Читать книгу El Código - Jesús Ariel Aguirre - Страница 8

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La noticia corre rápidamente en cercanías a Tell El Amarna un descubrimiento ha dejado perplejos a los arqueólogos egipcios y a la comunidad internacional.

Desde hace 40 años el profesor en Emérito de Egiptología Barry Kemp de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) dirige el Proyecto Amarna, cuya investigación sistemática en el sitio.

Dirigió las excavaciones e investigaciones en la Misión Británica en Tell Amarna desde 1977.

Amarna es el nombre árabe de una región situada en la ribera oriental del rio Nilo, famosa por ser el territorio donde se edifico la cuidad de Ajetaton a mediados del siglo XIV a.C.

El faraón Akhenaton dio la orden de construir esta ciudad en el quinto año de su reinado, convirtiéndola en la capital del todo Egipto, sirviendo de culto al dios Aton (Representado por el disco solar). La cuidad estaba ubicada justo a la mitad entre Menfis y Tebas, ambas capitales del antiguo imperio en diferentes épocas.

A pesar de que fue destruida por orden de los faraones que lo sucedieron, aun hoy en ruinas, contiene dos palacios reales, el palacio del Sur y el palacio del Norte, y los templos de Aton.

También ha sido posible recolectar información de la cuidad desaparecido ya que nunca se volvió a levantar en este sitio ninguna otra ciudad, en la ciudad fueron descubiertas las cabezas de la estatua de Akhenaton y otra de la reina Nefertiti.

Actualmente se conoce como el yacimiento arqueológico Amarna se preservan allí 3.300 años de historia.

Esta ciudad es conocida como la Pompeya de Egipto, cubierta desde hace 3000 años por la arena, Amarna fue abandonada poco después de la muerte de Akhenaton.

Al nivel del piso, con un pincel van quitando la arena hasta dejar descubierto la piedra de los cimientos de sus edificios, así ha sido posible hacer un plano del Gran Templo de Aton.

Uno de los principales atractivos turísticos de Amarna son 25 tumbas excavadas en la roca, y la propia tumba Real la TA26, que exhiben en su decoración un detallado registro pictórico de la corte de Akhenaton y la vida en la cuidad.

Ajetaton se extendía unos 12 kilómetros a lo largo del Nilo y cinco tierra a dentro. Al norte del centro urbano se erigía el templo más grande, de unos 750 metros de largo por 300 metros de ancho. Ajetaton no estaba amurallada. En el centro se alzaba el Gran Palacio, en cuyas salas de paredes coloridas, patios y caminos empedrados.

Thomas regresa a las excavaciones y mientras investigaba unos cartuchos antiguos, ha encontrado un objeto que probablemente perteneció a la Dinastía XVIII, al mismísimo y misterioso Akhenaton, hijo Amenofis III, y padre del Rey Tut.

El profesor de Arqueología Thomas Dee, estudio Arqueología y Egiptología en la Universidad de Cambridge y se doctoro con una tesis dedicada a los restos arqueológicos de Tell el–Amarna. Posteriormente investigo a la familia real de Akhenaton, como investigador del British Academy en New Gall, Cambridge. Actualmente es profesor de arqueología de Egipto en la Escuela de Arqueología de la Universidad de Oxford. Es autor de numerosos libros y artículos académicos sobre el Antiguo Egipto.

Justo ahí en las excavaciones encuentran un pequeño objeto funerario muy similar a la que se encontrara en el valle de los reyes en Luxor del Rey Tut Ankh Amon, pero este está realizado en piedra fayenza azul muy bella de 18,5 centímetros.

Fascinada por la historia egipcia una periodista Sudafricana Anne Lein, que trabaja para la cadena CNN internacional, quien está acreditada para la inauguración del Gran Museo Egipcio, persigue al profesor por donde que este ande, ella desea ser la primera en escribir sobre la noticia de tal descubrimiento, así que se une al profesor Dee en la busca de respuestas.

El profesor después de analizar minuciosamente el objeto, dice que probablemente el objeto encontrado sea un ushebtis, parte de los que fueron enterrados con Akhenaton primero en Amarna y después llevado a Tebas, hasta el Valle de los Reyes.

Anne interrumpe y pregunta ¿que eran estos Ushebtis?

Thomas le dice que son pequeñas estatuas del faraón, pequeñas figuras de forma momiforme, normalmente hechas en madera o loza, que se depositaban en el sepulcro con la intención de que actuasen como sirvientes del difunto y que, de este modo, el no tuviera que trabajar durante la eternidad. Ushebtis es un término egipcio que significa “los que responden”, y fueron ideados como parte del ajuar funerarios, la idea era remplazar a su propietarios en las tareas de labranza e irrigación que pudieran ser requeridas en lalu, es decir en el reino de Osiris, o como lo conocemos comúnmente: en el “Mas Allá”.

El origen de estas piezas se pierde en el tiempo, pero en Egipto no fue hasta que Champollion consigue descifrar la escritura jeroglífica, que encontramos la primera aproximación al verdadero significado de estos objetos. Podemos considerar que es en ese preciso momento (año 1822), que inicio el largo recorrido del estudio que llevara a recuperar y entender el verdadero significado de las estatuillas.

Thomas le dice a Anne que en un principio se elaboraban para el difunto, con el tiempo al transcurrir de las diferentes dinastías, llegaron a fabricarse grandes cantidades de estas estatuillas, como si fueron en serie, en el caso del faraón Tutankamon quien tenía a su disposición 365 ushebtis, uno para cada día del año, 36 capataces, uno por cada cuadrilla de 10 obreros, y 12 jefes de mes, uno por cada mes del año. Esto hacia un total de 413 ushebtis que servían al rey en el Mas Allá.

Existe una diversidad de materiales con los que se realizaron los ushebtis, entre los cuales se encuentran la madera, la fayenza y otros materiales como la terracota, el barro, la cera, la cerámica, el cobre, el bronce, la pasta vítrea, la piedra en sus diferentes modalidades en uso en Egipto (granito, en sus distintas particularidades, especialmente el rosa, la piedra calcárea, la calcita, la serpentinita, la cuarcita, caliza, incluso el alabastro). La altura de los objetos rondaba entre los 20 y 25 centímetros.

Tenían inscripciones jeroglíficas que hacen referencia al llamado, se encuentra sobre las piernas.

Generalmente se guardaban en cajitas de madera, tenían una particularidad, de tener un elemento vertical que les permitía estar erectos eternamente.

La forma de activar las diferentes figuras funerarias para que realizaran los trabajos que tenían encomendados era a través de la recitación de ciertas formulas mágicas. Llamadas “Formulas shabtis”. Después seguiremos hablando de esto, cuando hablemos del los libros sagrados, te parece, dice Thomas a Lein.

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