Читать книгу Agua oxigenada: aplicaciones y éxitos curativos - Jochen Gartz - Страница 15
ОглавлениеComo el isopropanol se evapora en la piel, la concentración final es mucho mayor que con la solución original. De este modo, la solución de isopropanol es ideal para pequeñas lesiones cutáneas, por ejemplo, infecciones de estafilococos y estreptococos, pero también para afecciones fúngicas e infecciones con virus patógenos, como el herpes simple. Lo mismo se aplica a la solución de glicerina, pero, además, esta es más fácil de extender y no es volátil, por lo que su efecto es más prolongado. Y puede limpiarse fácilmente con agua. No obstante, en ambas soluciones hay que prestar atención, como en los preparados acuosos, a su capacidad blanqueadora en los tejidos de color.
La solución de glicerina y su historia ilustran a la perfección la persistencia que tienen en medicina algunas aplicaciones de las que se sabe desde hace mucho tiempo que contienen productos tóxicos. Por ejemplo, en Francia no desapareció hasta hace unos pocos años el cromato de mercurio, que combina en una molécula el nocivo mercurio y el cromato, un veneno para los riñones, como tratamiento para las heridas. ¡Y eso que en 1946 ya se había publicado que la solución de glicerina, en comparación con el cromato y otras sustancias, era mucho más efectiva para curar heridas!
En lugar del solvente de alcohol puro, también es posible añadir un poco de agua, es decir, utilizar una variante diluida. Así, puede emplearse isopropanol al 70 %, que ya tiene un efecto desinfectante, o glicerina acuosa en una concentración del 80-90 %. Estas mezclas con un 4 % o un 8 % de perhidrato de urea son también muy efectivas, si bien es probable que, en este caso, la descomposición en peróxido de hidrógeno y urea se produzca antes, como evidencia, entre otras cosas, el hecho de que el perhidrato se disuelve más rápidamente. Además, la glicerina acuosa es más fluida y, en comparación con la sustancia original, puede utilizarse en otros estados de la piel.
En cualquier caso, estas soluciones abren nuevas posibilidades de aplicación muy efectivas. La matriz de glicerina puede aplicarse directamente en las heridas, combate localmente un gran número de agentes patógenos e inicia procesos de curación rápidos.
Peróxido de benzoílo
Tras la exposición realizada en mi primer libro, me han llegado asimismo muchas preguntas e informes sobre el peróxido de benzoílo orgánico, y me gustaría agregar aquí algunos datos. Este peróxido, en su larga y agitada historia, ha sido clasificado como «medicamento esencial» por la Organización Mundial de la Salud (OMS) e incluido en su «lista de medicamentos imprescindibles»; no obstante, solo para el tratamiento del acné vulgar, aunque existen informes desde hace décadas sobre su aplicación clínica como producto antibacteriano y, en particular, para el tratamiento de heridas.
Como sustancia orgánica, el peróxido de benzoílo es insoluble en agua, y en su forma original se presenta como un polvo incoloro que, sin embargo, no está disponible comercialmente, ya que tiende a arder con deflagración. Pero esta peligrosa cualidad desaparece totalmente cuando se encuentra en forma de preparado acuoso (normalmente hidrogel), y así es como suele distribuirse.
En contraste con el hidrogel del peróxido de hidrógeno, el gel de peróxido de benzoílo se presenta como una suspensión fina. Tras la evaporación, permanece con los gelificantes sobre la piel y tiene un efecto lento y amplio contra diversos agentes patógenos. Normalmente, reacciona con moléculas que contienen azufre. Al mismo tiempo, con la descomposición del peróxido se produce ácido benzoico, que tiene asimismo un efecto antimicrobiano y, en altas concentraciones, un efecto exfoliante en las capas superiores de la piel. En comparación con el peróxido de hidrógeno, la catalasa no actúa sobre él: no se genera oxígeno libre que pueda detectarse en capas profundas de la piel y ayudar en trastornos de circulación. Tampoco se forman depósitos en la piel, ya que se transforma rápidamente en ácido benzoico.
Para tratar el acné vulgar, las farmacéuticas ofrecen preparados del 3 %, el 5 % y el 10 %, con un aumento del efecto antibacteriano y la capacidad de curación de heridas cuando mayor es la concentración. Lamentablemente, la absurda fijación con el tratamiento del acné se refleja en las afirmaciones del prospecto sobre las contraindicaciones de la aplicación en piel dañada y raspada, ¡aunque la sustancia ha destacado durante décadas por su éxito en lesiones grandes y pequeñas! Por ejemplo, en el pasado, la suspensión del 20 % (actualmente no disponible a nivel comercial) ofreció muy buenos resultados con úlceras varicosas.
Además, debe tenerse en cuenta que en los preparados de uso tópico para diversas indicaciones, incluidas las composiciones con peróxido de benzoílo, se utilizan aditivos rechazados desde hace tiempo por las investigaciones. Por ejemplo, a menudo se emplea propilenglicol, un sustituto barato y de baja calidad de la glicerina, de estructura similar, que puede provocar irritaciones y sequedad.
En el caso del peróxido de benzoílo, hay asimismo una interesante combinación con un agente activo de la categoría de los imidazoles, sustancias de efecto antifúngico aplicadas desde hace décadas contra el pie de atleta e infecciones similares, pero capaces también de matar bacterias. Hablamos del miconazol: en una publicación de 1984 se constató que, unido al peróxido de benzoílo en una base dermatológica, se mantiene químicamente estable. Actualmente hay preparados de miconazol al 2 % con peróxido de benzoílo al 5 %, como la crema Acné Plus; por extraño que parezca, esta crema también está autorizada solamente para el acné vulgar, aunque sería muy adecuada para tratar infecciones bacterianas y fúngicas.
Sobre el peróxido de benzoílo hay ya muchos informes de tratamiento, que describiré en detalle en la segunda parte.
Peróxido de magnesio
Muchos de los correos recibidos versaban sobre la aplicación interna de cantidades muy reducidas de agua oxigenada, administradas por vía estomacal. Las preguntas se centraban, sobre todo, en los estabilizadores de los distintos preparados, pero también en los posibles mecanismos de acción.
No hay ninguna duda sobre la eficacia general de la ingesta oral de dosis mínimas de peróxido de hidrógeno, ya que tales aplicaciones se han descrito desde hace décadas; tanto en la literatura científica alternativa de Estados Unidos como en la Unión Soviética, donde se utilizó incluso en el marco del programa espacial. No obstante, surge la pregunta: ¿cómo es el mecanismo de acción?
Actualmente, no tenemos todavía una respuesta definitiva. El agua oxigenada se separa en el estómago en agua y oxígeno activo, pero este último solo aparece en cantidades ínfimas (trazas), que no son en absoluto suficientes para mejorar la absorción de oxígeno del cuerpo. Como mecanismo de acción alternativo, podría suponerse que las trazas de peróxido de hidrógeno o del oxígeno activo derivado, en principio muy reactivo, inducen señales bioquímicas en el estómago que estimulan en cascada el sistema inmune o activan otro mecanismo de la complejísima bioquímica corporal. En el primer libro expliqué que, en época reciente, se han realizado numerosos descubrimientos sobre el efecto bioquímico del peróxido de hidrógeno en el cuerpo; por ello, me parece apropiado investigar el efecto de pequeñas cantidades de agua oxigenada en el estómago.
Lo que hace que la ingesta sea problemática, incluso en estas pequeñas cantidades, es el hecho de que la mayoría de las personas desarrollan a largo plazo una fuerte aversión al sabor. No obstante, aquí hay una alternativa valiosa que se ha utilizado durante décadas en Oriente y Occidente como eficaz medicamento: el peróxido de magnesio. Se trata de la sal del peróxido de hidrógeno que se forma cuando al H2O2 de una suspensión se le añade óxido de magnesio, totalmente inocuo. El peróxido de magnesio es insípido e insoluble en agua, por lo que, al agitarlo, forma una suspensión y no requiere ningún estabilizador adicional. Otra ventaja es que el magnesio es el ion central de muchas enzimas del cuerpo. También tiene una posición central en la clorofila de las plantas y, de este modo, constituye un elemento esencial para toda la vida en la Tierra.
Como el peróxido de hidrógeno es un ácido muy débil, los ácidos más fuertes lo expulsan de sus sales, y eso es precisamente lo que sucede en el estómago: las sales ácidas formadas en él generan de inmediato y en status nascendi, a partir del peróxido de magnesio, el peróxido de hidrógeno y el cloruro de magnesio soluble. Mediante este mecanismo especial, la sustancia podría ser aún más efectiva que el agua oxigenada aplicada de modo normal.
Hoy en día, el peróxido de magnesio como sal pura de grano fino está disponible comercialmente y se distribuye con nombres como Colosan, Ozovit, Oxy-Powder u Homozon. Es un producto del ámbito de los terapeutas y se aplica en altas dosis, de entre dos y seis gramos al día, principalmente para combatir la flatulencia y el estreñimiento. Los preparados de las farmacias son económicos y pueden conseguirse sin receta; utilizando un vaso de medición, es posible ahorrarse el pesaje.
Resulta enigmático, sin embargo, que las cantidades descritas tengan ya un efecto laxante, pues otras sales de magnesio deben tomarse en dosis más altas para cumplir con su propósito. Además, estas no actúan contra la flatulencia y, como sales disueltas, tienen un sabor horrible. De forma similar a otros productos laxantes, en el prospecto de los preparados de peróxido de magnesio, la aplicación en estas dosis se limita a varias semanas.
Los antiguos preparados de la República Federal de Alemania (Novozon o perhidrol de magnesio) o de la República Democrática Alemana (perhidrato de magnesio o peróxido de magnesio), con dosis diarias de 0,5 a 1,0 gramos, contenían una cantidad mucho menor del agente activo y correspondían, aproximadamente, a las cantidades de agua oxigenada utilizadas en las aplicaciones alternativas en Estados Unidos. En estos casos tampoco se indicaba un límite temporal, ya que estas dosis bajas no tenían un efecto laxante.