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Caso práctico 1: manchas en la piel tras un paseo por el bosque

Un hombre de 58 años regresó de un paseo por el bosque en una agradable tarde de septiembre. Había caminado por zonas de sotobosque con hierbas altas. En ningún momento notó picor o dolor repentino. Para su sorpresa, esa misma noche vio en su antebrazo izquierdo algunos síntomas desconocidos en la piel: se habían formado dos áreas de unos cinco centímetros de largo y tres centímetros de ancho, separadas por una línea clara. El área superior estaba enrojecida, la otra parecía un cardenal (hematoma). Por lo demás, ningún síntoma adicional.

La visita al médico en los días siguientes abrió nuevos interrogantes. Este no pudo precisar un diagnóstico claro, y supuso que se trataba solamente de una infección causada por algún insecto, pero valoró el uso de antibióticos.

Tras varios días sin observar cambios en las marcas de la piel (sin molestias adicionales), el hombre aplicó una solución de agua oxigenada al 10 % con un algodón para combatir cualquier patógeno potencial; también por el temor a que la supuesta infección continuara extendiéndose. Enseguida vio que una aplicación por la mañana temprano era la forma ideal. Al secarse, sentía el inevitable cosquilleo, pero este desaparecía hacia el mediodía. No utilizó antibióticos.

Al cabo de una semana, el cardenal adquirió un color amarillento y luego desapareció. El efecto en el área de piel enrojecida fue más lento. Ahí observó cómo el color se aclaraba progresivamente, y a los 14 días dejó de ser visible. Por seguridad, el hombre aplicó el peróxido durante una semana más en toda la zona y unos dos centímetros más allá. En un periodo de observación de cinco años tras el suceso, no se ha producido ningún otro cambio.

Comentario sobre este caso: Desde un punto de vista bioquímico, la desaparición del hematoma es fácil de explicar. La mancha se forma por los productos de degradación de la sangre que contienen hierro; el oxígeno acelera la descomposición y evacúa esos productos. Los cardenales causados por golpes desaparecen también con más rapidez cuando se aplica agua oxigenada, como veremos después en otro caso.

Caso práctico 2: picaduras de garrapatas

Una mujer de 35 años sufría con frecuencia picaduras de garrapatas en su casa junto al bosque, a menudo tras realizar trabajos en el jardín. Varias veces apareció un área roja en torno al punto de la picadura. Afortunadamente, la aplicación temprana de antibióticos había servido para combatir la borreliosis (enfermedad de Lyme).

Entonces, la mujer decidió tratar las picaduras directamente: tras extraer correctamente la garrapata, aplicó en la zona agua oxigenada al 3 % sin diluir, comprada en farmacia, con un algodón. Humedeció un área más amplia alrededor de la picadura y dejó que se secara. Repitió este procedimiento dos veces al día durante una semana.

El picor desapareció de inmediato y no se formaron las áreas rojas que antes eran tan frecuentes. Tras este éxito, sus conocidos empezaron a aplicar ese mismo tratamiento.

Caso práctico 3: picaduras de mosquitos

Un matrimonio de mediana edad con dos hijos de diez y doce años vive en Potsdam junto a uno de los numerosos lagos del río Havel, donde los habitantes sufren con frecuencia el tormento de los mosquitos. La mujer y la niña de doce años son las que más picaduras reciben, y deben soportar durante meses picores persistentes, gruesas ronchas y, en ocasiones, infecciones secundarias con hinchazón. La familia había probado distintos productos antialérgicos y de otros tipos para tratar las picaduras, pero resultaron totalmente ineficaces; algunas veces precisaron antibióticos para combatir las infecciones secundarias.

El uso de agua oxigenada al 3 % sin diluir lo cambió todo: el picor desaparecía repentinamente tras la aplicación, y las hinchazones con infecciones secundarias dejaron de producirse. Es cierto que sufrieron el aspecto negativo del peróxido, su efecto blanqueador en los tejidos, pero el problema se solucionó rápidamente prestando atención a que la solución se secara totalmente tras la aplicación con algodón.

Este éxito espectacular provocó rápidamente que los demás habitantes de la colonia también adoptaran este método sencillo y efectivo en su vida cotidiana.

Caso práctico 4: picaduras de tábanos

La solución de agua oxigenada al 3 % resulta eficaz asimismo para tratar las picaduras de otros insectos, como ilustra el siguiente ejemplo: un hombre de mediana edad tuvo varias experiencias desagradables con tábanos, cuyas picaduras son muy dolorosas y molestas, y a menudo se inflaman a causa de las bacterias. El uso de antibióticos con tratamiento interno es bastante frecuente, pero suelen actuar lentamente.

Durante un paseo por el sotobosque, el hombre notó un intenso dolor en la pierna y, tras salir del bosque, vio cómo el enrojecimiento aumentaba y la zona se hinchaba. Ese mismo día aplicó abundante agua oxigenada de la farmacia y esperó a que se secara. Después continuó aplicando la solución varias veces al día. El picor disminuyó de inmediato, y en un plazo de tres días, con tres aplicaciones diarias, la hinchazón se redujo, el picor desapareció y la infección se curó.

Unos años antes, con una picadura de tábano similar, le tuvieron que administrar penicilina. Los antialérgicos aplicados tópicamente no tuvieron ningún efecto en el picor ni en la hinchazón (aparentemente, estaban incluso contraindicados para la infección). Con ese tratamiento convencional necesitó una semana para notar mejoría.

Caso práctico 5: picaduras de abejas

Un hombre de 70 años recibió una picadura de abeja en su jardín. Notó la picadura como un breve golpe y extrajo rápidamente el aguijón. La zona se hinchó y el dolor continuó. Como había leído mi libro, poco después aplicó abundante agua oxigenada al 3 % varias veces al día. El efecto fue inmediato, y desde entonces el peróxido forma parte de su botiquín.

Agua oxigenada: aplicaciones y éxitos curativos

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