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PRESENTACIÓN.

RESPUESTAS A ALGUNAS PREGUNTAS

UN LIBRO QUE DICE LLAMARSE Frágiles y que pretende apellidarse Desafíos en la salud mental y social requiere, al menos, una explicación. Más aún si se repasa el índice y se revisan los autores.

De entrada, puede sorprender que se entremezclen temas del ámbito de la salud mental, incluyendo algunos trastornos, con otros propios del campo de la educación, unos cuantos que hacen referencia a temas sociales y un grupo que plantea cuestiones antropológicas con claros contenidos filosóficos.

A su vez, el listado de autores pone de manifiesto una diversidad de perfiles profesionales y una procedencia muy heterogénea, al menos, respecto a su ubicación laboral. Así, pues, podrían plantearse preguntas del tipo ¿de dónde sale todo esto?, ¿por qué se plantea esta temática?, ¿para qué se tratan esos temas?

Descartando otras muchas preguntas —incluso la más comprometedora: ¿para qué un libro más sobre la salud mental y la sociedad?—, intentaré dar algunas pistas sobre las tres explícitamente formuladas.

Este libro surge en el contexto de los Encuentros de Psiquiatría Antropológica, unas reuniones, completamente informales, para analizar y discutir temas del ámbito de la psiquiatría desde una perspectiva clínica y antropológica. Estas reuniones las promovió, en los años ochenta del siglo pasado, el ya fallecido psiquiatra Juan Cardona, junto con Joaquín Muñoz y Joan de Dou con la pronta colaboración de Aquilino Polaino. A lo largo de los años, desde diversos puntos de la geografía española y con perspectivas diferentes, nos hemos ido sumando unos cuantos, también interesados en el enfoque antropológico de los problemas psíquicos.

En el contexto de la pandemia, con las limitaciones impuestas por el confinamiento, es donde se ha fraguado el deseo de plasmar en un libro muchas de las cuestiones abordadas en los Encuentros de Psiquiatría Antropológica. La temática del libro podría ser muy diversa, pero se decidió tomar como eje la dimensión social del ser humano y abordar las repercusiones, positivas y negativas, en la salud mental de su estar en la sociedad. ¿El motivo? los importantes cambios sociales que estamos viviendo, en todos los ámbitos —tecnológicos, lúdicos, culturales, relacionales, familiares, grupales, ecológicos, etc.— y su indudable repercusión en los estilos de vida y en las relaciones humanas, con beneficios y riesgos para la salud mental y, diríamos también, para la salud social.

Desde el principio se pretendió que los contenidos no estuvieran muy condicionados por situaciones transitorias, como puede ser la propia pandemia, aunque lógicamente, hay referencias a ella, y abordar, más bien, las tendencias de fondo de nuestra sociedad y sus implicaciones en la salud mental. Tampoco se pretendía hacer un estudio psicosocial, que se nos escapa a la mayor parte de los autores, sino apuntar factores que podrían incidir en la salud mental, particularmente aquellos con expresión clínica. Aún así, la temática podría haber sido mucho más amplia y se echarán en falta cuestiones también interesantes y relevantes, sin embargo, el espacio y el tiempo son limitados y son los mayores condicionantes del índice. Por estos mismos motivos, los temas han sido tratados de forma escueta y limitada con la deliberada intención de provocar el interés por seguir ahondando de la mano de algunas sugerencias bibliográficas.

Por tanto, el por qué es un deseo de compartir lo que a lo largo de los años se ha analizado, discutido y reflexionado en los Encuentros de Psiquiatría Antropológica. Y el para qué tiene una triple intencionalidad: seguir alimentando la reflexión sobre variables de nuestra sociedad que repercuten en la salud mental, resaltar aquellas que parecen ser más positivas para la propia salud mental y alertar sobre las que tienen connotaciones de riesgo para la salud mental y, consecuentemente, revierten negativamente en la propia sociedad.

Lógicamente, bastantes de los autores de este libro participan en los Encuentros de Psiquiatría Antropológica, si bien no todos los asiduos han decidido asumir la elaboración de un capítulo. Al mismo tiempo, otros autores nunca han participado en los Encuentros de Psiquiatría Antropológica, pero tienen una relación profesional y/o de amistad con algunos de los asistentes. En consecuencia, se podría decir que este libro es fruto de estrechas relaciones profesionales, muchas de ellas consolidadas por la amistad, con el denominador común del interés por la persona, donde nada de lo humano nos resulta ajeno, convencidos todos de que cualquier acercamiento a las diferentes facetas del ser humano requiere un enfoque transdisciplinar y multidimensional.

Cada capítulo ha pretendido dibujar un sencillo marco de la cuestión, poner de relieve la relación con las líneas dominantes de la sociedad actual, apuntar los beneficios y riesgos para la salud mental y sugerir algunas pautas de actuación. Sin embargo, el contenido y estilo lo ha marcado cada autor, otorgando al conjunto una heterogeneidad que nos ha parecido enriquecedora.

El libro comienza con un acercamiento a la salud mental, que lleva a cabo Manuel Álvarez desde un planteamiento psicosomático. Le siguen breves reflexiones sobre la relación entre la mente y el cerebro que exponen Juan Manuel Giménez y José Ángel Lombo. A continuación, José María Barrio plantea la cuestión de la libertad humana. Por su parte, David Reyero aborda la cultura como identidad y diferencia. Pilar Escotorín y Daniela Lazcano analizan lo que se considera una nueva modalidad de comunicación social. Aquilino Polaino reflexiona sobre la relación entre la persona y las instituciones y Francisco Insa apunta cuestiones relevantes sobre la dimensión espiritual de la persona.

En el capítulo 8, Mercedes Haydon habla de la persona y la familia y en el siguiente, Alfonso Paredes aborda el papel del padre y de la madre. Laura Vargas analiza el problema de las familias en exclusión social y María García da orientaciones en la tarea de acompañamiento en la acogida.

Por su parte, Araceli del Pozo propone algunas ideas sobre la educación en la infancia; Mercedes de Lucas trata diferentes cuestiones vinculadas con la adolescencia y Joan de Dou analiza el concepto de vida plena.

Agustín Melián y yo hemos procurado estudiar el sufrimiento; mientras que lo relativo al envejecimiento y la muerte lo trata Manuel Sánchez. Así mismo, también intento acercarme al hecho de la soledad y Javier Schlatter aborda la culpa y el perdón. Joaquín Muñoz e Isabel Llanes reflexionan sobre el amor y la sexualidad; José Ignacio del Pino sobre la agresividad y la violencia, y yo intento hacer algunos comentarios sobre la realidad y la ficción.

Desde el capítulo 22 al 31, los temas tratados tienen más connotaciones clínicas. El primero de ellos, a cargo de Manuel Bousoño y Ángel García Prieto, define el concepto de enfermedad mental y sus implicaciones. Posteriormente, Daniel Merino da unas pinceladas sobre diferentes terapias psicológicas útiles en algunos problemas derivados del contexto social. El estrés y la ansiedad lo aborda Manuel Barceló. Algunos problemas relacionados con las maneras de ser, como el perfeccionismo o las personalidades difíciles, lo tratan respectivamente Domingo García Villamisar y Raúl Franco.

Por otro lado, la depresión y el suicidio son abordados por Ernesto Aviñó; y diferentes problemas con un perfil adictivo son tratados por Félix Reina —las drogas—, Pedro Antón —los comportamientos— y Alejandro Villena con Carlos Chiclana —el sexo—. Finalmente, los trastornos de la conducta alimentaria son presentados por Montserrat Giner y Enrique Armengou.

El capítulo acerca de los cuidados de las personas y del propio cuidador lo escribe Enrique Berrocal. Y en el último capítulo pretendo plantear lo que supone el reto de vivir.

Cómo se ve el temario es amplio, quizá demasiado ambicioso, por lo que, necesariamente, se tiene que quedar en apuntar cuestiones, proponer reflexiones y sugerir enfoques. Sin embargo, con que solo algo de esto se logre, todos los autores estaríamos muy satisfechos y enormemente agradecidos.

El que sea posible esta publicación tenemos que agradecerlo a la ayuda y facilidades de Ediciones Rialp y, particularmente, al aliento de su editor y director general Santiago Herraiz.

Por mi parte, agradezco sinceramente a todos y cada uno de los autores de este libro el esfuerzo que han realizado para centrar y condensar cada una de las temáticas y adaptarse a los tiempos, extensión y formato, y por las sugerentes ideas que han vertido en cada capítulo, que son indudable fruto de una sólida trayectoria profesional.

En mi caso, tengo que subrayar mi agradecimiento a cada una de las personas que han participado en alguno de los Encuentros de Psiquiatría Antropológica, especialmente al grupo promotor —Juan, Joaquín, Joan y Aquilino— y aquellos que han fallecido a lo largo de estos años, particularmente, al sociólogo Pablo Carreño y a los psiquiatras Enrique Amat, Pablo de Lucas e Ignacio Basurte.

También quiero dejar constancia que mis aportaciones en este libro son realmente aportaciones de todos porque de todos he aprendido y con todos he fundamentado mejor esos aprendizajes.

Por último, animo a todos los lectores a compartir con nosotros sus reflexiones sobre la salud mental y la sociedad y a recibir de ellos críticas y sugerencias sobre nuestro trabajo.

JAVIER CABANYES TRUFFINO

Madrid, diciembre de 2021

Frágiles

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