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Isaac: el hijo prometido (Génesis 24 a 28)
ОглавлениеAbraham iba a ser el padre de una gran nación, pero su esposa, Sara, era estéril, un tema que se presenta a lo largo de todo el Antiguo Testamento y también en el Nuevo, en el caso de Elizabet, la madre de Juan el Bautista. (En la narración bíblica, la gracia de Dios es mayor que la esterilidad de Sara y de otros, y la supera para seguir adelante con el plan de salvación.) Abraham y Sara eran de edad avanzada, pero Dios les proveyó un hijo, Isaac, tal como había prometido.
Cuando Isaac era un muchacho jovencito, Dios ordenó a Abraham que lo llevara al Monte Moria (que según algunos investigadores sería el sitio donde luego Salomón construyó el templo de Jerusalén) y lo ofreciera como ofrenda quemada u holocausto. Abraham obedeció, pero a último momento Dios proveyó un carnero para ser sacrificado. Algunos se han preguntado por qué Dios puso en esa prueba a Abraham, si ya se había propuesto proveer el cordero a último momento. El escritor judío Elie Wiesel, en su libro Messengers of God (Mensajeros de Dios), dice que Dios sabía acerca del cordero —como lo sabemos nosotros al leer la historia— en tanto Abraham no lo sabía. En esto consistía la prueba final de Abraham. Así mostró ser fiel y obediente, alguien con quien Dios podía contar para llevar a cabo su plan de salvación. En sus cartas a los gálatas y a los romanos, Pablo presenta a Abraham como alguien que, por fe, obedeció a Dios y fue “justificado” (puesto en paz con Dios).