Читать книгу Señales - Jaume Salinas - Страница 6
Presentación
ОглавлениеSi nos paramos a pensar un poco en muchas de las cosas que nos han pasado en la vida, desprovistas de cualquier lógica racional, recordaremos que en los momentos inmediatamente posteriores a los hechos concretos, nos quedamos perplejos por la situación vivida. En algunas ocasiones, sobre todo cuando más fuerte e incongruente era la situación, con más firmeza quisimos encontrar una ‘solución’ que nos dejase satisfechos a nosotros mismos y a nuestra estructura racional, que justificase o nos ayudara a encontrar una explicación que nos tranquilizara, para poder volver a nuestra normalidad vital. Otras veces, cuando la situación era de poca ‘entidad’, como un sueño o un presentimiento, nos quedó un vago recuerdo, como una anécdota sin importancia, una más de las muchas intrascendentes que solemos acumular a lo largo de nuestra existencia.
Algunas de estas vivencias pueden ser poco ‘creíbles’, porque rondan lo que a menudo decimos “esto no es posible”o“no me lo creo”. Sencillamente desafían lo que se considera que es racional y lógico. Otras, en cambio, nos parecen más familiares, porque seguramente se parecen más a alguna que el lector habrá vivido, si bien la había arrinconado en su memoria. Más de un lector al leer estas vivencias le quedan cortas con la (o las) que él mismo tuvo. Es más, estoy seguro que todos hemos tenido o tendremos alguna a lo largo de nuestra vida. Otra cosa es que sea consciente y la valore como tal, o la menosprecie por ridícula o irracional. No soy un cronista, ni mucho menos un historiador, más bien me considero un coleccionista de historias y vivencias personales. En este sentido, la recopilación que a continuación presento ha sido realizada a lo largo de dos años, durante los cuales me iban llegando de forma continuada historias de experiencias ‘extrañas’, de distintas personas amigas y conocidas, muchas de las que después de ver su vivencia, negro sobre blanco, la han valorado mucho más y les ha servido, incluso en algunos casos, para descubrir una dimensión nueva de su vida y de su experiencia. Esto me hizo valorar también un par de experiencias personales y recuperar una vivencia de mi abuela, que también he incluido en esta recopilación, que me había explicado cuando yo era todavía un crío y que durante muchos años siempre la ‘valoré’ como una historia sin pies ni cabeza, propia de una persona anticuada y supersticiosa.
Soy consciente de que es difícil enmarcar esta obra (¡esta manía que tenemos los humanos de establecer clases y categorías, para poder hacer después valoraciones!), pero seguro que no me gustaría que se la catalogase como de ‘paranormal’ u otros calificativos similares, por la carga peyorativa que presupone y porque fácilmente son términos propicios a crear y creer en fantasías muy alejadas de la realidad. Dado que son vivencias únicas y muy personales, las he titulado: “Señales: historias invisibles cotidianas”, porque así lo son a los ojos de los que rodean a sus protagonistas.
Hay un total de treinta narraciones, y cada una es representativa del tipo de vivencias que tuvieron sus protagonistas. El criterio de agrupación es totalmente subjetivo, pero con el fondo común de la especial sensibilidad de sus protagonistas, sin que ningún apartado tenga un peso específico concreto respecto de los demás, a pesar del número de relatos de cada apartado. Las presento en forma novelada y con los nombres cambiados, para respetar la intimidad personal. En la mayor parte de las historias utilizo la primera persona a la hora de narrar la vivencia, tal como me la transmitió quien la tuvo. En las restantes utilizo la tercera persona, porque quien me la ha explicado conoce personalmente a quien la vivió. Quiero evitar aquello de “[…] leí una vez un caso de un hombre que vivía a las afueras de Boston…”, y otras similares. De esta forma la historia resulta mucho más creíble.
No hay ninguna finalidad proselitista ni mucho menos espiritual, a pesar de que algunas tengan una fuerte carga de espiritualidad. Personalmente me considero un ‘creyenteagnóstico’, porque creo que todas las religiones son válidas ya que nos hablan de lo mismo, pero con leyendas y símbolos diferentes, propios de cada cultura, para aproximarse a su origen. En otras palabras, valoro más el sentido de la religiosidad que no la religión, entendiendo ésta como una actitud y una predisposición de conectarnos (‘ligarnos’) con nuestra propia dimensión superior.
Este conjunto de historias son más bien como una especie de señales. Señales que sólo son perceptibles e interpretables para los que no se conforman sólo con nuestrarealidad física ordinaria y están abiertos y receptivos a otros aspectos de la realidad. Señales que se llenan de sentido y marcan el camino correcto, como cuando estamos de camino por la montaña y de vez en cuando nos encontramos alguna indicación que nos dice que vamos en la dirección correcta.
Lo que he intentado, más bien, es plasmar la diferencia entre los fenómenos físicos de los reales. Lo que hasta hace poco era considerado como experiencias casuales, ‘ridículas’o‘supersticiones’, por los que sólo aceptan como existencia válida y única nuestra realidad física, cada vez es más aceptado como factible en determinados campos de la Física. En este sentido, las investigaciones de RupertSheldrake pueden ir por este camino (p. e. los campos mórficos), de Jung con las sincronicidades, así como las aportaciones de filósofos como Ken Wilber, cuando nos habla de las dimensiones superiores, a las que sólo se puede llegar a través de nuestra mente; o más recientemente, y a partir de los trabajos del neurólogo Olaf Blanke, en que si bien se ha identificado la región cerebral –la ‘girus angular’– que tiene una importancia decisiva en los fenómenos de desdoblamiento corporal –los llamados ‘viajes astrales’– no se puede explicar ni comprender sus mecanismos ni su finalidad, exclusivamente desde la vertiente física.
En definitiva, estas experiencias pueden ser interpretadas también como señales de otra realidad. Unas señales invisibles o irreales para los que sólo quieren ver la realidad material, pero reales para los que conscientemente han vivido estas experiencias. Una aportación más en la línea de la frase dicha por P. Eluard: “Hay otros mundos, pero todos están en éste.”
EL AUTOR