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Neferu Aton Nefertiti, su nombre se traduce como
“Bondad de Aton, la bella ha llegado”.

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El mundo moderno tuvo noticias por primera vez de su existencia en diciembre de 1912. En el marco de la segunda de varias campañas Invernales organizadas por la Sociedad Oriental Alemana, el arquitecto y egiptólogo Ludwig Borchardt emprendió las excavaciones de las ruinas de la desaparecida ciudad de Ajtaton. El científico, que desde 1907 dirigía el Instituto Alemán de Ciencias Egipcio de la Antigüedad en el Cairo, buscaba por encargo expreso del Káiser Guillermo II objetos de valor artístico e interés arqueológicos con los que surtir los Museos Reales de Berlín. La empresa tenía su buena dosis de orgullo patrio, megalomanía y rivalidad con Francia y Gran Bretaña: hacía tiempo que el Louvre y el British Museum también mostraban interés por los tesoros de la antigua civilización egipcia.

El busto fue descubierto el 6 de diciembre de 1912, por el arqueólogo Alemán Ludwig Brochardt, se cree que esta escultura de piedra caliza precedente del Gran Templo de Aton de Ajetaton, de solo 50 centímetros de estatura, fue completada por el artista Tutmosis en 1345 a.C. La pieza inmortalizo a Nefertiti como un símbolo ideal de la belleza femenina.

Se dice que poco después de hacer un alto para almorzar, según lo escribió Borchardt en su diario, reclamaron su presencia a la mayor brevedad en la casa P47.2. En la sala 19 del taller del escultor Tutmosis acababan de aparecer fragmentos de un busto en tamaño natural. Los obreros continuaron excavando hacia la pared este, a través de una pila de escombros de más de un metro. Salieron a la luz más piezas, sobre todo bustos cortos. Varios de Nefertiti. Y entonces apareció una nuca de color carne con cintas pintadas en rojo. Los hombres dejaron a un lado las palas y siguieron excavando y retirando la arena con las manos. Al dejar al descubierto la parte inferior de la pieza, reconocieron el dorso de una corona real de color azul oscuro. Lo que el equipo de Borchardt exhumo de los escombros de Amarna esa tarde era algo fabuloso: un busto policromado de medio metro de altura y 3.260 años de antigüedad. Tenía las orejas dañadas y había desaparecido la incrustación del iris del ojo izquierdo, pero por lo demás la pieza estaba incólume. Entusiasmado, Boechardt anoto en su diario: “Teníamos en nuestras manos la obra de arte egipcio mas llena de vida”. En cumplimiento de la ley, que estipulara que todos los hallazgos debían darse a conocer, el investigador inicio entonces una negociación con el francés Gustave Lefebvre, representante de la autoridad arqueológica egipcia. Acto seguido Borchardt miembro de la Sociedad Oriental Alemana, remitió el busto a Berlín, donde permaneció custodiado bajo llave por espacio de doce años antes de ser presentado al público por primera vez en 1924.

Estallo la locura, la exposición berlinesa causo sensación. De la noche a la mañana Nefertiti salto a la fama. Convertida en una estrella muda, enseguida lleno portadas de la revistas de todo el mundo.

El busto se ha convertido en su imagen ante los ojos del mundo moderno, especialmente por su característica corona azul. Es uno de los iconos más famosos de la Antiguo Egipto, y aun así, la reina que retrata todavía está rodeada de misterio e intrigas. Aunque no era gobernante, Nefertiti es una figura clave de la historia gracias a su influyente posición como esposa y reina, algo que quedo plasmado en las representaciones de ella que sobreviven hasta nuestros días. Los historiadores han deducido que Nefertiti fue una de las principales defensoras del movimientos religioso y cultural de Akhenaton, ella representaba el aspecto femenino de Aton mientras que su esposos representaba lo masculino, juntos actuaban como un puente entre Aton y el pueblo egipcio.

¿Que mas sabemos de ella?, como era de esperar para la época, Nefertiti se caso con Amenhotep IV a tenia solo 15 años.

También se cree que tenia linaje real, para algunos historiadores, era hija de Ay, un asesor importante para varios faraones, incluyendo a Akhenaton esposo de Nefertiti (Ay incluso se convirtió en faraón después de la muerte de Tutankhamon en 1323 a.C.). Otros académicos especulan que era una princesa del reino de Mtani, ubicado en el norte de Siria, lo que sabemos es que ella tenía una hermana llamada Mutbenret (o Mutnodjemet), y aparece en el arte de Amarna que ha sobrevivido hasta hoy.

Nefertiti fue la consorte favorita, o Gran esposa real, de Akhenaton desde comienzos de su reinado. Según los registros históricos, Nefertiti tuvo seis hijas con Akhenaton llamadas Meritaten, Meketaten, Ankhes–em–pa–aten, Neferneferuaten–tasherit, Neferneferure y Setepenre. A pesar de no tener hijos varones, el arte de Amarna retrata que la pareja tenía una relación fuerte y amorosa. Nefertiti también aparece en una gran variedad de roles, ya sea conduciendo carrozas, en actos ceremoniales con el Rey y matando a sus enemigos. Una teoría sostiene que llego a ser corregente junto a su marido con el nombre de Neferneferuaton. Incluso se piensa que, a la muerte de su marido se convirtió en reina–faraón durante un corto periodo de tiempo con el nombre de Semenejkara.

Solo sabemos que vivió hace casi 3.500 años en un periodo fascinante de la historia de Egipto. Sin embargo los detalles de su biografía son todo un enigma y un campo en que los arqueólogos no se ponen de acuerdo. Sin dudas ostento un papel principal en la corte real de Amarna, el horizonte del sol, la nueva capital fundada por el gran Akhenaton en honor al disco solar.

Algunos expertos aconsejan no sobreestimar la posición de la reina; otros defienden que gozaba de las mismas prerrogativas, si no más, que el propio Ajenaton. Recientemente el egiptólogo en merito alemán Hermann Schlogl dejo perplejo al mundo académico al afirma que Nefertiti fue el verdadero motor de la revolución religiosa de su tiempo y la responsable de tan radicales transformaciones. Schlogl ha traducido de nuevo una inscripción de la Gran Sala de las columnas del templo de Karnak conocida desde hace tiempo, u en su reinterpretación sostiene que la reina declara haber halado a Aton, lo que constituiría la evidencia de su rol activo. A ello se suma el hecho de que Nefertiti poseía dos cartuchos (nombres que aparecen en las inscripciones rodeados por una cuerda ovalada con los extremos anudados), un privilegio reservado al faraón, mientras que a las demás esposas de faraones se les asignaba un único cartucho.

Las afirmaciones de Schlogl son polémicas. El especialista en el periodo de Amarna Christian Loeben, profesor de la universidad de Gotina y director de la colección egipcia del Museo August Kestner de Hannover, rechaza de plano lo que tilda de fantasías. “Nefertiti no tenía ni voz ni voto, en el plano político ni en el religioso – asevera–. La única razón de que su papel fuese tan prominente, siempre al lado de Ajenaton, fue porque convenía a la teología del Faraón.”

Ni su tumba se ha encontrado, aunque varias veces han tardado de adjudicarle una.

Para el egiptólogo ingles Nicholas Reeves, cree que la tumba de la legendaria reina se oculta tras unos muros situados al norte de la cámara funeraria de Tutankhamon. Basado en varias fotografías de alta resolución publicadas recientemente, deduce que de los muros de la cámara funeraria de la tumba KV62, en el Valle de los Reyes, revelan rasgos lineales marcados bajo la superficie estucada con escenas pintadas afirma Reeves en un estudios publicado recientemente. Reeves describe estos rasgos ocultos en los muros como “dos puertas que no habían sido reconocidas hasta el momento”. Según el análisis más reciente, detrás del muro norte existe un “hueco” de hasta 1.5 metros de diámetro y 2 metros de profundidad. Esa pared al norte es la misma que contiene los restos de materiales orgánicos y de metal, según señalo el titular de antigüedades egipcio, Mamdouh El Damaty. Si estos materiales orgánicos se corresponden con los restos de Nefertiti, “podría ser el descubrimiento del siglo para Egipto, expreso el ministro.

Y considera que estas puertas dan acceso a dos cámaras independientes: una cámara de almacenamiento al oeste de la cámara funeraria de Tutankhamon y una continuación de la KV62 hacia el norte, anterior a la época de Tutankhamon, “que contendría la sepultura intacta de la propietaria original de la tumba, Nefertiti.”

Un grupo de arqueólogos liderados por el japonés Hirokatsu Waranabe analizo el pasado noviembre las paredes de la tumba con un radar infrarroja, logrando confirmar la existencia de espacios vacios detrás de las dos paredes de la cámara mortuoria del monarca Tut Ankh Amon.

Se cree que en dichas cámaras ocultas podrían ser el lugar de descanso final de la legendaria Nefertiti, quien reino en Egipto durante el siglo 14 a.C. y se presume que fue la madrastra de Tut Ankh Amon.

También según Reeves, debió ocupar el reino, tras la muerte de Akhenaton en 1336 a.C. un breve interregno durante la cual Nefertiti debió ocupar el trono de Egipto bajo el nombre de Semenejkara, luego su sucesor inmediato fue Tutankhamon quien murió prematuramente a los 19 años de edad. Es aquí donde él cree que “Durante el entierro de Nefertiti en la KV62 seguramente no había intención de que Tutankhamon ocupara” la misma tumba en su debido momento. Esta idea se materializo hasta la temprana e inesperada muerte del rey una década después. Como no había una tumba excavada para él, se uso la KV62 se volvió a abrir y se hizo accesible para incluir una nueva cámara”.

Otra tumba que se descarto fue la KV35. Otros arqueólogos aseguran haber encontrado los restos de Nefertiti junto a otras momias, como el hermano menor del Faraón así como la princesa Tiye la posible madre de Akhenaton, estos restos se encontraron en la tumba KV35 en un lugar denominado el Valle de los Reyes. Y aunque hubo disputas sobre la veracidad del hallazgo, el propio Director del Consejo Superior de Antigüedades de Egipto, afirmo que las pruebas existentes son ineficientes para determinar que esta sea la momia de la reina Nefertiti. Dejando sin validez alguna los resultados de la investigación.

De todas las etapas de la historia egipcia ninguna parece ser tan atrapante y sembrada de misterios como la llamada Cisma de Amarna. Uno d los grandes interrogantes es, precisamente, el de la existencia de unos de los personajes con el nombre de Neferneferuaton (exquisita es la belleza de Aton).

La primera vez que aparece este nombre es en el año cuarto del reinado de Amenhotep IV, cuando cambia definitivamente su nombre por el de Ajenaton. Al mismo tiempo, la Gran Esposa Real Nefertiti adquiere el nombre antes mencionado, y pasa desde entonces a ser conocida com Neferneferuaton Nefertiti.

En el año 14 del reinado de Akhenaton, Nefertiti desaparece de los anales y la figura de gran esposa real se ve sustituida por su hija mayor, Meritaton. Al mismo tiempo, aparece un correjente de Ajenaton cuyo nombre es Anjet–Jeperu–Ra Merit–Ua–RaNefer–Neferu–Aton(o Anjetjeperura Neferneferuaton, la amada de Ajenaton). Esto indica que el corregente era una mujer, y dado que Meritaton ya la gran esposa real, las sospechas recaen sobre Nefertiti, que no habría muerto, sino cambiado de nombre.

Esta Anjetjeperura vuelve a desaparecer al poco tiempo y se va sustituida por otro nombre, que es idéntico al anterior, pero en masculino: Anj–Jeperu–Ra Mery–Ua–En–Ra Nefer–Nefer–Aton (o Anjjeperura Meryuaenra, el amado de Ajenaton). Que indica esto, o que Ajenaton mantenía una relación homosexual con este sustituto de Nefertiti o que este corregente no fuera más que la propia Nefertiti que, al igual que la reina Hatshepsut, habría “cambiado” de sexo, para poder ejercer como faraón. Si, para algunos se convirtió en reina–faraón sucesora al renombrarse a sí misma Smenkhkare. De ser cierto Nefertiti ocupo una posición similar a las de Hatshepsut, que gobernó Egipto a la manera de rey, portando incluso la falsa barba ceremonial.

Al poco tiempo, hasta la muerte de Ajenaton y poco después, acaban por desaparecer el nombre Neferneferuaton y es sustituido por el de Semenehkara(o Amjjeperura Semenehkare). Las ideas antes plasmadas dan a entender que hubo un último cambio de nombre, o bien de Nefertiti o bien de ese amante masculino del rey.

Como se puede ver, la figura de Nefertiti es muy escurridiza, y tanto cambio de nombre no hacen más que despistar a los expertos. Así, las opiniones están divididas entre los que dicen que Nefertiti murió (o cayó en desgracia, o volvió con el rey Tut Ankh Amon de Amarna a Tebas) en el año 14 o por todo lo contrario fue ascendida al rango de corregente masculino y acabo por suceder a su marido en el trono. (Yo prefiero creer eso, comenta Thomas Dee) La cuestión es determinar si Semenhkare fue hombre o mujer y, hasta que no se sepa con certeza de quien es el cuerpo de la famosa Tumba 55 no se podrá asegurar nada.

Si Semenhkare era una mujer indudablemente era Nefertiti, como datos a favor esta teoría están que Semenhkare heredo todos y cada uno de los títulos de la gran esposa real, que no hay ninguna constancia de un príncipe real con este nombre ni tumba o que Nefertiti no fue la mujer que cayo en desgracia sino que fue Kiya (la segunda esposa de Ajenaton, posible madre de Tut Ankh Amon).

Si Semenhkare era un varón, sería un familiar próximo a Ajenaton (quizás un hijo o hermano). Los datos a favor de esta teoría son: estaba casado con la gran esposa real Meritaton, puede ser suyo el cuerpo de la Tumba 55 (emparentado con Tutankhamon, según los estudios) y que no hay nada que demuestre a ciencia cierta que Nefertiti se escondía bajo ese nombre.

Para concluir Neferneferuaton fue un nombre que uso una gran esposa real y que después una corregente (si no eran la misma persona) de Ajenaton, por lo tanto debería ser incluido en las listas reales con todos los honores y derechos.

En la faceta familiar donde se la retrato, fue con relación al arte, ya que sus hijos fueron retratados en obras esculturales en distintas facetas de su vida, además, los momentos cuando se encontraba con la pareja intima, también formaron parte de grandes obras artísticas, además de otros instantes especiales.

En los relieves se hacían retratar asistiendo a ceremonias religiosas, así como tomados de la mano y en compañía de sus seis hijas. Los artistas los retrataron dándose muestras de afecto, llorando junto al lecho de su hija muerta Meketaton, con las otras niñas en su regazo. Nefertiti aparecía como una madre amantísima. Una familia divina y jubilosa. ¿Expresión de cercanía y cariño?

¿De un nuevo sistema de valores? ¿O quizás se pretendían transmitir la imagen del monarca como dios supremo de la vida en todas sus facetas?

El arte egipcio, durante milenios hierático y monumental, daba paso a la emoción. Se dice que el propio faraón instruyo a los escultores reales para la creación de un estilo nuevo, más libre. De la noche a la mañana el repertorio iconográfico cambio. Y en el centro de esa iconografía, la figura de Nefertiti empezó a brillar con luz propia, representada como paradigma de la elegancia, la belleza y el erotismo.

Cualquier afirmación sobre esta reina es puramente especulativa, lo cual no ha impedido que la perfección, la intemporalidad y el atractivo sugerido por el famoso busto pintado de Nefertiti haya adquirido estatus de leyenda y hayan conformado el canon de belleza que rige en el occidente industrializado. Pero si en Ajetaton de hace más de tres milenio se estaba poniendo en práctica el plan de auto propaganda que insinúan muchos egiptólogos, ¿constituía la imagen pública de Nefertiti, que aparecía en relieves, estelas y altares, en figurillas y estatuas, un coso de manipulación mediática? ¿Tenían los escultores de la corte la misión de cincelar in rostro perfecto para propiciar una imagen renovadora de la realeza y de la nueva teología solar?

Los investigadores identifican dos periodos bien marcados estilísticamente hablando de este periodo, el grotesco con figuras andróginas de caderas ensanchadas del principio y el segundo el de la belleza icónica de Nefertiti, un nuevo estilo de exteriorización publica del nuevo sistema político producto de una nueva motivación ideológica.

Hace unos años Dietrich Wildung, a la sazón director del Museo Egipcios de Berlín, dirigió un estudio del busto de la reina en el hospital universitario de La Charite, en la capital alemana. La pieza se sometió a una tomografía axial computarizada (TAC), una técnica de la imagen con escáner que, milímetros a milímetro, desvelo un hallazgo que dejo sin habla a los investigadores: en el interior del famoso busto había una escultura, el rostro esculpido en piedra caliza de una mujer de edad avanzada, hombro caídos, cuello flaco y profundas arrugas en torno a la boca. El artista del taller del maestro escultor Tutmosis había aplicado sobre ella una capa de yeso tras otra hasta modelar el rostro perfecto que hoy conocemos, apoyándose en un preciso sistema de cuadriculas que aseguraba la repetición exacta de la forma ideal a cualquier escala.

“No cabe duda –afirma Laboury–. El rostro de Nefertiti es la proyección volumétrica de es cuadricula”. En la realidad no existe una persona con una simetría tan absoluta de los dos hemisferios faciales. Tras analizar todas las mediciones y los datos del TAC, el egiptólogo llega a la conclusión: “Simplemente es demasiado perfecta. Es imposible que alguien tenga cada uno de los dos ojos situados a la misma distancia exacta con respecto a la punta de la nariz”.

Esto sugiere, en primer lugar, que la Nefertiti de las estatuas y los bustos era el resultado de una iconización popular que se llevo a cabo mediante piezas de fabricación en cadena, objetos de culto producidos en serie para los templos de Egipto. Y en segundo lugar, que la belleza de la reina, al margen del aspecto que pudiera tener en realidad, pretendía ser una demostración de poder político.

Hay muy poco expertos en el periodo de Amarna capaces de hacer un retrato claro de Nefertiti basándose en evidencias arqueológicas y en el conocimiento de las fuentes. Uno de ellos Friederike Seyfried, directora desde 2009 del Museo Egipcios, y la Colección de Papiros de los Museos Estatales de Berlín. Ella es de las que ven con grandes reservas cada nueva especulación sobre el papel de la reina.

Como la pareja real no tuvo hijos varón, Tutankhamon era hijo de Akhenaton con otra consorte inferior.

Ahora toca hablar del niño rey, el Rey Tut quien se caso con su hermana por parte de padre, la tercera hija de Nefertiti y Akhenaton: Anjesenpaaton. Otros historiadores creen que la reina se separa de Akhenaton en el 1368 a.C., y se muda junto a su yerno e hija a Tebas logrando un indulto a su herejía.

La nueva pareja real debía ser relativamente joven. Algunas teorías sostienen que Nefertiti, que aun vivía, aunque ya privada de su corona, habría influido sobre ellos. Si la teoría fuera cierta, esta influencia, y probablemente su propia vida terminara en el tercer año del reinado de Tut Ankh Amón, en 1331 a.C. Ese año fue en el que el faraón renegó del culto monoteísta de su padre y se manifestara partidario del culto de Amón. A la vez, la familia real dejo la cuidad de Amarna y restituyo la capital en Tebas, actual Luxor.

La Estela de la Restauración se constituye en una prueba de cómo fue que el Rey niño comenzó con la restauración de la adoración al dios Amón, la cual ofrece una descripción extremadamente negativa de las consecuencias que las reformas de Akhenaton habían dejado al país, algo equiparable a un periódico sensacionalista moderno. En esta estela se cuenta como los templos de los dioses se habían convertido en ruinas y como sus cultos habían sido abolidos; como los dioses habían abandonado Egipto, en el sentido de que si se les rezaba, no respondían. Ella queda como constancia de la normalización al extenso panteón de deidades egipcias, se redacto este documento conocido como Estela de Restauración, donde se desglosa el restablecimiento de la anterior religión egipcia y sus templos abandonados.


El Código

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