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La cara y las microexpresiones

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La cara es la parte del cuerpo que más comunica. Es importante ver nuestro rostro y cómo nuestras microexpresiones pueden generar empatía en los demás.

La cara es el punto focal de nuestro cuerpo. Es la parte en que nos fijarnos primeramente cuando nos encontramos con una persona por primera vez, y los rasgos que grabamos en nuestra memoria para reconocer a esa persona si nos encontramos con ella.

Está comprobado que tener un rostro amplio y despejado equivale varios puntos a nuestro favor en el impacto que provocamos a los demás al proyectar nuestra personalidad, pero como todos no tenemos esta ventaja, hay ciertos gestos que nos serán de ayuda para no intimidar a los demás.

Evita parpadear constantemente. Hacerlo denota vacilación e inseguridad.

En todo momento, trata de que tu mirada sea directa, establece contacto visual con los ojos de su interlocutor, manteniéndolos siempre fijos. Esto revela decisión sinceridad y valentía.

No te muerdas los labios ni te los humedezcas con la lengua. Son muestras de timidez, inseguridad, titubeo e indecisión.

Mantén la boca cerrada, con ambos labios unidos mientras escuchas a tu interlocutor. Esto denota calma y seguridad en ti mismo. La boca abierta y la mandíbula caída sugieren en cambio, nerviosismo, prisa, asombro y sorpresa.

Por lo tanto, si recibo un estímulo que no me gusta, mi rostro generará una determinada una expresión facial.


La alegría, la tristeza, la ira, el miedo, el asco, el desprecio y la sorpresa son lo que, en su teoría psicológica sobre las emociones, Paul Ekman denomina emociones básicas. Es muy importante saber leerlas. Si, por ejemplo, en una reunión de trabajo, pregunto si se comprendió algo que dije, y las personas responden que sí, pero sus caras dicen que no, tendré que volver a explicarlo, hasta que las microexpresiones de sus caras coincidan con sus afirmaciones. Solo así podré construir confianza.

Si sonríes, la boca se estira hacia las comisuras. Sonreír es muy importante, muestra nuestro estado interno. Una sonrisa ligera, de esas que apenas se notan, expresa inseguridad, duda y falta de confianza. En cambio, una sonrisa sencilla pero intensa, es decir, cuando no hay una carcajada, pero las comisuras de los labios se levantan mucho y se pueden observar los dientes de arriba, da a entender confianza.

Si estás triste, se caen los músculos faciales, la mirada acompaña hacia abajo.

Si estás enojado o molesto frunces tu cara y sobre todo el ceño de tu frente.

Con la cara de asco, frunces la nariz y la boca.

Rascarse la nariz es señal de que la persona miente o está molesta. Rascarse el cuello, generalmente ocurre cuando no estamos seguros de lo que estamos diciendo.

Apoyar la barbilla sobre las manos, con la palma abierta transmite sensación de que la persona está aburrida. Con la palma cerrada, transmite que está evaluando atentamente lo que se le está diciendo en ese momento.

La cabeza alta y la barbilla hacia delante expresan agresión y poder.

Es preferible una expresión entre neutral y feliz en el rostro, amigable si se quiere. Eso transmitirá tranquilidad. Según Leonardo Ferrari, la gente evita iniciar conversaciones con aquellos que tienen expresiones cansadas, molestas, poco felices, desdeñosas, faltas de interés, increíblemente aburridos. No porque les disguste una persona que está pasando por un momento de estas características, sino porque los hace sentir incómodos la idea de que tendrán que escuchar sus problemas y probablemente no sabrán qué decir, o terminarán en una situación incómoda.

Es muy importante, mostrar tranquilidad y suavidad en los gestos. La cabeza siempre erguida, mirando hacia delante, con la espalda derecha y los hombros rectos, mirando el panorama delante. Los maestros de meditación Zen dicen que debemos llevar la cabeza como si nos estuvieran tirando desde un pelo de la coronilla. Si la cabeza está en posición correcta, es muy probable que el resto del cuerpo la siga.

En una entrevista laboral, en el enamoramiento, en las relaciones de amistad… lo más importante es que sientas mucha confianza en ti. Si estoy con miedo, lo voy a transmitir. Ser consciente de cómo me expreso, me ayudará a transmitir mejor lo que quiero. O confías o no confías. Pero si no crees en ti, si no confías en ti, nunca lograrás conexión con otra persona. Debes sentirte como si estuvieses ganando la partida. No lo programamos, pero cuando empiezas a ser consciente, puedes cambiarlo. Para poder transmitir paz, serenidad y confianza, importa el primer nivel de relaciones en la vida, que es la relación que tenemos con nosotros mismos: si tu no crees en ti y no confías en ti, ¿quién va a confiar en ti?

Los 3 secretos para hablar en público sin miedo

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