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Caso práctico 1: perhidrato de urea en glicerina

Una mujer de 39 años tenía ampollas en el labio superior de forma recurrente a causa del herpes simple, y a lo largo de los años había probado varios remedios caseros, además de cremas de acción virostática de la farmacia, con éxito moderado.

No obtuvo una mejoría importante hasta que empezó a utilizar perhidrato de urea en glicerina sin agua (solución del 4 %). Esta solución causó inmediatamente un efecto agradable desde las primeras aplicaciones gracias a la glicerina. Además, se mantenía más tiempo en el labio y su efecto era más prolongado, ya que no se evaporaba. Al segundo día, el picor y la tirantez se redujeron y las ampollas disminuyeron rápidamente de tamaño; después de cinco días, la hinchazón del labio había desaparecido. La mujer continuó con la aplicación durante tres días más.

Comentario sobre este caso: Parece claro que la glicerina sin agua contribuyó al proceso de curación al extraer por ósmosis el agua de las ampollas.

Caso práctico 2: solución de agua oxigenada

Una mujer de 34 años llevaba varios años con infecciones frecuentes en el labio superior. Las infecciones de herpes aparecían normalmente tras situaciones de estrés y malestar o por incidencia de luz solar demasia­do intensa, siempre en la misma zona. Los productos virostáticos, aplicados pronto, mitigaban un poco los síntomas, pero no siempre surtían efecto.

Finalmente, decidió utilizar la sencilla solución de agua oxigenada al 3 %: la aplicaba con bastoncillos de algodón y, cuando se evaporaba, repetía el proceso. Tras cada aplicación notaba un ligero cosquilleo, pero no interrumpió el tratamiento. Aplicando el H2O2 con suficiente prontitud, podía incluso impedir el desarrollo de las ampollas, que se mantenían pequeñas o no llegaban a aparecer; después de varios días, los síntomas desaparecieron.

Además, por la noche aplicaba una crema hidratante con un 5 % de urea que le producía un efecto calmante.

Caso práctico 3: perhidrato de urea en isopropanol

Un hombre de 41 años padeció también durante años un problema de herpes simple en el labio superior que aparecía regularmente ante síntomas de estrés. Los virostáticos convencionales apenas tenían efecto, pero algo más que la pasta de dientes común.

Entonces probó el perhidrato de urea en isopropanol sin agua (solución del 4 %) y obtuvo unos resultados espectaculares. Al aparecer los primeros síntomas locales, aplicó una capa fina de solución con un bastoncillo de algodón y repitió la aplicación dos veces más el mismo día, cuando la solución se había evaporado. Cada vez notó un cosquilleo desagradable al aplicarla, seguramente causado por el solvente y por el rápido efecto del peróxido, pero se pasaba rápidamente y no le obligó a interrumpir el tratamiento.

De este modo, logró impedir en su mayor parte el desarrollo de las ampo­llas, y los síntomas desaparecieron completamente en unos pocos días.

Caso práctico 4: peróxido de benzoílo

Aquí se informa por primera vez de un caso en el que un preparado comercial con peróxido de benzoílo al 10 % actuó eficazmente contra el herpes simple en el labio. En el prospecto del preparado se advertía que no debía entrar en contacto con las mucosas, por lo que el hombre, de media­na edad, utilizó un bastoncillo para aplicarlo puntualmente en la pequeña área afectada. Dejó que se secara y, al cabo de un rato, la lavó con agua. Al aplicarlo con los primeros síntomas, evitaba que las ampollas crecieran y lograba que se secaran pronto. Este tratamiento también resultó mucho más efectivo que el uso de preparados convencionales, como los virostáticos.

Estos ejemplos demuestran que los peróxidos, en distintos preparados, pueden combatir eficazmente el herpes labial. Por otra parte, en 1890 ya se informó de que el tratamiento con peróxidos también resultaba eficaz contra el herpes zóster y la varicela. La varicela, que afecta principalmente a los niños, es una manifestación del virus de la varicela-zóster (VVZ). Puede activarse nuevamente más adelante y dar lugar a la llamada cule­brilla o fuego de San Antonio (herpes zóster), que se manifiesta como una erupción cutánea más extensa y acompañada de fuerte picazón. Puede perdurar mucho tiempo en forma de intensos dolores (neuralgia). En el siguiente caso práctico se presenta un tratamiento actual del herpes zóster.

Caso práctico 5: agua oxigenada en herpes zóster

Un hombre de 51 años había tenido varicela en su infancia. Un día sintió que una parte de la cadera le picaba mucho y vio que un área de la piel, sin límites definidos, empezaba a adquirir un tono rojizo claro. El diag­nóstico del médico apuntó rápidamente al herpes zóster.

A continuación, comenzó a aplicar en la zona afectada, dos veces al día, un algodón impregnado de una solución comercial de agua oxigenada al 10 %. El breve cosquilleo podía diferenciarse claramente del picor del herpes zóster, que al tercer día había desaparecido casi por completo. En total, trató la zona durante una semana y no volvió a notar los síntomas. La neuralgia tampoco volvió a aparecer.

Todas las experiencias descritas indican que los peróxidos tienen un gran futuro en el tratamiento de muchas infecciones víricas locales… si llegan a aplicarse.

Agua oxigenada: aplicaciones y éxitos curativos

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