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La monarquía (Rut, 1 Samuel y 1 Crónicas)
ОглавлениеDurante el período de los jueces, la principal amenaza a Israel fueron los filisteos. Estos eran ambiciosos y belicosos, y empezaron a moverse hacia el interior desde la costa del Mediterráneo, donde habían desembarcado provenientes de la isla de Creta, en el 1100 a.C. A raíz de la amenaza que significaban los filisteos, los israelitas pidieron un “rey que nos gobierne … como las otras naciones” (1 S. 8.19 y 20). El primer rey de Israel fue Saúl (alrededor de 1020 a 1000 a.C.). Fue ungido por Samuel, la figura más grande que encontramos en el Antiguo Testamento entre Moisés y la monarquía. Saúl era un gran guerrero, pero era una persona inestable y fue una desilusión como el “ungido” de Dios.
• El rey David: el héroe más grande de Israel (2 Samuel, 1 Reyes y 1 Crónicas). Dios le dijo a Samuel que ungiera a David como sucesor de Saúl (1 S. 16). David era el hijo menor de Isaí, un agricultor de Judá. Nació en Belén en el año 1030 a.C. David gobernó Judá y luego todo el territorio de Israel durante cuarenta años: desde la edad de 30 años hasta los 70 (entre el 1000 y el 961 a.C.). Fue un líder carismático; un gran jefe militar que doblegó el poder de los filisteos y extendió y dio seguridad a las fronteras de Israel; fue un genio político que unificó las tribus del norte y del sur al ubicar la capital en la ciudad neutral de Jerusalén (la ciudad de David); una figura religiosa que trajo el arca del pacto a Jerusalén, escribió salmos de adoración a Dios y oró pidiendo perdón y regeneración después de haber cometido adulterio con Betsabé (Sal. 51).
El plan de Dios para nuestra salvación se vuelve más específico en la narración davídica. Por medio del profeta Natán, Dios promete a David que de su “casa” (sus descendientes) vendrá aquel cuyo “reinado no tendrá fin” (2 S. 7.12–16). Mateo y Lucas actualizan esta promesa cuando ponen de manifiesto en la genealogía de Jesús que José, el padre legal de Jesús, era descendiente de David (ver Mt. 1.6 y Lc. 3.31). Lucas, en el relato del nacimiento de Jesús, informa que Gabriel le dijo a María, refiriéndose a Jesús: “Él será un gran hombre … Dios el Señor le dará el trono de su padre David, y reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre. Su reinado no tendrá fin” (Lc. 1.23–33).
• Salomón: el gran monarca (1 Reyes y 2 Crónicas)
Salomón fue el segundo hijo que David tuvo con Betsabé. Salomón tuvo muchas esposas, incluyendo mujeres extranjeras con quienes contrajo matrimonio para establecer alianzas políticas. Para algunas de ellas hizo levantar altares e ídolos a sus dioses paganos. También impuso impuestos al pueblo y lo forzó a trabajar para su administración y en sus proyectos de construcción, incluyendo el templo en Jerusalén (Templo de Salomón), que fue su legado más famoso, ubicado en el sitio donde actualmente se encuentra el Domo sobre la Roca, en Jerusalén. Salomón recibió sabiduría como don (1 R. 3.5–12), como se observa en el relato sobre las dos mujeres y el bebé (1 R. 3.16–28), pero “hizo lo que ofende al Señor y no permaneció fiel a él como su padre David” (1 R. 11.6). Salomón murió en el 922 a.C. Roboam, su hijo, no pudo mantener la unidad de las doce tribus y en consecuencia Israel se dividió en dos reinos. Las diez tribus del Norte se constituyeron en la nación de Israel, con su capital en Samaria; las dos tribus del Sur, Judá y Benjamín, formaron la nación de Judá, con capital en Jerusalén.