Читать книгу Desde la universidad a la sociedad - Patricio Donoso Ibáñez, Ignacio Sánchez Díaz - Страница 8

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Presentación

Poder resumir en 626 páginas lo realizado en cinco años por una Universidad del nivel de la Pontificia Universidad Católica de Chile es, sin duda, un trabajo de proporciones. Sin embargo, el rector Ignacio Sánchez Díaz logra dar cuenta, de manera abierta y transparente, de lo que ha sido su primer rectorado, en un período muy particular del país y de la educación superior chilena.

Escritos de prensa, documentos, discursos, cuentas anuales y otros testimonios sirven no solo para revisar, sino que para poner en perspectiva lo que Sánchez ha llevado a cabo desde que asumió su alto cargo con su propia Declaración de Principios, mediante la cual, en sus palabras, aspira a ser “un rector al servicio de la universidad, en una universidad al servicio de Chile”, para lo cual asume el desafío consciente “de ser modesto albañil, y que es el Señor quien construye esta casa”.

Así, desde sus inicios el Rector da cuenta de su fidelidad a una misión e identidad basadas en un proyecto educativo con inspiración y sentido cristiano orientado a ser un aporte a la cultura, para ser una universidad de calidad internacional, con una identidad católica clara y expuesta a la comunidad, que tenga un definido liderazgo latinoamericano y que se destaque en áreas que –junto a las ciencias, humanidades y tecnologías– reflejen sus carismas.

Estos cinco años, como señalé al comienzo, han sido un período muy especial en lo que respecta a la educación superior chilena, en particular para las universidades. La sociedad toda no quedó indiferente frente a los reclamos surgidos desde los propios estudiantes, quienes demandaron otro trato para sus instituciones. Tiempo, también, en que quedaron de manifiesto diferencias entre estas casas de estudio superiores, de acuerdo con sus diversas naturalezas.

En el caso de las universidades católicas, y en particular de la PUC, ha sido su Rector el que con fuerza y decisión ha elevado su voz y dado a conocer sus planteamientos. Es así como ha sido un firme defensor de lo público por sobre lo estatal, planteando su convicción de que la función y vocación pública superan con creces la naturaleza jurídica de una institución, y que lo público va más allá de lo estatal; también es justo destacar su importante rol en el G9, donde puso en relieve lo que a su juicio constituyen sus fortalezas: su tradición, servicio público, arraigo e identidad en el entorno regional y nacional, siendo referentes nacionales e internacionales.

Frente al tema mismo de la Reforma, el rector Sánchez –y en esto sí coincidimos plenamente– ha puesto a la Calidad como el denominador común que debe cimentarla, ya que tanto para él como para mí, ella contribuye de manera decidida al proceso de transformación de una persona que se prepara a dar un salto mayor en su formación humana, valórica, ciudadana, intelectual e integral.

Por otra parte, y respecto de los jóvenes estudiantes, el rectorado de Sánchez destaca por haber llevado a cabo importantes medidas inclusivas y justas para asegurar el ingreso de los más capaces. Aun cuando la PUC ostenta los mejores puntajes de ingreso y las mejores condiciones socioeconómicas de sus estudiantes, ha sido en su período en el que se apoyaron decididamente iniciativas como el Ranking de Notas, instrumento que, estamos seguros, servirá para dar mayores y mejores oportunidades a muchos jóvenes vulnerables que sueñan con un futuro mejor.

Soy un convencido de que este período está escribiendo importantes páginas en la historia del país. No hemos avanzado con la velocidad que los tiempos requieren, y que los jóvenes, sus padres, la sociedad entera esperan para construir un futuro mejor. Sin embargo, la lectura de las siguientes páginas da cuenta de la firme decisión de una universidad, diferente a la que dirijo, pero con la cual tenemos mucho en común –y que nos une–, como es el incansable trabajo por pavimentar un camino más justo, inclusivo y solidario para con los más desposeídos.

Nadie duda del lugar en que se encuentra la Pontificia Universidad Católica de Chile, tanto en el concierto nacional como internacional, así como tampoco de la voluntad de su Rector por contribuir de manera decisiva y gravitante en el desarrollo del país y de su gente.

Hay quienes lo hacemos desde la perspectiva de demandar del Estado el aporte que hemos perdido y merecemos, porque pertenecemos a él, a la sociedad entera, y a ella debemos responder de nuestras acciones.

Otros, como la PUC y su rector Sánchez, ya en su segundo período, trabajarán también incansablemente por elevar sus voces y planteamientos, desde la perspectiva de ser instituciones no estatales de función y vocación pública, con su misión, identidad y valores fundamentales que la guían.

Al finalizar, creo pertinente tomar las propias palabras de Ignacio Sánchez al señalar que “la Pontificia Universidad Católica de Chile ha sido fundada por la Iglesia, es parte integral de ella, y, con autonomía académica y de gestión, en permanente comunión con la Santa Sede. Su misión es ser un puente en el diálogo fe y cultura, aportando en la formación de personas y en la creación de nuevo conocimiento, trabajando por el desarrollo del país. El aporte de la PUC, a partir de su propia identidad, no hace más que enriquecer a nuestro país”.

Juan Manuel Zolezzi

Rector de la Universidad de Santiago de Chile

Vicepresidente del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas 2011-2015

Desde la universidad a la sociedad

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