacio Sánchez Díaz - Страница 28

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Una nueva acreditación en educación superior

En las últimas semanas, la acreditación de las Instituciones de Educación Superior (IES) ha tenido gran repercusión en los medios, debido a irregularidades y delitos que han involucrado a rectores y directivos de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA). Esta investigación está en proceso y debiera determinar las responsabilidades de todos los implicados en estos inaceptables ilícitos.

Es indudable que el sistema de aseguramiento de la calidad, que data de 1998 y que fuera mejorada por la Ley 20.129 del año 2006, significó un real avance en esta materia. Sin embargo, el crecimiento y complejidad del sistema nos interpela a realizar cambios profundos. El ministerio ha anunciado que presentará un proyecto de ley en las próximas semanas, para corregir las actuales debilidades y actualizar el funcionamiento del sistema. Existen importantes aspectos que esta nueva ley debiera incluir.

La agencia, denominada así por su rol técnico, debe estar formada por un directorio elegido mediante Alta Dirección Pública, con dedicación completa y remuneración adecuada a sus funciones. La duración debiera ser al menos de 5 años, con una reelección y renovación parcial de sus miembros. El proceso debe ser transparente y obligatorio para todas las IES. Los años de acreditación deben ser por un período relacionado con la duración de los planes de estudio (sería adecuado un período de 6 años), con una aprobación condicional no menor a tres años para las instituciones que no cumplan con los estándares en el proceso inicial. Si al cabo de este plazo persisten las deficiencias, se debe negar la acreditación, con posibilidad de apelación al Consejo Nacional de Educación (CNEd).

La acreditación debe avanzar en medir resultados, y no solo procesos, por lo que las pruebas de egreso, la opinión de los empleadores y el seguimiento de sus egresados debiera ser una parte fundamental de su trabajo.

Es importante correlacionar la acreditación con el plan de desarrollo de la institución y realizar un seguimiento de este. También, debe haber una correlación entre la acreditación institucional y la de los programas y carreras. Debido al gran número de carreras de pregrado y programas de posgrado, lo lógico es realizar una muestra aleatoria de estos, lo que debe ser determinado por la agencia, dando un breve plazo a la institución para presentarse al proceso; de esta manera, todos los programas debieran estar preparados para someterse a la evaluación. En este sentido, debiera permitirse la labor de agencias privadas nacionales y extranjeras, certificadas por su calidad, con asignación de sus tareas determinada por la agencia, y no a solicitud de cada IES, como ocurre en la actualidad. Las acreditaciones de las carreras de medicina y pedagogía deben seguir siendo obligatorias aumentando sus exigencias de calidad.

La acreditación debe avanzar en medir resultados, y no solo procesos, por lo que las pruebas de egreso, la opinión de los empleadores y el seguimiento de sus egresados debiera ser una parte fundamental de su trabajo. Es necesario avanzar en la clasificación de las universidades y de los diferentes proyectos educativos, para medir la docencia, la innovación curricular, la creación e investigación y los vínculos y aportes a la sociedad. La nueva Agencia establecerá las relaciones institucionales con el CNEd, en relación con la creación de nuevos proyectos de IES, su licenciamiento, el seguimiento y el control de su crecimiento. Por otra parte, hay que normar el procedimiento de apelación respecto de las decisiones que emanen del nuevo organismo.

Todo este trabajo requiere instalar un adecuado sistema de fiscalización a través de la creación y puesta en marcha de la Superintendencia de Educación Superior, proyecto que se encuentra hace más de un año en el Parlamento. Por último, es fundamental velar por que la información a las familias y postulantes sea veraz, disponible y oportuna, de modo que las decisiones sean libres. Debemos transformar esta crisis de institucionalidad de la acreditación de IES en una oportunidad para su renovación bajo los actuales estándares, que hoy representan el mínimo que requiere el sistema. Un gran esfuerzo en mejorar la calidad y equidad en la educación superior es lo que la sociedad demanda.

Publicado en el diario El Mercurio el 23 de diciembre de 2012.

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