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IMPORTANCIA DE LOS ASPECTOS DEL JUEGO

Dentro de lo que es un deporte colectivo como el fútbol sala, es necesario analizar los aspectos del juego que lo condicionan. Gracias a este análisis podremos descubrir los factores que inciden sobre nuestro deporte y conseguir mediante el entrenamiento el dominio de los mismos y la optimización en su práctica. En cada etapa de aprendizaje hay unos factores que es más importante trabajar por la receptividad que los jugadores tienen en esa determinada edad hacia ellos. Contando con esto intentaremos desarrollar los que requieren mayor atención para llegar a dominarlos en el momento óptimo de aprendizaje. Los aspectos de los que hablamos son los que conforman las características del deporte tratado; es decir, los que lo hacen ser como es y no de otra forma.

7.1EL SUJETO, EL MEDIO Y LA INTERACCIÓN MOTRIZ

Estamos de acuerdo con J. Sampedro (1999) cuando nos dice que el ámbito de desarrollo dentro de los deportes de equipo se basa en ciertos parámetros que son comunes a todos estos deportes y que, por tanto, dan también al nuestro su particular “forma de ser”. Estos parámetros son el sujeto, el medio y la interacción motriz.

El sujeto, como practicante individual, es el primer parámetro que condiciona el juego, sobre todo en el inicio de la práctica, cuando el jugador-aprendiz no ve más allá de sí mismo y su relación con el balón. Todos los que hemos trabajado con niños en edades comprendidas dentro de la categoría benjamín habremos podido comprobar lo difícil que resulta hacerles comprender la verdadera filosofía del fútbol sala, que no es otra que asimilar la noción de que practican un juego colectivo y que necesitan colaborar con los compañeros para conseguir un objetivo común. Y esto ocurre no porque seamos peores o mejores entrenadores, sino porque no puede ser de otra forma. En estas primeras edades de práctica el jugador sólo se preocupa de tener él el balón y será difícil interesarle en cualquier otra cosa. Por esto el sujeto es el aspecto más importante a tener presente en los inicios, y como tal debemos aprovecharlo. La edad de las categorías benjamín y alevín es la ideal para aprender el manejo del balón, su conducción y la técnica básica para pasarlo y controlarlo que permitan más adelante practicar otros aspectos del juego de mayor dificultad. Un estudio más profundo se hará cuando analicemos estas categorías en las que es primordial adquirir la técnica básica de dominio del balón.

El medio es el siguiente parámetro a tener en cuenta. Al hablar de medio nos referimos a su conocimiento. Conocer las reglas que rigen el fútbol sala y lo condicionan, los parámetros de que está formado, el balón, las medidas de la cancha. En definitiva todo lo relacionado con lo que no es el juego en sí, pero que influye en gran medida en que sea como es. Conseguir que los jugadores se adapten a este aspecto nos permitirá jugar con el reglamento, con el espacio de juego, con las características del balón, etc. Vemos que conocer el medio es conocer el deporte que se practica. Por esto es el segundo aspecto en importancia en la progresión que sigue un jugador. La etapa ideal para profundizar en su conocimiento vendrá una vez que el dominio de la anterior se haya completado. En líneas generales es la etapa infantil cuando el medio se debe ya manejar con facilidad para poder aplicar en él la técnica adquirida en las etapas anteriores.

A nuestra categoría los jugadores tienen que llegar habiendo ya asimilado el conocimiento del medio donde realizan la práctica y, por supuesto, del sujeto que la ejecuta. Si es así podremos dar prioridad al trabajo de la interacción motriz, que es el tercer y último parámetro a tratar. Por interacción motriz entendemos la relación que en el medio tiene cada sujeto que practica con todos los demás, ya sean compañeros o adversarios. O como nos dice J. Sampedro (1993):

“Hablamos de interacción motriz cuando durante la realización de una tarea motriz el comportamiento motor de un jugador participante influye de manera ‘observable’ en el comportamiento motor de uno o más del resto de los participantes.”.

Es en la categoría anterior a esta que nos ocupa donde la importancia de la interacción motriz va delante ya de los otros dos aspectos, por lo que el jugador juvenil simplemente se especializa más en lo que ya conoce de la etapa precedente. Veamos plasmada de forma gráfica la interrelación que tienen todos estos aspectos a lo largo de los años:


Sujeto

Medio

Interacción motriz

EVOLUCIÓN EN LA PRIORIDAD DEL TRABAJO SOBRE LOS ASPECTOS QUE CONDICIONAN EL APRENDIZAJE

Vemos, por tanto, que es la interacción motriz el aspecto fundamental y último del juego como elemento básico de intervención en la competición y, sobre todo, el parámetro en el que más se puede mejorar el alto nivel competitivo, ya que los otros dos son más fáciles de dominar en menos tiempo. Analizando el cuadro podemos comprobar la gran importancia que tiene en la edad que estamos tratando. Pero hay que tener presente que sólo podrá llevarse a la práctica adecuadamente si en verdad los jugadores llegan con un bagaje suficiente de los dos aspectos anteriores, ya que en el fondo funcionan como un todo, y esto sólo será posible si en las etapas previas se han conseguido asimilar los contenidos de los parámetros sujeto y medio. Veamos con ejemplos la idea de la que hablamos.

En nuestro deporte es imprescindible que el jugador sepa “ayudar” al compañero que tiene el balón; es decir, el jugador debe saber alejarse de su defensor, sólo así podrá recibir el balón en condiciones de jugarlo después. Con el entrenamiento de la interacción motriz trataremos de enseñar al jugador a desmarcarse del contrario dentro del movimiento general de los dos equipos. Pero esto será perder el tiempo si un jugador llega a nuestra categoría sin saber “ganar la espalda” a su defensor, o si no es capaz de moverse a no ser que tenga él el balón, como por desgracia ocurre en muchos casos. Esta parte básica del juego no se aprende con el juego mismo, sino que hay que trabajarla primero de manera individual y después con la colaboración de más compañeros hasta entender su razón de ser. Si nuestro equipo de juveniles no puede asimilar conceptos para los que no está preparado, tendremos que bajar el nivel cualitativo del entrenamiento y adaptarlo a la calidad que nuestros jugadores tengan. Así, en este caso, empezaremos trabajando algo que deberían ya conocer de la categoría anterior, como es el movimiento que hay que hacer antes de tener el balón cuando se tiene intención de recibirlo y el defensa contrario está muy próximo. Este movimiento no es fácil de aprender, por lo que tendremos que enseñarlo de la forma más simple que hay, que es en la situación de uno contra uno. Poco a poco introduciremos el movimiento individual dentro del juego con más compañeros, así el jugador tendrá que ejecutarlo observando antes hacia qué lado será mejor realizar el desmarque; aprenderá el concepto de buscar el espacio libre para recibir en él el balón y lo llevará a la práctica. La progresión continuará hasta conseguir que los jugadores, que no conocían en un principio la manera de recibir el balón ni siquiera con un solo rival, sean capaces de desmarcarse “sobre la marcha”, observando el movimiento de todos los demás jugadores que están en la cancha. Y sólo a partir de ese momento estarán preparados para trabajar en el aprendizaje real de lo que es un sistema de juego ofensivo y de cómo hay que comportarse al desarrollarlo.

7.2¿CÓMO MEJORAR?

Hemos visto que la interacción surge de la relación que tienen entre sí los jugadores que practican al mismo tiempo, y que esta relación se basa en el dominio que tengan dichos jugadores de los aspectos individuales del fútbol sala y en el dominio del espacio y las reglas con las que juegan.

La naturaleza de la relación de la que hablamos dependerá a su vez de si se da entre compañeros o con los contrarios. Teniendo presente que nuestro deporte se basa en el enfrentamiento entre dos equipos, hablaremos de comunicación motriz cuando nos refiramos a la relación entre compañeros del mismo equipo y de contracomunicación motriz en el caso de la relación entre compañeros y adversarios.

Tanto la una como la otra condicionan el juego y son la base de todos los deportes colectivos. Para poder practicar con éxito, un jugador tendrá que manejar igualmente ambas, pues no sólo debe tratar de entenderse con sus compañeros, sino de colaborar con ellos para superar a los contrarios, que a su vez intentarán hacer lo mismo. Por esto, para conseguir que los entrenamientos sirvan de cara a la competición, habrá que tener presente que además de nuestro equipo juega también el contrario. Esto, que así dicho parece una soberana tontería, no lo tenemos en cuenta los entrenadores en muchas ocasiones a la hora de llevar a la práctica nuestras sesiones. De aquí viene la necesidad de realizar en los entrenamientos ejercicios que planteen problemas parecidos a los que los jugadores se podrán encontrar cuando compitan contra otros equipos. Los ejercicios de los que hablamos serán más reales y complicados conforme el nivel en el que compita nuestro equipo sea mayor; de esta manera estaremos adaptando a nuestros jugadores al nivel competitivo en el que practican.

Ahora bien, ¿dónde radica la dificultad para conseguir dominar la interacción motriz en el fútbol sala? Y lo que es más complicado de responder, ¿cómo conseguiremos reducir esta dificultad?

La respuesta a estas dos preguntas es el fin mismo con el que se ha hecho este libro.

En primer lugar, analizando las características del fútbol sala, veremos que los factores que dan a este deporte sus características particulares son el reglamento, que indica qué se puede y qué no se puede hacer para conseguir el objetivo perseguido; el espacio, que conforme a este reglamento se tratará de dominar, y el tiempo de actuación, que el reglamento y el espacio de juego condicionan en gran medida.

Está claro que las reglas del juego limitan las posibilidades, pues el tener que ejecutar las acciones con los pies dificulta en gran medida la práctica. Pero esta dificultad es mayor al desarrollarse la confrontación en un espacio reducido en relación con el número de jugadores de cada equipo. Por tanto, al tener que practicar con los pies en un espacio pequeño, el factor tiempo se ve afectado, porque no se dispone del tiempo que se quiera para actuar al tener siempre a un rival cercano que puede quitar el balón al que lo tiene. Autores como J. Rovira (1982) o J. Sampedro (1997) nos hablan de esta elevada dificultad que acarrea la práctica de nuestro deporte por la precisión y velocidad de ejecución que exige su práctica.

Una vez aclarado dónde está la dificultad para dominar la interacción motriz, veamos cómo podemos conseguir reducir esta dificultad. Está claro que tenemos que intentar aprovechar las reglas de nuestro deporte para actuar con eficacia en el espacio de que disponemos y hacerlo en el momento justo. Para conseguir esta eficacia tenemos a nuestro alcance una serie de medios que nos permitirán manejar el móvil por el que los dos equipos luchan con las partes del cuerpo que nos permite el reglamento (llamamos a esto mejora de la condición técnica), llegar antes que el rival al objetivo deseado en cada momento (llamamos a esto mejora de la condición física), actuar en cada momento del juego de la mejor manera posible (llamamos a esto mejora de la condición táctica), actuar de forma coordinada con los demás compañeros de mi equipo (llamamos a esto mejora de la condición estratégica) y tener una actitud positiva hacia la competición y hacia la relación con los compañeros y los adversarios (llamamos a esto mejora de la condición afectiva).

Mejorar la técnica, la condición física, la táctica, la estrategia y la actitud de los jugadores que conforman nuestro equipo no se puede conseguir en poco tiempo ni con el juego real, como ya hemos dicho. Para hacerlo utilizaremos un método de entrenamiento progresivo con el que trataremos de enseñar al jugador a dominar todos estos ámbitos, cuyo dominio permitirá a nuestros jugadores ser eficaces en la práctica del fútbol sala. En esta etapa nos encontramos ya con practicantes casi desarrollados, que están en la última fase del aprendizaje, por lo que igualmente los ejercicios que tendremos que utilizar serán muy cercanos a la realidad del juego.

Entrenamiento de base en el fútbol sala

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